Barra Baja: «Quien no arriesga no gana»
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Iniciar sesión“Propuestas originales, arriesgadas en alguna ocasión, pero con finales felices, cuando no extraordinarios”
Hasta cuatro veces hemos venido a lo largo de los últimos meses hasta cogerle el aire a este original restaurante. Aunque utilice el sustantivo “barra” en su nombre, en realidad no es una barra al uso para picar algo sino un restaurante para sentarse y ... adivinar la propuesta culinaria de sus chefs. A ello ayudará el concepto de cocina a la vista que tienen si reservan en la barra.
El local es luminoso y atractivo y en cuanto al servicio hemos tenido un poco de todo, pero en general atento y eficiente. En ninguna de las visitas nos ha atendido el mismo camarero, no siendo un sitio de muchas mesas.
El esquema de su carta es muy atractivo. Apenas cuatro platos en cada una de las tradicionales categorías: entrantes (que rebautizan como Frutería y Verdulería), pescadería y carnicería. Pero esa docena de platos que están muy bien pensados -y compensados- se completa con una propuesta diaria amplia de “fueras de carta”, platos de cocina de mercado entre los que se pueden encontrar auténticas sorpresas.
De lo más destacable que hemos tomado de la Carta están sus logrados cogollosbraseados con queso de cabra payoya; el bogavante y su ensaladilla, un plato en dos en los que se sirve por un lado medio bogavante a la brasa sobre un lecho de hojas de espinaca y por otro la ensaladilla hecha a partir de la otra mitad. La idea es quizás mejor que el resultado. En ese apartado de entrantes probamos unos huevos fritos -bien, bien fritos- con corazón de atún muy troceadito: estupenda combinación pero nos llega excesivamente salada. De la carta también hemos tomado sus excelentes albóndigas de choco, con auténticos “tropezones” en cada bocado y un sutil guiño al choco frito. Y, lo mejor para el final, un bacalao confitado redondo, en el que a un buen bacalao le añaden un crujiente de coliflor y un puré rematado con cebolla confitada. El resultado es que dos sabores como la coliflor y el bacalao se integran a la perfección.
De carne hemos probamos una presa ibérica marinada a la que le dan un punto perfecto y la acompañan de una forma original, pero deliciosa, de trozos de piña.
En el apartado de fuera de carta, hemos tomado tanto castañuelas como navajas a la brasa, producto fresquísimo en ambas ocasiones y tocado en su punto justo.
Entre los dulces el que más recordamos es un suflé de avellana, similar a un coulant pero aún más rico, que ya no está en la carta.
Como habrán leído se trata de propuestas originales, arriesgadas en alguna ocasión, pero con finales felices, cuando no notables. Una cocina divertida si apuestas por las combinaciones, o más seria, si te decantas por ese cuidado producto fuera de carta y a la que acudir con ganas de disfrutar, y que en ningún caso dejará indiferente.
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Comida
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