La cocina de Barra Caja es de producto y muy condicionada por el mercado. El objetivo de Liñán y Moliner es potenciar el sabor de un buen ingrediente sin apenas adornarlo, empleando su propio jugo para intensificarlo, como ocurre con el carpaccio de cigalas, que se acompaña de una salsa elaborada con sus cabezas. La carta de este negocio ofrece un formato inusual en Sevilla, ya que huye de la típica clasificación de entrantes y principales para proponer las recetas por apartados que emulan los puestos de un mercado. Así, se pueden encontrar ostrería, frutería y verdulería, pescadería y carnicería. Es una carta breve, con no más de 20 propuestas, que pretenden completarse con un amplio fuera de carta conforme vaya pasando el tiempo.
Las ostras ocupan un papel destacado, y las ofrecen a la brasa, al natural o con vinagre de estragón. Otros de los platos que destacan son alcachofas escabechadas, carpaccio de cigalas o calamares encebollados en su tinta .
Otros de sus platos son el lenguado cítrico, steak tartar de vaca retinta o presa ibérica marinada en manteca de cerdo . Para maridar, proponen una carta de vinos integrada por unas 20 referencias, el 80% de ellas de origen andaluz. También hay coctelería, en la que sobresale la presencia de los vinos generosos como ingrediente mixológico.
En cuanto a los postres, se elaboran en el propio restaurante y entre ellos destacan el de pan con chocolate y aceite de oliva virgen extra o su torrija caramelizada con sorbete de naranja.
Barra Baja tiene capacidad para ocho personas y está pensada para ir en pareja o como mucho tres, ya que los platos suelen ser para compartir. Además de la citada barra baja, el establecimiento cuenta con un salón para unas 24 personas. El estilo de la decoración es sobrio y elegante, con predominio de tonos blancos y negros y líneas puras y sencillas en el mobiliario.
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