Rocío Flores no se esconde y asesta el derechazo definitivo a Rocío Carrasco
La joven ya no se esconde y no tiene nungún problema en apoyar, secundar y ensalzar la figura de los enemigos de su progenitora
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónRaquel Mosquera ya no se calla. Al menos es el mantra que repite cada vez que se enfrenta a las manifestaciones, duras y a destiempo, de Rocío Carrasco. La peluquera se afana en desmentir todo lo que se cuenta sobre ella. Es vehemente ... en sus afirmaciones y desafía, sin ningún tipo de temor, a todo aquel que ose llevarle la contraria. Mosquera está fuerte y muestra, orgullosa y combativa, el armamento que atesora para la guerra final.
No le importa recurrir al populismo para atraer aplausos ni, mucho menos, usar a los nietos de Pedro Carrasco como arma arrojadiza. Después de treinta años danzando de plató en plató sabe medir palabras y tiempos. Hace unos días, en plena ebullición, Raquel escribió en sus redes sociales que estaba dispuesta a entregar algunos recuerdos del pugilista a Ro y Da. Una extraña proeza con la que Mosquera pretende pisotear la dignidad de Rocío.
Ninguna de las partes oculta sus pretensiones. Carrasco se ha puesto el mundo por montera y los otros, a los que - exagerados y desmedidos- señalan como descendientes de Belcebú, se frotan las manos ante lo que se les viene encima. Sea como fuere, cada uno sabe en qué bando se encuentra. Rocío Flores también lo ha dejado claro. Así lo evidencia en sus publicaciones virtuales y también en sus tímidas declaraciones televisivas. También cuando opta por responder a las preguntas de los reporteros asfálticos que, haciendo un esfuerzo sobrehumano, preguntan y repreguntan ante una misteriosa joven que igual blinda su intimidad que comercia con ella: «Yo también le tengo mucho cariño», dijo la colaboradora de 'El programa de Ana Rosa' cuando la periodista apeló al afecto con el que Mosquera se refiere a ella para arrancarle una respuesta.
Rocío no solo no critica, cuestiona o denuncia los insultos que Mosquera ha dedicado a su madre, sino que cierra filas en torno a ella y ensalza su figura. Unas palabras que demuestran que la reconciliación maternofilial es pura utopía. Ni una ni otra parecen ya necesitarlo. Atrás quedaron aquellas mañanas en las que, compungida y lloricosa, la hija de Antonio David Flores hacía creer que quería un acercamiento con su madre. Ya no disimula sus filias ni sus fobias. Al menos, ahora, Flores es coherente.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete