FEDERICOS
Enanos, boy scouts, falleras, las morenas que usan tanga, la mujer gallega, impotentes, enfermos en coma, dependientes de la FNAC, la buena gente del campo, transexuales, perros salchicha, las que se excitan por un desodorante, las que no... todos claman contra algún anuncio o programa y todos son escuchados. Alguno incluso consigue la retirada de campañas enteras. Ha llegado el momento de los Federicos. Hay motivos.
Nosotros nos quejamos de la proliferación antiestadística de Federicos en las series españolas. Si su papel no es ridículo, los liquidan de alguna forma espantosa. Está a punto de caer asesinado Fernando Guillén en «Motivos personales». En «Cuéntame cómo pasó» nos mataron a Luis Cuenca y Carlos Larrañaga era calificado en el primer capítulo de «Mis adorables vecinos» como engreído y prepotente. En «7 vidas» no bastó su muerte; llegaron a limpiarse el culo con su esquela, en lo que sin duda era la sucia venganza de algún guionista resentido por una mala crítica. En «Los ricos también lloran», en cualquier telenovela, incluso en «A dos metros bajo tierra» hay un Federico. Juan Luis Galiardo en «Anillos de oro», Mariano Alameda en «Paco y Veva», Pablo Rivero en «Ciudad sur», Ricardo Darín lo fue en «Vos y yo, toda la vida»... No hay tantos Federicos ahí fuera. Ya sólo falta uno en «Expediente X» (o «Expediente F»).
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