Jaime Lorente: «Ángel Cristo fue víctima de las circunstancias que le tocó vivir, pero sin justificarlo»

¿Y para usted qué es el arte de vivir?

Me he dado cuenta que el arte de vivir reside en la honestidad con uno mismo. Cuando te conoces, aprendes a disfrutar con las cosas que son acordes. No hacen falta muchas historias para ser feliz. El arte de vivir es estar tranquilo, ser honesto, querer y que te quieran los tuyos y tratar bien a la gente.

Vaya, en pocas palabras ha dicho todo lo que importa de la vida.

Ojalá pensáramos y nos comportáramos todos así.

Está en pleno rodaje de una serie en la que interpreta a Ángel Cristo.

Está siendo un viaje fascinante. Creo que es uno de los personajes más complicados a los que me enfrento. Es una gran responsabilidad por lo que implica en la cercanía en el tiempo y lo que pasa en su vida, pero lo estamos disfrutando muchísimo.

¿Cómo se ha preparado para meterse en la piel de Ángel Cristo?

Nos hemos informado mucho también gracias a Bárbara Rey que nos ha contado bastantes cosas. La verdad es que el personaje de Bárbara es más icónico que el de Ángel Cristo o al menos lo veo así ante la sociedad que tiene una imagen más clara de ella. En cambio el de Cristo es un personaje más moldeable a la hora de construir. Nos hemos basado en todo lo que pasó en su vida real pero también jugamos con la ficción.

¿Ha tenido contacto con sus hijos?

No directo, pero sí la productora.

¿Qué es lo que más destacaría de Ángel ahora que lo tiene metido en la piel?

Fíjate que no me atrevo a posicionarme en un lugar para adjetivarlo. Hay algo de él que me da mucha lástima porque es un reflejo de tantas cosas que se han hecho mal en este país. Por culpa de la educación o de la sociedad tan machista que hemos vivido durante tanto tiempo muchas buenas personas se transformaron en monstruos.

¿Cree que Cristo fue víctima de las circunstancias que le tocó vivir?

Sí pero sin justificarlo. Al final uno tiene una responsabilidad cuando ve los peligros que le pueden afectar a él o a la gente que tiene al lado. Hay que saber buscar ayuda.

Volviendo a su realidad acaba de ser padre, ya que su bebé apenas tiene seis meses.

Ha sido lo más bonito que me ha pasado en la vida. Cuando nació mi hija además solucioné muchas cosas de la vida. Me dio un equilibrio y entendí que cruces y estigmas que me habían hecho sufrir pertenecían a gente que había ocupado mi vida desde pequeño en un intento de moldearme de una manera que no era yo y ahora tengo la posibilidad de construir a una persona que va a ser libre. Obviamente educándola en unos principios sociales y morales que creo necesarios, pero sabiendo que hará lo que quiera en la vida.

¿Usted no ha podido hacer lo que quiso?

He sido de los pocos que lo ha conseguido. Eso hacía que pensara que si mis amigos no podían, yo no me lo merecía.

Pertenece a la generación de los que quieren cumplir sus sueños sí o sí.

Lo curioso es que somos la generación que quiere perseguir sus sueños pero cuando los he ido logrando luego me daba cuenta que no eran un sueño. El éxito se ha colocado en un lugar muy específico donde no siempre eres feliz.

Tras el impresionante éxito con la serie 'La casa de papel' pasó por un momento de bajón. ¿Cuesta adaptarse a los cambios bruscos?

Me di cuenta que amaba mi profesión pero que mi meta no era la fama o el éxito, sino sentir algo especial ejerciendo mi trabajo. Lo superé con mucho trabajo psicológico ya que me generaba mucha ansiedad el hecho de sentirme expuesto y al final, hice un ejercicio de separación de mi trabajo, saber bien lo que tengo y refugiarme más en mi familia y con los míos.

Es de Murcia al igual que el campeón Carlos Alcaraz, pero vive en Madrid con su pareja e hija. ¿Volverá a su casa o ya se queda en la capital 'sine die'?

Mi chica y yo queremos educar a nuestra niña en Madrid donde tenemos nuestro proyecto de vida.

Conoció a Marta Goenaga durante el rodaje de la serie 'La casa de papel' donde ella trabajó como estilista. ¿Lleva bien compartir su popularidad?

Prefiere estar un poco apartada de los focos y eso que, de alguna manera, forma parte del oficio aunque tiene los pies en la tierra. La quiero muchísimo.

A sus 30 años tiene el amor, una hija, el éxito… ¿es consciente de su suerte?

Soy muy afortunado y claro que soy consciente. Es verdad que, aunque a uno le vaya bien, también hay problemas pero cuando tienes tanto positivo al lado es más fácil superar esos baches.

¿Qué le quita hoy el sueño?

Mi hija. Quiero que crezca con valores, libertad y ganas. Ojalá que consiga lo que busque.

Presenta un EP que son cinco canciones con 'La noche' en su otra faceta además de la interpretación.

Este trabajo tiene un sentido emocional muy especial que tiene que ver con mi productor Pablo Gareta a quien conocí en plena cuarentena del Covid. Estaba pasando por un momento horrible y me salvó la vida. Me enseñó una nueva forma de comunicar, encontré lugares dentro de mí para expresar cosas que solo podía a través de la música y me enamoré de la música de igual manera que de mi amistad con Pablo. Venía de una racha muy larga de trabajar, estaba agotado, tenía la cabeza aturullada y la pandemia fue una parada en seco con un encierro que derivó en una crisis de identidad. La pandemia me cogió con mi expareja (la actriz María Pedraza ) en Madrid, tuve que suspender un monólogo que iba a estrenar… todo hizo que estuviera en un momento muy triste del que me salvó mi productor musical. De ahí que entenderás que para mí es algo muy profundo.

La pandemia ha hecho mucho daño emocional entre los de su quinta.

Aparte de la tragedia que han supuesto las muertes, creo que muchos de los que hemos estado mal a nivel psicológico puede que ya lo estuviéramos, pero el ritmo de vida que teníamos no nos dejaba verlo.

Hay un antes y un después en su vida tras 'La casa de papel'.

Por supuesto, ese fue el hito. Es curioso porque mis padres me querían mandar a estudiar interpretación a Madrid, pero decidí acabar en Murcia y luego sí viajé para trabajar en teatro, que era lo que me gustaba pero pasó lo de la serie y me volví loco. Fue difícil de gestionar pero bueno, fue el destino.