Cómo conservar a la pareja cuando está a kilómetros de distancia

En el mejor de los casos el contacto o la convivencia se retoma los fines de semana. A veces, la distancia solo lo permite una vez al mes. Y en otras ocasiones, hay que esperar más para ver personalmente al ser amado.

Mayor sacrificio

Se puede sobrevivir a la distancia, las parejas no están condenadas a romper. Incluso, la relación puede fortalecerse. Eso sí, no es fácil, hay que hacer un esfuerzo extra por cuidar y conservar lo que se tiene, adaptarse a la situación y nunca olvidar que la otra persona es alguien especial. El sacrificio es mayor que cualquier otro tipo de relación: hay que modificar hábitos, invertir vacaciones para poder pasar días juntos, reducir tiempo de otras actividades para poder mantener una conversación diaria...

Por eso, nunca viene mal una pequeña ayuda para abrir el camino. Tres psicólogas de pareja ofrecen algunas claves con el fin de mantener viva una relación a distancia (Mª Jesús Recuento Hita, psicóloga especialista en sexología clínica y terapia de parejas y directora de ISEP Clínic Córdoba, y Rosa Collado Carrascosa y Mila Cahue, del Centro Álava Reyes Consultores):

—Lo que más hay que cuidar: si hay algo en lo que insisten los psicólogos es que la comunicación hay que conservarla al máximo, es muy importante transmitir al otro si uno está triste, feliz, los sentimientos... así el otro se sentirá libre para compartir también sus vivencias. Además, es muy importante hacer sentir a la otra persona que es especial. También hay que cuidar la confianza, el valor del compromiso con el otro, la honestidad, la flexibilidad, sinceridad, tolerancia, que sigan vivos los proyectos que han empezado juntos...

—Los errores que nunca se deben cometer: la comunicación nunca puede decaer y nunca hay que dejar de hacer sentir al otro que es único. No hay que caer en la ambigüedad, la falta de comunicación o por el contrario agobiar constantemente, dejar pasar las cosas que duelen, no transmitir afectos, preocupaciones, la intolerancia, la falta de apoyo y la impaciencia.

Con el paso del tiempo se puede producir un enfriamiento de la relación, o puede faltar confianza (por ejemplo, al no conocer el entorno del otro) y se puede dar el riesgo de la infidelidad.

—La separación introduce cambios en la forma de relacionarse la pareja. Por eso, es conveniente hacer pequeñas modificaciones: por ejemplo, esforzarse más por valorar al otro, reconocerle lo bien que hace algo, lo a gusto que se siente...

—Todas las relaciones necesitan piel con piel. Hay que intentar verse personalmente los fines de semana, cada quince días o una vez al mes. El contacto físico, una abrazo, una caricia, la sexualidad, sentir al otro es importante para la pareja. Hay que establecer esos días para hacer más fácil la situación. Incluso las ganas de verse y compartir durante esos días resultará muy positivo y se disfrutarán al máximo de esos encuentros. Si no es posible por la distancia o la situación económica, las nuevas tecnologías ofrecen muchas posibilidades de seguir manteniendo un contacto.

—Internet, los móviles... facilitan un contacto diario, que es fundamental para mantener la relación, siempre que la pareja así lo acuerde. Videoconferencias frecuentes, SMS por móvil, enviar fotos, mandar links o canciones significativas por correo electrónico, un guiño en las redes sociales... hace que una persona se sienta querida y se percate de que se la echa de menos. Si se mantiene un contacto diario conviene establecer un horario para la comunicación y que se respete. Es sagrado. La Red ofrece miles de posibilidades: incluso la misma cena a ambos lados de la pantalla, compartir una película y luego comentar...

—Salpicar el día con atenciones inesperadas: desde unas flores, enviar un e-mail, una carta o hacer las galletas que tanto le gustan... Cualquier sorpresa es un detalle para el que está lejos: «me he acordado hoy de ti cuando...»; «se me ha ocurrido que podemos hacer...» Los guiños cotianos son fundamentales.

—No dejarse llevar por los bajones, frustraciones o celos. Los celos pueden nublar la realidad. Hay que comentarlos con la pareja, pero siempre es más saludable plantear que el problema como algo que le sucede al que siente los celos.

—Ser consciente de que existe un proceso interno de adaptación a la ausencia. En los primeros momentos se pasa por un estado emocional marcado por la añoranza y la nostalgia de la separación y se echa de menos a la pareja. Después se irá aceptando la nueva situación centrándose en la rutina del día a día sin perder contacto diario.

—La persona que ha cambiado de ciudad o de país puede, o no, necesitar cierto apoyo porque sienta soledad, incertidumbre o cierto desarraigo. Hacerle partícipe de las cosas que hacemos puede ayudarle, incluso ofrecerle reuniones una vez por semana con los amigos a través de internet o de una videoconferencia.

—Tanto uno u otro miembro de la pareja tiene que seguir e nriqueciendo su vida con otras actividades y no hundirse en la tristeza de la separación. De esta forma se sentirá bien y podrá comunicar y comentar nuevas experiencias al otro.