El frontón de campaña de Peláez y Apaolaza (XIV): gafas para ciegos y farsantes
Decimocuarta entrega del diario de comentarios enfrentados de los columnistas de ABC José F. Peláez y Chapu Apaolaza sobre la campaña vasca
El frontón de campaña de Peláez y Apaolaza (XIII): lo que diga el PNV
El frontón de campaña de Peláez y Apaolaza (XII): la epifanía del PSOE con Bildu
ABC
POR CHAPU APAOLAZA
A ETA le encantan las gafas
Has leído, Peláez, que cuando lo hicieron candidato, a Otxandiano su equipo le puso unas gafas como para parecer un buen chico. La gafa le confería al candidato de Bildu un aire inocente como de alumno de Hogwarts que despistaba de su aspecto de ... machaca de Sortu en las postrimerías del terrorismo. Así se aparece como un tipo guay, sostenible y transversal, estudioso, el yerno que toda mujer querría tener, que te trae flores, que es de tu partido, de tu equipo de fútbol y que pide perdón si sus palabras hubieran ofendido a las víctimas, aunque en el fondo no se desdice. Unas gafas y una chaqueta. Coló.
Pero ahora que sabemos que son gafas de coña, remiten al attrezzo de una teatralización en la que los de Bildu han sentado la cabeza y entienden el dolor de las víctimas de ETA aunque justifiquen, apoyen y acompañen a los terroristas. Ahora que lo sé no puedo dejar de mirarle las gafas, que me recuerdan un poco a esas gafas de broma que llevan la nariz pegada y me pregunto qué otras partes de Otxandiano vendrán incorporadas con las gafas.
Recuerdo que a ETA le encantaban las gafas. Conocí a Urrusolo Sistiaga cuando estaba en activo y llevaba unas casi de culo de vaso. Y Urías, la Pepona, Thierry, Martitegui, Fiti y Madariaga, que era el aita de todos estos.
Gracias a las gafas, fueron un grupo que siempre se consideró intelectual y sabio, pues las lupas les conferían un aire de lector que había entendido que matar venía en los libros. Yo creo que están ciegos de odio.
POR JOSÉ F. PELÁEZ
Los avestruces ciegos
Hay gafas para mirar lejos y gafas para ver de cerca. Las de Otxandiano son como aquellas ventanas que pintó Matisse en Colliure y que intentaban separar un espacio que, en realidad, era el mismo. La ventana, parece querer decir Matisse, no parte el mundo en dos. Pero las gafas de Otxandiano, sí. De aquí para allá, el pueblo elegido. De aquí hacia el otro lado, basura española.
Las gafas no mejoran lo que se ve fuera si lo de dentro es tan negro. Y yo lamento tener que explicar ciertas cosas, pero alguien en el PSOE debería ponerse las gafas de mirar adentro de Otxandiano para entender que, si hoy no les descerrajan dos tiros en el cráneo, es solo porque han decidido que, en este momento, es mejor no hacerlo. Desde luego no es porque tengan algún reparo, algún recelo incipiente en el hecho de matar. Esta gente no tiene respeto alguno hacia la vida humana y quien una vez ha sido capaz de matar al que piensa diferente, sigue siéndolo. No te hablo ya de los veintiún niños asesinados. Hay lugares de los que no se vuelve.
Las gafas de mirar afuera me han dado, no obstante, una sorpresa. En el País Vasco no he visto ni una sola pancarta de 'Euskal presoak etxera' (Presos vascos a casa). No digo pocas: digo ninguna. Tampoco se vio una sola en lo de la gabarra. Podríamos dudar de si han pasado página todos a la vez o simplemente hay orden de esconder la estética y la retórica etarra. No dudes que es lo segundo. Los avestruces tampoco necesitan gafas de sol para no dejarse deslumbrar.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete