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El remedio de Mao Zedong para salvar a sus soldados de la malaria

La artemisinina fue el medicamento descubierto por el dirigente chinocomo parte de su ayuda al régimen de Vietnam del Norte en su guerra contra Vietnam del Sur y su aliado norteamericano

El remedio de Mao Zedong para salvar a sus soldados de la malaria abc

josé manuel lópez Tricas

El medicamento artemisinina, descubierto en la República Popular China, se considera el mayor avance en la lucha contra la malaria, el azote de los trópicos, desde el descubrimiento de la quinina (obtenida de la corteza de un árbol sudamericano) hace varios siglos. El medicamento fue descubierto gracias al dirigente comunista chino Mao Zedong (Mao Tse-Tung), como parte de su ayuda al régimen de Vietnam del Norte en su guerra contra Vietnam del Sur y su aliado norteamericano. La guerra se desarrollaba en junglas infestadas de mosquitos transmisores del parásito causante de la malaria. [Los vectores del parásito son las hembras del mosquito anófeles].

Terminada la Guerra de Vietnam, el medicamento languideció durante treinta años como consecuencia no solo del resultado de la guerra y del aislamiento del régimen comunista chino, sino también del desinterés de las Agencias Internacionales de Salud y de los laboratorios farmacéuticos occidentales.

Ho Chi Minh urgió la protección antimalaria

En el año 1960, Mao Zedong respondió a la solicitud de ayuda del líder comunista de Vietnam del Norte, Ho Chi Minh, quien buscaba proteger a su ejército de la infección por malaria, debido a que el parásito se había hecho resistente a los medicamentos habituales. Mao trató de responder con inmediatez a la solicitud de ayuda. Pero no fue fácil. La Revolución Cultural se hallaba fuera de control: los intelectuales, incluidos los científicos, eran humillados públicamente, forzados a trabajar en labores agrícolas; e incluso inducidos al suicidio. Sin embargo, dado que la orden provenía del «Gran Timonel» (Mao Zedong) el proyecto se llevó a cabo. Durante los siguientes 14 años, más de 500 científicos procedentes de 60 institutos civiles y militares acudieron en tropel a la llamada del líder comunista.

La malaria no distinguió entre vietnamitas o nortearmericanos

El problema de la malaria afectaba también a los soldados de Vietnam del Sur y sus aliados norteamericanos. El Walter Reed Army Institute of Research también se implicó en la búsqueda de nuevos medicamentos contra la malaria (paludismo). Sus trabajos condujeron a la síntesis de mefloquina, más conocido por su nombre registrado, Lariam®.

Mefloquina es un potente medicamento antipalúdico, pero no está exento de graves inconvenientes, incluyendo pesadillas y cuadros paranoia. En el año 2003, docenas de soldados norteamericanos contrajeron malaria durante su intervención en la Guerra de Liberia, pero rehusaron ser tratados con mefloquina debido a experiencias previas en las que varios soldados que regresaron de Afganistán en el año 2002, y que habían tomado el fármaco, asesinaron a sus esposas, circunstancia que se vinculó con alteraciones mentales desencadenadas por la toma del medicamento antipalúdico.

China comenzó oficialmente su programa de investigación tras una reunión el 23 de mayo de 1967, denominándose Proyecto 523 (por la fecha, mes 5, día 23).

Los científicos involucrados en el Proyecto 523 siguieron dos vías de investigación: un grupo estudió alrededor de 40.000 sustancias químicas con potencial utilidad; otro grupo indagó en la medicina tradicional consultando entre los sanadores rurales acerca de los remedios que usaban para tratar la fiebre.

Una planta herbácea, qinghao aparecía mencionada en las esculturas funerarias del año 168 a.C. (según la datación occidental), con referencias en los manuscritos médicos de los siglos posteriores, entre ellos el «Libro de las Fiebres Estacionales» del año 1786 (según el Calendario Justiniano). Qinghao es botánicamente Artemisia annua (ajenjo), una hierba de hojas puntiagudas y flores amarillas.

Ya en la década de 1950 los brotes epidémicos de malaria eran tratados en las regiones de China afectadas por las «fiebres estacionales», como se le denominaban, mediante un té elaborado con qinghao. Durante la investigación se consideraron también otros nueve remedios tradicionales con algún grado de eficacia antipalúdica, incluido el pimiento.

Pese al atraso tecnológico chino, en el año 1970, se descubrió el principio activo, al que se denominó al principio qinghaosu, y ahora artemisinina. Los primeros ensayos fueron llevados a cabo en unos dos mil infectados de malaria, con espectaculares resultados: la artemisinina mataba a los parásitos con una sorprendente rapidez.

Los mal tratados científicos

Sin embargo, artemisinina se elimina del organismo muy rápidamente por lo cual no permanecía en el organismo el tiempo suficiente para eliminar toda la carga parasitaria. Actualmente se usa una combinación con mefloquina, de acción más sostenida en el tiempo. Pero para que esta asociación fuese factible hicieron falta acuerdos políticos. Uno de los resultados de la visita del presidente norteamericano Richard Nixon a Pekín (Beijing, en la actual transcripción fonética) fue la posibilidad de unir ambos principios activos (artemisinina y mefloquina) para combatir más eficazmente la malaria.

Zhang Jianfang, uno de los participantes en el Proyecto 523, dio cuenta de algunos detalles no muy aleccionadores, acerca de mezquinas disputas entre investigadores y luchas callejeras durante la Revolución Cultural que impelían a los científicos a trabajar en sótanos, alimentándose de arroz negro y vegetales durante sus viajes a remotas poblaciones rurales de la montañosa china tropical, mientras otros colegas se veían obligados a viajar a Hanoi (entonces capital de Vietnam del Norte, hoy día capital del Vietnam reunificado), integrados en patrullas del Vietcong (el ejército de Vietnam del Norte).

Ho Chi Minh (el líder de Vietnam del Norte cuya petición de ayuda había desencadenado todo) había fallecido en el año 1969 en su casa de Hanoi; y Mao Zedong murió en 1976. El Proyecto 523 continuó hasta el año 1981, cuando literalmente entró en desbandada.

En el año 1979, Keith Arnold, un investigador sobre la malaria afincado en Hong Kong (entonces colonia británica) que colaboró en el desarrollo de la mefloquina se las agenció para estudiar el fármaco en el interior de la República Popular China. Se reunió con Li Guoquiao, quien estaba llevando a cabo estudios sobre distintas variantes de la artemisinina.

Las noticias de que un químico yugoslavo estaba experimentando con el ajenjo chino motivó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a interesarse por diversas publicaciones médica chinas en el año 1977. Durante la década de 1980, Keith Arnold halló que Artemisia annua crecía en las orillas del río Potomac (que atraviesa el área metropolitana de Washington DF), logrando preparar artemisinina a partir de extractos de la planta. Sin embargo, el interés por el fármaco languideció. La OMS no respaldó las investigaciones sobre el principio activo hasta el año 2000; y la artemisinina solo llegó a estar ampliamente disponible a partir del año 2006. ¿Qué razones explican este retraso? La órbita del poder en China estaba bastante desorganizada. Diversos laboratorios, dentro y fuera de China, trabajaban sobre derivados de la artemisinina. Pero el régimen comunista no aceptaba la política internacional de patentes, de tal suerte que las multinacionales farmacéuticas occidentales no conseguirían el monopolio del principio activo, y sus regalías asociadas. Además, la malaria era (y continúa siendo) una enfermedad de pobres; y en aquellos años no existían las importantes donaciones provenientes de Fundaciones, de la que Bill & Melinda Gates Foundation es paradigmática.

La malaria era y sigue siendo una enfermedad de pobres

Las agencias Internacionales de ayuda no podían adquirir medicamentos que no hubiesen sido aprobados por la OMS. Durante años, Keith Arnold trató de conseguir permisos para que los científicos chinos llevasen a cabo ensayos clínicos con artemisinina en Tailandia y Vietnam, pero la Organización Mundial de la Salud mantuvo una actitud esquiva. Como Agencia perteneciente a las Naciones Unidas, su capacidad de decisión se halla muy limitada. Y hay que recordar que durante la década de 1990, Naciones Unidas estuvo inmersa, como nunca antes, en luchas internas que minaron su probidad y ética. Y mientras tanto, alrededor de un millón de niños morían cada año de malaria, solo en África. Un verdadero genocidio al que Occidente asistió con indiferencia.

La multinacional farmacéutica helvética Novartis adquirió una patente china sobre una mezcla de artemeter, un derivado de la artemisinina, y lumefantrina, otro fármaco desarrollado en China, patentando la asociación en los países occidentales. Dicha asociación se comercializa bajo dos nombres registrados: Riamet® (vendido a precio elevado a turistas y militares); y desde el año 2001, Coartem® vendido a precio de coste de fabricación a la Organización Mundial de la Salud, quien lo distribuye a los países pobres. El dinero para la adquisición de Coartem® por la Organización Mundial de la Salud procede de la Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria, creada en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush. En la actualidad, 150 millones de dosis son vendidas anualmente a los países pobres.

La rivalidad por los réditos del hallazgo

En el año 2009 algunos investigadores supervivientes del Proyecto 523 junto a otros extranjeros comenzaron a disputarse réditos intelectuales del importante descubrimiento. Así, Zhou Yiquing logró de la Oficina de Patentes Europea el reconocimiento «Inventors of the Year» por el Coartem®.

En septiembre de 2011, Tu Youyou, antiguo responsable del Instituto Chino de Materia Médica, recibió el Lasker Award y los emolumentos asociados (250.000 dólares). Los galardones de la Fundación Lasker suelen en muchas ocasiones anteceder a la concesión del Premio Nobel. Son denominados por ello, los «Nobel Norteamericanos».

La personalización de este importante galardón no ha sentado bien a multitud de científicos, quienes arguyen que tras el hallazgo de la artemisinina hay un sinnúmero de profesionales que también deben ser reconocidos.

La concesión del Premio Nobel es improbable por varias razones: los estatutos prohíben conceder un Premio a más de tres personas a la vez, y nunca a título póstumo. Y además, hay quien lo vería como la aprobación o el respaldo internacional a un régimen tiránico.**Sobre el autor: el doctor José Manuel López Tricas está especializado en Farmacia Hospitalaria. Más información en www.info-farmacia.com.

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