Análisis

El liderazgo de Feijóo frena el debate en el PP en el camino a la investidura

Una cuestión clave, que cauteriza cualquier malestar, es que incluso por parte de los menos entusiastas, esas dudas, ese malestar, no escalan a la figura del líder popularcomo presidente

Feijóo asume la oposición para liderar el rechazo a la amnistía

Dentro de una semana, Alberto Núñez Feijóo se subirá por primera vez a la tribuna de oradores del Congreso. Y lo hará como candidato a la presidencia del Gobierno en virtud de la designación del Rey. El momento es esperado por todos con enorme impaciencia. ... Las condiciones en las que se desarrollaba esta investidura, con improbables opciones de éxito desde el primer minuto, la han convertido en una travesía difícil para el PP. Los más cómodos parecen los socialistas, que han intensificado su campaña de descrédito sobre el intento del presidente popular, obviando que la fecha fue elegida por la presidenta de la cámara.

Pero todos en el PP quieren que ese día llegue ya. La cúpula de Génova más cercana a Feijóo porque anhela el protagonismo que tendrá esa semana y porque entienden que ese discurso hará que todas las piezas encajen y se visibilice de forma nítida la alternativa a la alianza independentista de Pedro Sánchez. Pero también la anhelan quienes más dudas han expresado estas semanas. Un sentir no mayoritario, pero sí transversal. De la base a algunos dirigentes y a algún presidente autonómico.

Prácticamente nada de lo que ha hecho Feijóo estas semanas ha encontrado unanimidad en el partido. La negociación de la Mesa del Congreso, las tensiones con Vox, la oferta al PSOE, la disposición a hablar con Junts, la referencia al «encaje» de Cataluña y, lo último, la apuesta por la movilización total contra la amnistía. No se trata de que exista un sector crítico. El ruido que existe no se configura así. Es volátil. No todas las cuestiones han sido compartidas por todos los miembros de la dirección o por los barones y principales alcaldes. Pero, a la vez, nadie ha cuestionado todo en su conjunto. Génova defiende que «no hay bandazos» y que «todo responde a un plan». En otros anillos de la dirección ratifican que hay un plan, pero opinan que existen demasiados fallos en la ejecución del mismo. Y una cuestión clave, que cauteriza cualquier malestar, es que incluso por parte de los menos entusiastas, esas dudas, ese malestar, no escalan a la figura de Feijóo como presidente.

Todos los presidentes autonómicos se han manifestado en esa dirección tras las elecciones del 23 de julio. Ninguno quiere verse en un escenario de sucesión al frente del partido. El que más tiempo lleva en el cargo es el murciano López Miras y lo hace desde hace apenas seis años. La inmensa mayoría estrenan ahora sus cargos, no hay ánimo de sucesión. Ni Juanma Moreno ni Díaz Ayuso están ahora mismo en esos planteamientos. Uno de estos presidentes descarta que ella pueda moverse ahora para favorecer un relevo: «Gastó su cartucho con Casado y porque había una figura de consenso para el relevo». Los sectores más conservadores sí ven al andaluz Juanma Moreno con pretensiones futuras, pero siempre «heredando» el poder de Feijóo.

El consenso del partido es que el líder gallego tiene todavía unas elecciones más en sus piernas. Y que tiene que ser el candidato en las próximas generales, sean estas cuando sean. La victoria electoral y lo ajustado de las cuentas para la investidura, unido a la eventualidad de una legislatura inestable, tienen a todo el partido convencido de que así debe ser. El cuestionamiento al actual líder no ha pasado por el momento de la barra del bar. «Es el único líder posible para el PP», decía este domingo en ABC López Miras. Y a corto plazo nadie lo duda. Pero sí existe incertidumbre sobre lo que el propio político gallego pueda tener pensado respecto a su futuro: «Es un señor de 62 años...», dice un dirigente de alto nivel del partido que se refiere a cómo toda su trayectoria política se ha librado desde el Gobierno «y con mayoría absoluta». Esta reflexión no es puntual y, desde que la misma noche del 23J se constató que no se iba a poder gobernar, es una cuestión que ha estado presente en las sobremesas populares. Pero el diagnóstico es claro: no habrá un movimiento contra el líder. Porque la mayoría no lo quiere, porque en esta ocasión no hay sucesión clara y porque a Feijóo se le valora su resultado electoral y también el del 28M, con el que el PP ha alcanzado un amplísimo poder territorial. «Si Feijóo no es el candidato en las próximas elecciones, será exclusivamente por su voluntad. Pero no creo que eso pase, lo siento determinado a seguir», manifiesta un presidente autonómico.

Queda una semana y en el PP quieren que llegue ya el día. Los que lamentan el desgaste de este periododesean un escenario en el que el partido asuma su rol de oposición. Y en el que Feijóo pueda centrarse en cuestiones pendientes a nivel orgánico. Incluidos los retoques en la dirección que todos esperan.

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