La dura confesión de Sandra Barneda tras su ruptura con Nagore Robles
La presentadora ha reflexionado sobre los duros momentos que se viven después de una separación
Sandra Barneda y Nagore Robles envían un comunicado para anunciar el fin de su relación
Aarón Espí
Sandra Barneda vive uno de sus mejores momentos profesionales. Tanto dentro como fuera de la pequeña pantalla. La presentadora catalana se encuentra inmersa en la emisión de la quinta temporada de 'La isla de las tentaciones' y en la promoción de su ... nuevo proyecto literario, 'Las olas del tiempo perdido', motivo por el que acudió a 'Fiesta' y no dudó en hablar de lo que supuso para ella la ruptura con Nagore Robles.
Las emociones, en el programa que conduce la escritora, están a flor de piel. Pero no solo para los participantes. Hace unos días, los espectadores pudieron ver a una Barneda emocionada que rompió a llorar tras presenciar la situación de Samu, uno de los concursantes, que estaba desolado ante la posibilidad de que su novia y uno de los tentadores tuvieran algo más que una bonita amistad. «Todos nos hemos roto por amor. No pasa nada», expresó la presentadora.
Como era de esperar, Sandra Barneda ahondó, junto a Emma García, sobre ese momento. «Cuando te rompes, te rompe la vida, es verdad que rasga esa parte en la que todos nos ponemos la coraza. Te das cuenta de que para vivirla intensamente también hay que aceptar el sufrimiento y la tristeza, y hay que atravesarla. Te recompones aceptándolo», manifestó. Además, añadió, intentando contener el llano, que «te recompones aceptándolo. Aceptas que existe una ruptura, que te rompan el corazón y que forma parte del aprendizaje de la vida. Aprendes transitando en esa tristeza y sabiendo que, después de llorar, vendrá otra cosa pero que hay que llorar».
Sincera, la catalana habló acerca del sufrimiento por amor: «Me lo ha dado prácticamente todo y me lo sigue dando todo y he sufrido en el amor. A quien no se mueve no le pasa nunca nada y yo soy una buscadora del amor. Es mi motor y voy a por él. Me gusta amar a la gente y querer a la gente. Me siento mejor queriendo a la gente». «Me he dado cuenta de que no nos miramos, de que nos escuchamos y que no nos decimos la verdad, cómo estamos. Amar da mucho miedo y mucho vértigo», concluyó.
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