Las 5 claves para afrontar las compras de navidad
Comprar regalos por Navidad y Reyes puede ser una oportunidad de educar a sus hijos en el consumo responsable
Casi sin darnos cuenta y con la iluminación en las áreas comerciales en posición de salida, ya estamos, a las puertas de unas nuevas Navidades. Desde Superpadres.com quiere plantearse a los padres y madres qué hacer ante la demanda de regalos navideños de sus ... hijos e hijas. Ofrecer regalos por Navidad y Reyes puede ser una necesidad, pero a la vez, una oportunidad de educar a sus hijos/as en el consumo responsable.
En muchos casos, tristemente, puede ser una demanda infantil difícil de cumplir porque muchas familias sufren les consecuencias de la crisis y es, especialmente en estas fechas, cuando los progenitores deberán explicar la situación a sus hijos. Pero puede convertirse, sin duda, en una oportunidad a la que aferrarse, pensando no solamente a corto plazo sino desde una perspectiva de futuro: el futuro de hijos/as. Cómo puede ser también, una oportunidad perdida, favoreciendo, —en muchas ocasiones desde un cariño mal entendido—, el que nuestros hijos se conviertan en presentes y futuros consumistas.
El equipo de psicólogos, pedagogos y docentes de Superapadres.com ofrecen 5 claves educativas que harán que la balanza se incline hacia un lado o hacia otro. Hacia el lado de la educación en el consumo responsable o del lado del consumismo como fin en sí mismo.
—No pensar a largo plazo y vivir las navidades desde la «exigencia» de que los hijos acumulen, el mayor número de regalos posibles. Dirigir toda atención a esos 10 segundos de ver su cara de sorpresa e ilusión ante una montaña de juguetes. Cuando se piensa a corto plazo, en su satisfacción hoy,- muchas veces desde un cariño no siempre bien entendido-, se deja de pensar en lo que realmente será bueno para ellos en un futuro que les está esperando a la vuelta de la esquina. Un futuro donde el consumismo, no debe ser nunca el objetivo prioritario de sus vidas.
— Focalizar todo el sentido de estas fiestas en su dimensión material. De padres y madres, fundamentalmente desde su ejemplo, depende el sentido con el que se quiere vivir estas Navidades. Es inevitable que, como toda celebración, las navidades tengan un importante componente material pero lo que sí es evitable es hacer partícipes al cien por cien a los menores de esta parte material, y sobre todo, cuando no se compensa con lo que estas fiestas deben significar para cada familia. En muchos casos desde sus creencias religiosas y, en otros, desde una oportunidad de vida familiar.
— No ayudar a los hijos a elegir sus regalos de Navidad, buscando el equilibrio entre sus deseos y la realidad. La realidad del«coste» (aunque no sea necesario hablarles en términos económicos muy exactos) de lo que quieren y lo que es bueno pedir a Papa Noel, los Reyes Magos… Enseñarles a discernir aquellos regalos que van a usar, con los que van a disfrutar….. y los que solamente responden al capricho de tener, de acumular. Hablarles en términos de solidaridad, de lo que significa un reparto equitativo de todos esos juguetes que se van a repartir y de la situación por la que atraviesan muchos niños en países más desfavorecidos o en nuestro propio país.
—No educarles en la capacidad de analizar, criticar toda la «avalancha» de contenidos audiovisuales a los que van a ser sometidos durante estos días. Todo un mundo virtual de colores y sonidos que en la mayor parte de las ocasiones no se va a ajustar a la realidad de lo que luego van a vivir cuando ese juguete maravilloso, de infinitas posibilidades abandone la televisión y esté en sus manos. Es un buen momento para educarles en el gusto por esos otros juguetes que, sin tanta sofisticación, les permiten desarrollar sus capacidades creativas, su talento. Juguetes que puedan compartir y que no les recluyan en la soledad de su habitación.
— Ofrecerles un modelo de felicidad basado en el «tener» y no en el «ser», no educando en buscar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida, no tanto como una opción a la que la crisis, en mayor o menor medida nos haya obligado a cada familia, sino como una elección de modo de vida. La elección de un modo de ser y estar en el mundo que busque la felicidad en lo perenne de lo que se es y compartirlo con los demás y no en la caducidad de todo aquello que, sin necesitarlo, se desea tener. Una felicidad que en la mayor parte de las ocasiones termina cuando ya se tiene aquello que tanto deseaba.
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