El frontón de campaña de Peláez y Apaolaza (XII): la epifanía del PSOE con Bildu

Que Bildu es un partido moralmente execrable se sabía desde hace tiempo, pero chico, servía para gobernar en Madrid y, si apoyaba el sanchismo, bien estaba. Decía Óscar Puente que era un partido progresista, firmaba la ley de vivienda, ¡la ley de Memoria Democrática! Porque servía para la gloria sanchista y qué le íbamos a hacer, gobernaron gracias a su acuerdo en Navarra, les dieron la Alcaldía de Pamplona y lo que hiciera falta.

Me acuerdo de cómo Bildu era un partido de responsabilidad de Estado y el PP, una banda echada al monte, peligrosos ultraderechistas que justificaban la dictadura de Franco, cuando a algunos dirigentes de Sortu se les notaban las marcas de las costuras de la capucha. A la izquierda abertzale le humea la pistola, pero eso Sánchez no lo quiso ver y ahora el pobre Andueza está entrampado en el meollo del sanchismo. Si tan malos son los de Bildu, ¿por qué pactan con ellos?

La campaña electoral vasca es un pequeño milagro. Permite que durante una semana cada cuatro años el PSOE hable de ETA. Ya se sabe que el resto del tiempo es algo propio de fachas o de locos, si es que ambas cosas no fueran, en realidad, la misma. Porque ETA no existe, así que hablar de ello sería como hablar de los 'chemtrails' o del chupacabras. Pero no hay nada que no consiga una buena encuesta en contra y, en cuanto han visto que su socio Bildu va a ganar las elecciones, el PSE ha echado cuentas de la que se les viene encima. Y de repente ETA sí existe. Y no solo existe, sino que es mala como la carne de pescuezo. Y Bildu también por no condenar la violencia. Y Otxandiano no puede ser lehendakari sin negar a Otegi tres veces.

Así que nada, ya tenemos aquí el relato del PSOE para no dar el gobierno a Bildu. Y el resto ya podemos hablar sin problemas, Chapu. El PSOE nos deja. Y los medios allende el muro también. Han levantado la veda, tenemos permiso y ya no somos unos fachas por sentir vergüenza de los pactos del PSOE con los herederos de ETA en Madrid y en Pamplona.

Ah, ¡qué maravilla es ser de los buenos por un día! ¡Qué bello el aire calmo, la primavera queda, el fulgor ciego de este abril socialdemócrata! Tú hablabas del fontanero, pero a mí esto me recuerda al Señor Renault en Casablanca: «¡Qué escándalo! ¡En este lugar se juega!» Y, llegados a estos niveles de hipocresía, no descarto que el circo termine con Patxi López diciéndole muy serio a Feijóo: «Que te vote Txapote». Capaces.