Yolanda Díaz oculta sus viajes en Falcon y el servicio doméstico de su vivienda oficial

El diputado Pablo Cambronero, ex de Ciudadanos y actualmente en el Grupo Mixto del Congreso, ha dirigido varias preguntas al Gobierno para que diera detalles sobre esos gastos de Yolanda Díaz, costeados con cargo a los presupuestos del Estado. Pero las respuestas que ha recibido no aportan ni uno solo de los datos que ha reclamado.

La opacidad, además, ha sido reincidente porque se ha repetido en varias preguntas formuladas con idéntico objetivo. Todo lo contrario de lo que pregonaba el ahora ala comunista del Gobierno cuando encaraba las elecciones, en 2019: «Una democracia plena –aseguraba entonces en sus documentos programáticos– requiere de una mayor transparencia en las instituciones públicas». «Los ciudadanos –remarcaba– tienen derecho a saber», y «en una verdadera democracia solo es posible una auténtica participación por parte de la ciudadanía si ésta puede acceder en igualdad de condiciones a todo tipo de información que se encuentre en poder de cualquier autoridad pública o de cualquier entidad privada que realice funciones públicas». Nada que ver con la realidad de las respuestas que la comunista Yolanda Díaz está aportando cuando se le pregunta por asuntos tan elementales como cuántas veces ha usado un Falcon para desplazarse, para qué finalidad y destino, qué coste han tenido sus viajes oficiales y por qué no ha usado un vuelo regular de una compañía comercial.

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El 16 de mayo pasado, el diputado Cambronero, en uso de los elementales derechos parlamentarios de control al Gobierno, pidió respuesta escrita de los siguientes extremos tras conocerse que Díaz había usado un Falcon para viajar a su Galicia de origen: «¿Por qué la vicepresidenta segunda del Gobierno Yolanda Díaz usó el Falcon del Ministerio de Defensa a pesar de existir varios vuelos regulares hacia Santiago e incluso un AVE? ¿Es así como da el Gobierno ejemplo de no contaminación y taxonomía verde? ¿Por qué usan los medios aéreos del Ministerio de Defensa para traslados por asuntos eminentemente personales de tanto el presidente del Gobierno como los ministros? ¿Cuánto cuesta cada uno de esos traslados ejecutados con medios aéreos, que son los más caros posibles?».

En vez de facilitar los datos y explicaciones concretas que se solicitaban en esas preguntas, el Gobierno se las despachó con una breve descripción de la unidad del Ejército del Aire a la que pertenecen las aeronaves al servicio del Gobierno, y emplazó al diputado Cambronero a que consulte la agenda oficial de Yolanda Díaz, publicada en la web del ministerio, pese a que en ella no se aporta ni un solo dato de los solicitados en esas preguntas.

Ante esta hueca respuesta, Pablo Cambronero preguntó de nuevo el 2 de junio: «¿Cuántos vuelos en avión Falcon ha efectuado la ministra Yolanda Díaz durante el presente año 2022? ¿En cuántos de ellos no había vuelos comerciales?». La respuesta fue como la anterior, sin aportar ninguno de los datos concretos que se habían solicitado. El 6 de junio, tras un nuevo vuelo en Falcon de Yolanda Díaz a Roma, este mismo diputado preguntó, pidió explicaciones y un detalle de los costes. Han pasado casi tres meses y aún no ha recibido respuesta del Gobierno.

La misma opacidad la está usando Díaz para no dar relevantes detalles sobre la vivienda oficial que tiene a su disposición en Madrid. Cambronero presentó dos preguntas al respecto, una para que el Gobierno especificara qué altos cargos «disponen de residencia oficial pagada por los españoles», que detallara si «en esos alquileres 'sociales' gratuitos están incluidos los consumos» y cuántas de esas viviendas disponen de personal de servicio pagado con cargo a los presupuestos del Estado.

En otra pregunta parlamentaria, Cambronero pidió detalles específicos sobre la vivienda oficial que tiene a su disposición Yolanda Díaz, «de 443 metros cuadrados». «¿Qué personal de servicio cuenta la ministra en su piso? ¿Dispone de personal de limpieza, de cocina? ¿Quién se hace cargo de esos gastos, la ministra o todos los españoles?».

El Gobierno se ha despachado todas esas preguntas con otra hueca respuesta en la que tampoco aporta ni uno solo de los datos solicitados y se limita a citar leyes que son de aplicación en el uso de viviendas oficiales. Pero ni rastro de cuánto cuestan, del personal doméstico adscrito a esas viviendas y qué gasto conlleva con cargo al presupuesto del Estado.