Sánchez intenta frenar a Aragonès y su plan sobre el referéndum: «Podrán reclamar lo que quieran pero no se va a producir»

Durante la comparecencia para realizar su tradicional balance anual, Sánchez no ha querido esperar a que la cuestión catalana llegase en el turno de preguntas. Se ha referido a que 2017 supuso «un intento de quiebra» por la «enorme irresponsabilidad del independentismo» y por la «incapacidad de quienes desde el Gobierno no atajaron atiempo una de las mayores crisis» de nuestro país.

Sánchez defiende que la Constitución se cumple hoy «en todos los territorios» y que no es «una preocupación de los españoles». El presidente del Gobierno ha rechazado el planteamiento realizado ayer por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, de celebrar un referéndum de independencia: «Esto son debates del pasado», ha dicho, insistiendo que «no se reconoce el derecho a independencia de un determinado territorio». Y tratando zanjar el debate: «Podrán reclamar lo que quieran pero no se va a producir».

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Sánchez intenta presentarse como el apaciguador de la crisis catalana. «Este es un conflicto que no se generó ayer», ha dicho. Y ha intentado deslegitimar la vigencia del proyecto independentista: «En estos cuatro años la respuesta desde Europa es hacia una mayor integración. El independentismo es un proyecto que va contra los tiempos. No se trata de compartimentar soberanía sino de compartir soberanía».

El presidente se defiende de ese planteamiento cargando contra el pasado Gobierno porque «los referéndums y la DUI fueron con una Administración del PP», mientras que en sus más de cuatro años de mandato «no se hizo ninguna consulta en Cataluña».

En suma, Sánchez exalta su agenda catalana como garantía para «no volver a 2017», aunque sumiendo que hará falta «tiempo, paciencia y generosidad» para encontrar un «punto de equilibrio» que «garantice esa convivencia» y que por ahora no cuenta con una propuesta concreta por parte del Gobierno. Sánchez ha defendido que en todas las reuniones de la mesa mesas de diálogo el independentismo ha suscitado este debate sobre el referéndum y que siempre han dado la misma respuesta: «No cabe dentro de la Constitución. Esto son debates pasados», ha vuelto a insistir.

Cuestionado por su pérdida de credibilidad tras haber asumido decisiones que representaban un cambio en sus promesas, como en los indultos o en la reforma del Código Penal, Sánchez ha defendido que «respecto a los fundamentales yo me he mantenido fiel al compromiso con la Constitución», ha dicho, presumiendo de que en la oposición apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y defendiendo en última instancia que sus decisiones sólo tratan de resolver un problema que él no creó. Esa es su línea argumental: «He tomado decisiones arriesgadas con un problema que heredé del independentismo y del PP. Todo lo que hago va en esa dirección, no volver a repetir lo que fue 2017».

En una larga intervención en su tradicional balance anual, Sánchez ha establecido un hilo conductor entre la respuesta económica a la pandemia y la actual respuesta a las consecuencias de la guerra de Ucrania. Una legislatura cargada de excepcionalidad que el presidente defiende que en sus distintas crisis se han afrontado «con la misma determinación», la de poner desde la Administración «todos los recursos necesarios para proteger industrias y familias».

En este sentido Sánchez ha defendido «dos líneas de trabajo». La primera la europea, en la que ha destacado que España «ha defendido la intervención del mercado energético que no estaba funcionando». El Gobierno saca pecho en este aspecto. «El tiempo nos ha dado la razón. La solución ibérica nos va a permitir navegar con una mejor certidumbre».

La segunda línea de acción es la «respuesta nacional». Sánchez ha cifrado en 45.000 millones de euros la cuantía total de las medidas aprobadas para hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Aquí ha criticado a una oposición «instalada en la crispación». Pero ha presumido de que España tiene la «menor inflación de la eurozona» y el «mayor crecimiento de las grandes economías» de la zona euro.

«España está doblegando la inflación como ningún otro país europeo. Ya son cuatro puntos de bajada de inflación en los últimos cuatro meses», ha presumido Sánchez, que ha vuelto a destacar que la solución ibérica ha permitido un precio medio de la electricidad en un nuestro país un 54% por debajo de Alemania, un 59% comparado con Francia y un 63% con Italia, según los datos que maneja el Gobierno. El presidente del Gobierno ha cifrado en 4.000 millones d euros el ahorro en la factura de la electricidad para el conjunto de las familias españolas.

Sánchez ha repetido en varias ocasiones que se trata de una acción económica «progresista», destacando que hay «un cambio fundamental en la respuesta que se dio a la crisis financiera con la respuesta a la pandemia y a la crisis desencadenada por la guerra». En contraposición ha dicho que la única respuesta de la derecha política y económica fue «competir en bajos salarios o reformas del Estado de Bienestar». Y ha destacado que su receta es «radicalmente distinta», poniendo de ejemplo las subidas del Salario Mínimo Interprofesional, la subida de las pensiones en función del IPC o la última reforma laboral.

El presidente defiende que ya se han recuperado «niveles de empleo y de desigualdad similares a antes de la pandemia». Sánchez presume de que se esté registrando «el nivel más bajo de tasa de paro desde 2008» y que «la temporalidad entre los jóvenes ha caído casi 30 puntos», que a su juicio demuestran la «enorme fortaleza y solidez de la economía española».

Aunque Sánchez ha reconocido que es «prematuro» hacer vaticinios, ha asegurado que España «va a seguir creciendo» y que lo va a poder hacer «por encima de la media de nuestros socios». Llegando incluso a defender que España será «una de las economías que esquive la crisis». Y comprometiendo que en caso de que hayan nuevos riesgos, el Gobierno tomará «todas las medidas que sean necesarias».

Es decir, el Ejecutivo no descarta nuevas medidas o ampliar las aprobadas hoy. De hecho el paquete de medidas anunciado hoy se basa básicamente en la ampliación de medidas ya existentes. Añadiendo otras importantes como la supresión temporal del IVA para los alimentos básicos y la bajada del 10% al 5% de los aceites y la pasta. O el cheque de 200 euros que podría alcanzar a 4,8 millones de hogares, aquellos con unos ingresos por debajo de los 27.000 euros.

Ante el último año de la legislatura, Sánchez ha defendido que el Gobierno «va a hacer lo que hemos venido haciendo», sin presuponer un elemento diferenciador por el hecho de estar presente las urnas. Pero sí se ha mostrado optimista respecto a que esa agenda que Sánchez quiere centrar en la economía va a servir a los intereses de su partido: «No tengo ninguna duda de que va a dar su resultado electoral». En un discurso cargado de optimismo Sánchez ha cerrado reivindicando «nuestro derecho a la confianza».