Haití, de «Apocalypse now» a «Bienvenido Mr. Marshall»

Haití, de «Apocalypse now» a «Bienvenido Mr. Marshall»

« Llegaron los marines y se acabó el caos », « Estados Unidos ocupa Haití para restaurar la democracia » y « Los soldados norteamericanos ya tomaron posesión de aquel territorio, campo de anarquía ». Tres artículos de ABC que podrían pasar por actuales, dado el caos ... en Haití tras el devastador terremoto, pero que son de épocas muy diferentes: 1915, 1994 y 2010. Y es que la desesperación actual del país más pobre de América, con 75.000 muertos hasta el momento y la capital arrasada, es una situación que se ha repetido en no pocas ocasiones durante el siglo XX , y que ha acabado, en muchas de ellas, con el mismo resultado: la intervención de Estados Unidos.

La primera ntervención del «Tío Sam» en territorio haitiano se remonta casi un siglo en el tiempo, cuando el presidente Woodrow Wilson envió a sus tropas desde la bahía de Puerto Príncipe para controlar un país «dominado por la violencia y el gobierno de las masas en busca de venganza».

Ocurrió durante el verano de 1915, cuando el presidente haitiano Vilbrun Guillaume , el séptimo en siete años, ordenó matar a 167 prisioneros políticos, hijos de las familias más influyentes del país. La situación se volvió insostenible y las masas, exaltadas por la matanza, sacaron al presidente de la embajada francesa a golpes y hasta le amputaron algún miembro según sus creencias vudú.

Estados Unidos, movido por la anárquica situación y sus intereses económicos en la isla, recurrió a la fuerza militar. Wilson envió a 300 soldados, que fueron suficientes para hacerse con el control del país sin oposición el 28 de julio de 1915… la misma oposición que tuvo el presidente Clinton en 1994 , sólo que aquella primera vez, se quedaron 19 años.

La intervención de Estados Unidos en septiembre de 1994 respondía, a grandes rasgos, a la misma situación de caos y violencia. Unas intervenciones que, a principios de siglo, y en base a la Doctrina Monroe, repetía por doquier a lo largo del continente americano. En los 72 años anteriores al desembarco ordenado por Clinton en Puerto Príncipe, Haití había sufrido 102 guerras civiles, revoluciones, insurrecciones, revueltas o golpes de Estado.

La historia se repetía : «Tropas de Estados Unidos y de la fuerza multinacional –podía leerse en la portada de ABC del 20 de septiembre de 1994– empezaron ayer a ocupar Haití para facilitar la transición a la democracia, tras aceptar los golpistas ceder el poder ante la amenaza de una intervención militar».

Raúl Cedrás , comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, era el responsable de los golpistas, que se habían hecho con el poder a golpe de fusil tres años antes, en 1991. Hombre de confianza del no menos violento y sanguinario presidente democrático derrocado, Jean-Bertrand Aristide , Cedrás amenazó a Estados Unidos antes de la «ocupación pacífica» que si él era expulsado, «Haití saltaría inmediatamente por los aires».

Pero Clinton fue claro: «El tiempo se ha acabado. Váyanse o los expulsaremos por la fuerza». Más de 15.000 soldados estadounidenses y otros 2.000 de la fuerza multinacional , carros de combate, dos destructores, un crucero de misiles guiados, dos patrulleras, cuatro fragatas, dos remolcadores y varios aviones de combate EC-130 fueron suficientes para que Cedrás y los suyos entraran en razón y el presidente Aristide volviera a su cargo. Aquel despliegue, más propio de «Apocalypse now», se quedó en una pacífica «Bienvendo Mr. Marshall», tal y como describía ABC en 1994, y tal y como ocurre hoy con la deseada llegada de la armada estadounidense.

Esta vez, sin embargo, la catástrofe ha sido natural y no política, pero igualmente ha sido necesaria la intervención de los marines para que se acabara el caos que había invadido Puerto Príncipe desde que el terremoto de 7, 3 grados en la escala de Richter arrasara con todo: cadáveres llenando las calles, el edificio del Gobierno derruido , la ayuda internacional que no llegaba a la gente y con policías y bandas enfrentando a tiros.

No fueron 15.000, como 1994. Un centenar de marines bastron para que todo el operativo de ayuda humanitaria se pudiera en marcha. « La ayuda de EE.UU. en esta tragedia es vital », ha dicho hoy la portavoz de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, Elizabeth Byrs.

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