Otra cumbre peligrosa e inútil

BASTABA leer el borrador destinado a convertirse en el acuerdo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para darse cuenta de que jamás llegaría a ser una realidad. Debía haberse puesto en marcha este año, con la apertura gradual de las barreras aduaneras entre todos los países americanos, excepto Cuba. Pero, once años después de su lanzamiento, el proyecto está paralizado porque el presidente Bush no está en condiciones de suprimir los cuantiosos subsidios a su agricultura, lo que indigna a los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y a Venezuela. Ese inalcanzable acuerdo tuvo ayer un nuevo tropiezo en la IV Cumbre de las Américas, que durante dos días reunió en Mar del Plata a 32 jefes de Estado y dos vicepresidentes.

El proyecto de Acuerdo ALCA destina un capítulo a explicar que por «Acuerdo Antidumping» hay que entender el relativo a la aplicación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994; que «Acuerdo de la OMC» significa el Acuerdo de Marrakech, por el que se establece la Organización Mundial del Comercio; que «Parte interesada» incluye a los exportadores, productores extranjeros o importadores de un producto, o las asociaciones mercantiles, gremiales o empresariales en las que los miembros sean productores, exportadores o importadores de ese producto, el Gobierno de la parte exportadora, y los productores del producto similar en la parte importadora o las asociaciones mercantiles, gremiales o empresariales en las que la mayoría de las partes sean productoras del producto similar en el territorio de la parte importadora... Y así hasta el aburrimiento. Se comprende que si los expertos no habían llegado ni siquiera al acuerdo de definir los términos que emplearían en el acuerdo, los jefes de Estado y de Gobierno, que habían de financiarlo, no podían hacer nada en una Cumbre salvo provocar la ira de los habituales manifestantes, manipulados en estos cada vez más peligrosos e inútiles acontecimientos.