Más de dos millones de niños sufren pobreza en España

Estos son algunos de los alarmantes datos sobre los que incide el tercer informe sobre la situación de la infancia en España, presentado ayer por el Comité Español de Unicef. Para elaborar este documento la agencia de Naciones Unidas ha analizado diferentes indicadores de bienestar e igualdad de oportunidades de los niños, pero también el papel de la infancia y sus derechos en las agendas política y social, recabando documentos de distintos organismos como el Instituto Nacional de Estadística (INE), Eurostat...

«La Infancia en España 2014. El valor social de los niños: hacia un Pacto de Estado por la infancia» refleja un retrato muy desfavorable de la infancia. Ya no sólo se trata de que los escasos ingresos que entran en las familias de muchos niños. Hay otros baremos que indican la difícil situación de muchos menores y que Unicef tuvo en cuenta. Por ejemplo, lo que la Unión Europea ha denominado Arope (en riesgo de pobreza o exclusión, según sus siglas en inglés). Este baremo tiene en cuenta otros indicadores no sólo la renta de la familia, sino también las carencias que sufren los niños al ser privados de ciertos bienes y servicios y la falta de empleo de los adultos que viven con ellos.

De hecho, hay niños que viven en familias que no se pueden permitir pagar el alquiler o la letra del piso, o tener la casa caliente en invierno, o no pueden afrontar gastos imprevistos (por ejemplo, comprar un frigorífico nuevo cuando el antiguo se ha estropeado), o pagarse unas vacaciones de una semana, o un coche, o una lavadora, o un televisión en color o un teléfono fijo o móvil... E incluso no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos tres veces por semana. Y así vive el 8,3% de los niños en nuestro país. Traducido a números absolutos son cerca de 700.000 menores.

El 18,7% de los niños vive en hogares donde se ha instalado la pobreza crónica, o lo que es lo mismo: la familia llevan en situación de pobreza tres de los últimos cuatro años. Con toda las nefastas consecuencias que esto supone: han perdido todas las prestaciones sociales, los padres encuentran grandes dificultades para incorporarse al mercado laboral...