Puigdemont planea reaparecer en el Parlament en cuanto el BOE publique la ley de Amnistía

Su entorno reconoce que el expresident «sueña con pasar quince días en Estremera» y que buscará un acuerdo con ERC para repetir elecciones

Esquerra no ha decidido aún si deja gobernar a Illa o gana tiempo para recuperarse con la repetición electoral

En el búnker de ERC: «Es una corrección al Estado»

Puigdemont durante un acto de campaña de JxCat en Colliure (Francia), este viernes EFE

Este lunes a las 16.00 es la hora de la verdad. Por primera vez desde las elecciones catalanas del 12 de mayo, los partidos deberán posicionarse con su voto. Nada está decidido, pero todos tienen sus estrategias, aunque no serán definitivas hasta conocer ... el resultado de las elecciones europeas de mañana. Esto quiere decir que entre las 23.00 del domingo, cuando cierren los colegios electorales en Italia y el resto de Europa conozca de golpe el escrutinio en cada país, los partidos empezarán a aterrizar sus exigencias. En el caso de Junts, los vaticinios no son buenos: la última encuesta de GAD3 para ABC le da un escaño, frente a los tres de 2019.

Según ha podido saber este periódico, el prófugo Carles Puigdemont empieza a asumir que los resultados del 12-M no le van a permitir ser elegido presidente de la Generalitat, pero eso no significa que no vaya a forzar sus posiciones hasta el final con tal de que su carrera política no llegue, definitivamente, a término. Más allá de los discursos inflamados del propio Puigdemont y de los aduladores que le rodean, un sector importante de Junts sabe que su líder fracasó en las elecciones autonómicas. Lo argumentan así: hubo 264.000 votos más que en 2021, ERC y la CUP bajaron y, además, no se presentó el PDECat, que había conseguido 77.229. Y, aun así, Junts sólo subió tres escaños y 104.000 votos. «Es un fracaso», concluyen. A dos días de la votación de la Mesa del Parlament, la cuestión es hasta qué punto Puigdemont está de acuerdo con este análisis.

En cualquier caso, el prófugo sabe que ya no puede estirar mucho más la amenaza de que va a venir a España y, según revelan a este periódico desde su partido, está dispuesto a cumplir la amenaza con el deseo íntimo de ser detenido y montar un último gran espectáculo que deje a España como un Estado «opresor» y le permita volver a construir un discurso victimista al estilo del 1-O. «Él sueña con pasar 15 días en Estremera», desvelan quienes conocen su estrategia, por el municipio madrileño en cuya cárcel estuvieron los condenados por el golpe secesionista de 2017, como Junqueras.

Es más, aseguran sin entrar en detalles que Puigdemont tiene un plan para aparecer en España sin ser visto. ¿Dónde? En el Parlamento de Cataluña. ¿Cuándo? Con la amnistía publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), lo cual depende exclusivamente de la voluntad del Gobierno, que de momento se ha limitado a publicarlo en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, lo cual no significa nada en términos de aplicación práctica de la amnistía. Todo parece indicar que la publicación será la próxima semana, una vez superadas las europeas.

El debate en ERC

En este punto, Junts está tratando de presionar a ERC para llegar a un acuerdo el lunes en la Mesa del Parlament: la Presidencia para Esquerra y el compromiso de ésta de proponer a Puigdemont como candidato a la investidura. Es sabido que el prófugo no cuenta con los apoyos, pero poder presentarse, aunque sea de manera telemática y sin poder votarse a sí mismo, es una gran oportunidad para mantenerse vivo. ¿Significa esto que ERC quiere que Puigdemont sea president? Bajo ningún concepto, pero esa estrategia le da dos beneficios claros. El primero, presidir la cámara autonómica. Y el segundo, demostrar a los votantes independentistas que ellos lo han intentado, pero que la realidad aritmética es tozuda. Así -y esto es algo que no está decidido- tendrían un argumento para defenderse en caso de permitir finalmente que Salvador Illa (PSC) sea presidente de la Generalitat con un apoyo de ERC circunscrito exclusivamente a la investidura.

En Esquerra se encuentran en un complejo proceso de renovación interna después del mal resultado obtenido hace menos de un mes (de 33 a 20 escaños) tras tres años con el control de la Presidencia de la Generalitat. Esto les pone en una difícil situación, aunque, como adelantó ABC, Oriol Junqueras tiene la ambición de liderar la reconstrucción del partido y ser reelegido presidente del mismo en el congreso que se va a celebrar el próximo mes de noviembre. De hecho, el propio Junqueras está aprovechando la campaña electoral de las europeas para enviar un mensaje sobre los objetivos a perseguir en la nueva etapa 'postprocés'.

Tanto en Junts como en ERC hay sectores que son partidarios de dar por zanjada la intentona independentista de la última década y poner el foco en tratar de aprovechar la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez. ¿Para qué? Para conseguir una mejor financiación para Cataluña. Todos saben que el pacto fiscal que Artur Mas le pidió a Mariano Rajoy en 2012 para situar su comunidad en el mismo escenario que el País Vasco es insostenible. Pero la voluntad de Sánchez a hablar y sus necesidades aritméticas alimentan las esperanzas de ese independentismo pragmático.

Desobediencia de edad

Otra cuestión relevante tiene que ver con la mesa de edad del Parlament, que será la encargada el lunes de dirigir la sesión constitutiva del nuevo hemiciclo y tendrá que decidir si acepta o rechaza los votos telemáticos de Carles Puigdemont y del exconsejero catalán residente en el extranjero Lluis Puig. Es más, también puede afectar al diputado de ERC Ruben Wagensberg, que se encuentra de baja médica. Esta mesa estará conformada por el diputado de más edad, Agustí Colomines (Junts), de 66 años, y los dos más jóvenes: Júlia Calvet (Vox), de 23, y Mar Besses (ERC), de 25. ¿Está dispuesto Colomines a incurrir en una desobediencia?

A todo esto, en ERC aún no tienen claro qué hacer. «Juguetean con la opción de seguirle el juego a Junts, pero no lo tienen claro», revela a ABC una de las partes de esta negociación multipartita que incluye, además de a Junts y ERC, al PSC y por extensión al Gobierno de España.

A dos días de la sesión constitutiva del Parlament, parece claro que el único interesado en ir a elecciones es Carles Puigdemont y la costumbre dicta que el responsable de arrastrar a la ciudadanía de nuevo a las urnas es penalizado. No obstante, los criterios de análisis del prófugo Puigdemont no siempre se ajustan al sentido común y a la costumbre. El factor humano y personal juega más que nunca. Si cuatro semanas después le está costando asumir su fracaso, la posibilidad de unas nuevas elecciones puede ser una opción seductora para él.

Desde la celebración de las elecciones catalanas, el Gobierno es claro en considerar un «delirio» la intención inicial de Puigdemont de gobernar la Generalitat con el apoyo del Partido Socialista. En sentido contrario, la candidata del PP a las elecciones europeas, la catalana Dolors Montserrat, aseguró en 'Herrera en Cope' que «al final Junts y PSOE van a pactar porque el PP va a ganar las europeas y Sánchez necesitará mantenerse en La Moncloa y dar todo el poder a Puigdemont para que éste le mantenga en La Moncloa: el Parlament estará en manos de Junts y la Presidencia de la Generalitat también», indicó contundente.

Entre tanto, el PP reclama su sitio en la mesa porque, con 15 escaños, le corresponde una secretaría si todo el mundo se vota a sí mismo. Esta opción no es nada descartable, como tampoco que Salvador Illa busque el apoyo del PP para frenar un posible pacto ERC-Junts que entregue el control de la cámara a los independentistas. Esta hipótesis, que fuentes populares no ven a estas horas con buenos ojos, pondría la responsabilidad en los seis escaños de los Comunes y los 11 de Vox.

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