El PSOE intenta seguir con la legislatura pese a la crisis en su socio tras la dimisión de Díaz

Pedro Sánchez se fue tarde de la sede socialista después de las elecciones, bien pasada la medianoche del lunes, y regresó ayer a primera hora para presidir la reunión de la dirección del partido. En ningún momento apareció en público, y únicamente se limitó, en un tuit la misma noche electoral, a felicitar al PP (cosa que Teresa Ribera no hizo en su discurso tras conocerse los resultados) y también a la candidata socialista y vicepresidenta tercera por su «magnífico resultado». Es lo que se trató de escenificar ayer con unas imágenes distribuidas por el partido con Sánchez y Ribera llegando a la reunión de la Ejecutiva y fuertemente aplaudidos por todos los integrantes de la dirección.

Sin embargo, la procesión va por dentro, y si bien no se habla de fracaso en las urnas, sí se admite que el resultado final quedó bastante lejos de las expectativas generadas, particularmente en la recta final de la campaña, donde en privado e incluso en publicó se alentó la posibilidad de una victoria, o al menos de un cuasi empate técnico, cuando en realidad los socialistas se han quedado a cuatro puntos porcentuales y casi setecientos mil votos del PP. Pese a todo, y como también reseñó Peña, ponen en valor ser el partido de gobierno que mejor aguanta en el continente y la formación que más eurodiputados aporta al nuevo grupo comunitario de los socialdemócratas. Recuerdan a su favor fuentes de la dirección socialista que por ejemplo la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, que incluso concurrió como candidata de su partido, Fratelli d'Italia, ha obtenido el 20% de los votos en su país, frente al 30% que ha mantenido el PSOE, un porcentaje sólo un poco inferior al del 23J.

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Vistas en perspectiva, la palabras de la portavoz socialista, que se produjeron antes del mensaje de dimisión de Díaz, bien podrían considerarse preventivas ante lo que venía. Porque a partir de ahora se plantea la duda de cuál es la legitimidad de Díaz como vicepresidenta segunda del Gobierno, cuando se supone que lo era en representación de un espacio de treinta escaños que ya ha menguado desde el año pasado, al separarse Podemos del mismo y concurrir ahora los morados en solitario a las europeas. Y sobre todo, cuando ya no tiene cargo orgánico alguno.

«Lo que sucede, conviene», trata de zanjar un ministro socialista, que argumenta que en el Consejo de Ministros no hay asientos únicamente por representación, mientras que otras voces del espacio de la izquierda ajenas a Sumar ponen en duda que la renuncia a liderar ese partido de la vicepresidenta segunda no cuestione a la propia coalición de Gobierno. Es un debate que podría agudizarse en próximas fechas.

A diferencia de lo que ocurrió el año pasado por estas fechas, cuando Sánchez acababa de disolver las Cortes después del batacazo socialista en las municipales y autonómicas del 28 de mayo, la situación no parece la mejor para una eventualidad como la llamada anticipada a las urnas. Entonces Sumar estaba en un momento dulce, pues la formación acababa de nacer, y además Podemos, aún en el Gobierno, no tenía margen de maniobra para la separación de los de Yolanda Díaz que luego se confirmó, y que se ratificó el pasado domingo.

Ahora mismo ese espacio a la izquierda del PSOE está a la baja (por debajo del 10% del voto el domingo entre Sumar y Podemos, cuando juntos el 23J obtuvieron un 12%) y algunos de los potenciales aliados parlamentarios, singularmente los independentistas catalanes, no han demostrado un gran poderío electoral en esta cita.

Por lo demás, el PSOE sigue pidiendo al PP rebajar el tono, aunque sin privarse de lanzar duras diatribas contra el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo. Ayer la propia Peña le tildó de «ultraderechista confeso», y no se retractó en absoluto cuando los periodistas le repreguntaron por esas palabras. La portavoz de la dirección socialista, además, lanzó de nuevo una alerta por el «embate de la ultraderecha» en toda la Unión Europea (UE), aunque matizó que «es verdad que España ha sido uno de los países que mejor ha resistido», dado que tiene, dijo, «un partido como el Partido Socialista representando al partido mayoritario de la socialdemocracia europea».

Igualmente, Peña señaló que «nos preocupa, enormemente, la nula opinión del Partido Popular y del señor Feijóo sobre esta cuestión. En un momento en el que España se escora hacia la ultraderecha y ésta se fragmenta en tres partidos, el silencio del señor Feijóo la verdad es que es atronador».

Como ya dijera Ribera la misma noche electoral, la portavoz del PSOE trató de rebajar la victoria del PP, que explicó por haber absorbido todo el voto de Ciudadanos (CS), que en 2019 era una fuerza pujante y obtuvo el 12% del voto en las europeas y ahora ha desaparecido de la Eurocámara.

Peña añadió que «sin embargo, para llegar hasta aquí, el coste de su estrategia electoral ha sido muy alto para la ciudadanía española», pues a su juicio se ha basado en «la polarización permanente, el ruido en las calles, incendiarlas todas ellas... y la asunción de un discurso político de ultraderecha y de la aplicación de las técnicas de odio en absolutamente todas sus intervenciones», sentenció la portavoz socialista.