Robles reconoce más retrasos técnicos en el submarino S-80

Este programa es el más importante de la Armada. Ya sufrió cuatro contratiempos en el pasado por su diseño y la desviación del peso: en julio de 2018 el Gobierno tuvo que aprobar un sobrecoste de 1.771 millones que se sumaba a los 2.135 millones iniciales.

Habiéndose firmado la orden de ejecución del programa en marzo de 2004, este submarino debía de haber entrado en servicio en 2013 para sustituir a los cuatro sumergibles de la clase S-70. Tras la inyección de dinero adicional, la entrega se previó finalmente para finales de diciembre de 2021. Algo que tampoco sucedió.

El último gran hito del submarino de la clase 'Isaac Peral' fue su botadura en abril de 2021. Estos últimos meses ha venido realizando, con grandes medidas de secretismo, pruebas de mar que, por ahora, no han dado resultado.

«El Ministerio de Defensa estará en todo lo que ayude para que el programa sea más rápido», dijo la ministra Robles quien asistió ayer a dos reuniones de trabajo en el Arsenal de la Armada otra en el propio astillero Navantia, para conocer los avances en el programa de submarinos S-80.

Por su parte, el presidente del comité de empresa de Navantia, José Antonio Sánchez, ha explicado tras la reunión que la empresa actualmente tiene un «problema estructural de plantilla». Según ha dicho, «la plantilla ha hecho un esfuerzo enorme para cumplir los hitos que teníamos delante, como la entrega del submarino, pero ha llegado un momento en el que la plantilla está a tope y no puede ser».

En declaraciones recogidas por la agencia Europa Press, Sánchez ha señalado que harían falta 1.250 personas «porque esa era la plantilla que teníamos en 2018, es verdad que estábamos quizá con otra distribución», ha dicho antes de matizar que actualmente lo que les interesa es «reforzar la mano de obra directa para rebajar horas, subcontratación y para crear empleo de calidad». Actualmente, en el astillero de Cartagena hay poco más de 970 empleados.