Los testigos de la Transición se despiden de ustedes
Tras casi medio siglo comiendo cada jueves con un protagonista de la actualidad, el Grupo Crónica se disuelve dejando un legado de buen periodismo: son los cronistas de nuestra Democracia
«Buenas tardes. Lo primero es agradecerte el detalle de aceptar la petición de comer con este grupo de amigos. Nuestra regla de oro es el 'off the record'». Año 1979, se acaban de celebrar las segundas elecciones generales y quedan pocas semanas para las ... municipales. El líder de la oposición, Felipe González, acude a un almuerzo con un grupo de jóvenes cronistas con los que comparte dos cosas: la pertenencia a una misma generación y el compromiso con el proceso de Transición y con la consolidación de la Democracia. González no sabe muy bien adónde va, porque ese grupo periodístico se acaba de fundar y él es el primer invitado. España atraviesa un apasionante proceso de construcción, y la profesión periodística no es ajena.
Unas semanas antes, uno de esos jóvenes periodistas comparte con otros dos una inquietud profesional que será el germen de una aventura que se extenderá durante casi medio siglo. Es Antonio Casado, que acaba de abandonar el diario Pueblo y empieza a trabajar en Radio Nacional de España: «En ese momento, temo que me voy a quedar sin fuentes, me da la impresión de que me voy al exilio». Los que escuchan son Pilar Cernuda y Diego Armario, y entre los tres deciden incorporar a otros colegas de distintos medios a la idea de organizar encuentros informativos con los protagonistas de la actualidad. El efecto es multiplicador y pronto se conforma un equipo diverso en lo ideológico, transversal en lo mediático y uniforme en lo profesional: la prioridad es conseguir información. De los géneros periodísticos, ¿cuál es el rey de la información? La crónica. El grupo ya tiene nombre.
En aquellos años no hay nada similar. Existe el Club Blanco White (en honor a uno de los primeros periodistas políticos españoles, principios del siglo XIX), pero Crónica es distinto: sus miembros son y quieren seguir siendo cronistas, ni más ni menos. Así, el nuevo grupo se conforma sobre dos ejes: almorzarán todos los jueves, a la misma hora y en el mismo sitio, con un protagonista de la actualidad y se respetará escrupulosamente el 'off the record'. Lo que aquí se cuenta, aquí se queda. El objetivo es crear un clima de confianza con el invitado, de manera que se sienta libre de ir más allá de una rueda de prensa. Obtener las claves de la información, el bien más preciado para un periodista.
Así, durante cuarenta años, el Grupo Crónica ha organizado comidas todos los jueves, salvo en verano y, como gusta bromear a Fernando Ónega, el jueves Santo, el Corpus Christi y la Ascensión. Todo empezó en el Club Internacional de Prensa, en la calle Pinar de Madrid y tras una breve etapa en el hotel Villa Magna y dos comidas en el Palace, el grupo se consolidó en el hotel Miguel Ángel. No sólo acabó siendo su casa, sino que bautizó como Crónica el salón que cada semana ha acogido los encuentros. La nómina de invitados, desde aquel joven Felipe González es un selecto listado de los protagonistas de la democracia española. Reyes, presidentes del Gobierno y autonómicos, alcaldes, cardenales, presidentes de clubes de fútbol, grandes empresarios, líderes patronales y sindicalistas, militares, jefes de inteligencia, diplomáticos... No es exagerado decir que si no has pasado por Crónica es que no has tenido poder en España. O a la inversa.
ABC ha reunido a cuatro miembros del grupo para hablar de periodismo y de política, de la Transición y de la actualidad. Son Pilar Cernuda, Antonio Casado, Carlos Dávila y Julián Barriga. La noticia que motiva el encuentro es que cuarenta y cuatro años después han decidido disolverse como grupo.
De Reyes y presidentes
El anecdotario es inabarcable. En el año 81, la dimisión de Adolfo Suárez les cogió comiendo con Rafael Calvo Ortega, que era secretario general de UCD y se enteró por ellos, al diplomático Francisco Palazón lo detuvieron a los pocos días de visitarles y comieron con Luis Roldán el 14 de enero del 93, meses antes de su fuga. Pío Cabanillas recitaba de memoria el Quijote y Gregorio Peces Barba los ilustraba sobre el erasmismo. El encuentro más largo fue con Mario Conde, entonces presidente de Banesto, poco antes de que el banco fuera intervenido. «La comida se prolongó hasta las dos de la mañana», recuerda Cernuda: «Los que teníamos tertulia en la radio nos fuimos y volvimos. Se bebió tres botellas de vino blanco». Y añade Dávila que se refirió a un consejo que le dio a Miguel Induráin, líder del equipo ciclista patrocinado por el banco, cuando estaba en la cumbre de su carrera ciclista: «Miguel, a partir de ahora solamente puedes decaer y caer…». Y el Duque de Alba, Jesús Aguirre, cogió un azucarillo y se lo guardó en el bolsillo: «Es que en casa no tengo», bromeó. «Ay, si las reflexiones del cardenal Cañizares se pudiera reproducir», reflexiona Barriga. Y Carlos Dávila recuerda que Pablo Porta, al que José María García popularizó como «Pablo, Pablito, Pablete», les contó «que en el mundial del 82 en España ETA amenazó al portero, a Arconada». O el día que un impertinente Alfonso Guerra observó que Cernuda llevaba un reloj de propaganda y le dijo: «Ya se ve que no te los compras tú». Fuera de lugar.
Desde aquel iniciático almuerzo con González, todos los presidentes del Gobierno han pasado por Crónica, aunque Zapatero lo hizo antes de ser presidente. No repitió porque vetó a Carlos Dávila y el grupo le respondió que no aceptaban vetos. «No podemos ceder a eso», explica Barriga. Y Pedro Sánchez, siendo secretario general del PSOE, se presentó en el Miguel Ángel media hora antes, y allí no había nadie. Pilar Cernuda llegó a la carrera y tuvo que soportar media hora de «borderías». De ese encuentro, Antonio Casado no recuerda casi nada, y Julián Barriga es duro: «A mí me pareció como ese sobrino que tenemos todos, buena persona pero nada sustancial». En cambio, Mariano Rajoy se ponía interesante al final: «Cuando habíamos terminado, se quedaba una hora más: 'Ahora los chismes'. Muy divertido», cuenta Cernuda.
Casado también recuerda la primera vez que comieron con José María Aznar: «Apareció con Miguel Ángel Rodríguez. Con el tiempo me confesó lo acojonado que estaba Aznar, que llegaba de Valladolid y apenas tenía agenda». Años después, Aznar los invitó a La Moncloa.
Las broncas de Fraga
En el 20 aniversario de su constitución, el Grupo Crónica celebró un cóctel en el Miguel Ángel. La invitación, firmada por sus dieciséis miembros, recoge alfabéticamente todos los invitados hasta la fecha. Cinco años después, los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía los invitaron a tomar una copa en Zarzuela. Y han comido tres veces con Don Felipe, una solo y dos en compañía de Doña Letizia. Según desvela Carlos Dávila, siendo aún Príncipe les confesó que se casaría con quien él quisiera y sin que nadie se lo impusiera. En otra ocasión, Don Felipe les pidió que intervinieran uno por uno para explicarle qué significación tenía para ellos la Monarquía. «Yo le planteé– recuerda Barriga– qué significación tenía para él que, al fin y al cabo, se hubiera casado con una persona del pueblo. Noté que se incomodó Doña Letizia. Pero llegamos a tener una cierta confianza en la conversación con el Príncipe».
Manuel Fraga ocupa un lugar especial en el recuerdo colectivo de Crónica. En una ocasión, el político gallego se refirió a la conquista de Menorca y dio una fecha concreta. Miguel Platón, al que sus compañeros consideran una enciclopedia, le interrumpió imperturbable diciéndole que se equivocaba de fecha. Fraga se quedó pálido y respondió: «Que traigan un Espasa». Durante los cuatro o cinco minutos que tardaron en traerla, todos estuvieron callados, hasta que el misterio quedó despejado: ambos tenían razón, Menorca fue conquistada dos veces.
Pero esa no fue la anécdota más tensa de Fraga. En otra ocasión la comida se celebró en el restaurante Jai Alai. Él acababa de publicar sus memorias y todos le dijeron que esperaban más, porque el autor se limitaba a contar que había estado con Margaret Thatcher, pero no desvelaba de qué hablaron. Y lo mismo con Henry Kissinger y muchos otros. Y Pilar Cernuda le dijo: «En el fondo lo que ha hecho es publicar su agenda». Fraga se levantó, tiró la servilleta y pegó un puñetazo en la mesa: «Se podrá decir que soy un desmemoriado, pero lo que no soy es ningún gilipollas». Y se fue, dejando a todos callados ante semejante desplante. La tensión finalizó con un ataque de risa y la comida continuó sin invitado. Eso sí, cuando fueron a pagar descubrieron que, al salir, Fraga se había hecho cargo de la cuenta. Enfadado, pero un señor. Y un poco chulo.
También merece un recuerdo especial el encuentro con Pablo Iglesias, obviamente el fundador de Podemos, no el del PSOE (Crónica tiene muchos años, pero no tantos). A Antonio Casado le costó muchísimo trabajo convencerle, así que envió un mensaje a al grupo: «Me ha costado mucho, por favor sed amables». «Mis colegas se tomaron la consigna tan en serio que el señor Iglesias Turrión se fue creciendo, creciendo, creciendo y nos acabó explicando la Transición. ¡A Julián Barriga y Fernando Ónega, que habían estado en La Moncloa y a todos los que la habíamos contado! Nos cruzábamos miradas perplejos». Y añade Pilar Cernuda: «Entró encantador, diciendo 'lo que más me gusta de esta comida es que voy a conocer a periodistas que han sido mis referentes cuando me empezó a gustar la política. Os conozco a todos, he leído la Transición, quiero escucharos porque sois los testigos de la Transición'. No escuchó a nadie, nos la contó él».
Pioneros y referentes
Desde aquellos iniciáticos finales de los años 70, el tiempo fue pasando. Rubalcaba siempre les decía con sorna: «Me encanta venir aquí porque soy el más joven de todos vosotros». Y así fue siendo: los mismos cronistas, pero ya no tan jóvenes. Muchos de ellos dirigieron medios de comunicación, todos cambiaron de una casa a otra y, entre comida y comida, el proceso de democratización de España se había consolidado.
Toda una vida en la que se convirtieron en maestros de muchas generaciones de periodistas, y en referentes de otros muchos grupos que operan en las mismas coordenadas: hubo un tiempo que funcionaron 'Los desayunos del Ritz', sólo de mujeres, y hoy son influyentes el Foro Arekuna, el G70, el grupo Larra o 1978. Todos ellos son réplicas de éxito de una fórmula que inventó Crónica y que se ha consolidado como un método útil de conseguir la mejor información: directamente de los protagonistas y en ese compromiso entre fuente y periodista que es bidireccional y que marca la diferencia entre los buenos y los malos profesionales.
«En la relación periodista-político siempre salen los dos ganando. Ellos transmiten su mensaje y a nosotros nos dan información, que es lo que nos importa. Nos dan claves, avances», explica Cernuda. Y ellos también escuchan sobre qué se preguntan, en qué tono se pregunta, cuáles son los temas que preocupan. «La primeras veces, lógicamente, estaban un poco retraídos –explica Barriga– pero la confianza la cogían en los segundos encuentros; y a los postres es cuando se soltaban. Muchas veces no reconocían al principio lo que al final acababan reconociendo. Había que quedarse hasta el final».
Para los miembros de Crónica eran muy nutritivas las visitas de Alfredo Pérez Rubalcaba, siempre ayudando a interpretar la actualidad, o de Pedro Arriola, que también los ilustró mucho. Luis Roldán «era un auténtico chollo» y Rafael Vera «nos daba una barbaridad de información y venía mucho». A veces, incluso, les contaban cosas que preferirían no saber: «Yo agradecía lo que contaban, pero algunas veces algunos eran imprudentes. Recuerdo que conocimos la salud del Rey de Marruecos».
Para un grupo de periodistas comprometidos con la Transición española y con la construcción de un país democrático, ¿qué fue más traumático, la corrupción del felipismo o la del PP? Responde Casado: «En el primero, precisamente por lo inesperado: el PSOE, que venía de ese lugar común según el cual la izquierda es moralmente superior. El impacto fue mucho mayor. Filesa, por ejemplo, o lo de Luis Roldán, la beautiful people, que era una segregación del felipismo. Mariano Rubio, Ibercorp…». Barriga no lo niega, pero añade que lo del PP fue muy traumático.
El tiempo iba pasando y llegó un momento en que la pregunta era inevitable: ¿hasta cuándo? «Uno de los temas más debatido entre nosotros era si debíamos lograr que el Crónica tuviera continuidad, aunque todos desapareciéramos. Finalmente, se decidió por unanimidad que el Crónica terminaba con ellos: Pilar Cernuda, Nativel Preciado, Fernando Ónega, Carlos Dávila, Miguel Platón, Justino Sinova, Javier González Ferrari, Julián Barriga, Ramón Pi, Jorge del Corral, Daniel Gavela, José Ramón Verano, Manuel Antonio Rico, Antonio Casado y Diego Armario. También sufrieron bajas importantes: la más reciente, la de Pepe Oneto en 2019, y la más trágica la de Ismael Fuente, cuando el grupo compartía unos días de vacaciones en 1994. En los inicios, también participaron otros periodistas, como Pedro J. Ramírez o Iñaki Gabilondo, que acudieron un par de meses.
Fue a principios de los 90 cuando el grupo quedó definitivamente cerrado a nuevas incorporaciones. Y en 2023, este simpar conjunto de cronistas curtidos en mil batallas ha decidido disolverse. Como una pandilla de amigos que ha sabido sufrir (el peor momento fue cuando el grupo se vio amenazado por una fracturas interna entre miembros de Canal Satélite y de Vía Digital), pero conscientes de que cada jueves han sido testigos privilegiado de la Historia de España. Tienen la sensación de haber vivido una etapa irrepetible, por su calidad democrática, por la sucesión de acontecimientos, por el nivel de la clase política, por el compromiso con un proyecto de país. Y se van como lo que son: periodistas. Porque, como dice Pilar Cernuda, «nosotros por hacer información matamos».
Y aquí, el periodista que escribe el reportaje se salta una norma básica del periodismo, que no es la del 'off the record' (me matarían los maestros), sino la de no aparecer en los propios textos. Pero la humildad de estos quince cronistas obliga: el Grupo Crónica se despide de ustedes tras 44 años de buen periodismo y con la satisfacción del deber cumplido.