Marlaska se prepara para el doblete de reprobaciones

El PP llevará al Senado el debate de la reprobación de Grande-Marlaska. ‘Spoiler’: saldrá adelante, porque los populares ostentan mayoría absoluta en la Cámara Alta. Esta vez, al titular de Interior se le echa en cara su «nefasta gestión» en Barbate (Cádiz), donde el viernes 9 murieron asesinados dos guardias civiles que combatían el narcotráfico en la zona. El Ministerio del Interior decidió desmantelar una unidad de élite de la Guardia Civil contra el comercio ilegal de estupefacientes y la Fiscalía, sin que se pusiese remedio, advirtió hace meses de los riesgos que entrañaba.

Ya la legislatura pasada Grande-Marlaska fue reprobado, aquella vez en el Congreso, por la tragedia en la valla de Melilla en junio del 2022. Tras un asalto masivo a la frontera de la ciudad autónoma, al menos veintitrés inmigrantes fallecieron. El ministro garantizó que todo había sucedido en territorio marroquí, pero distintos vídeos cuestionaron su versión y los socios del PSOE terminaron dándole la espalda y se unieron a la derecha para censurar la labor y las «mentiras» del responsable de Interior.

Este miércoles será la segunda vez que el Parlamento repruebe a Grande-Marlaska, pero lo cierto es que se ha debatido en más de una veintena de ocasiones la censura al actual ministro del Interior, por los asuntos más dispares. Este tipo de iniciativas, ahora algo habitual, era en el pasado una excepción. De hecho, en los treinta primeros años de democracia las Cortes solo aprobaron este reproche, sin consecuencias legales, a una ministra.

El Senado reprobó en 2007 a Magdalena Álvarez, entonces ministra de Fomento, en una sesión que los periodistas que entonces cubrían la información parlamentaria recuerdan como algo insólito y sin precedentes. El PP acusaba a la socialista del «caos» generado en las infraestructuras de Cataluña por las incidencias en los trenes de Cercanías como consecuencia de la llegada del AVE a Barcelona. Los populares entendían que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero había precipitado el advenimiento de la alta velocidad a la Ciudad Condal con fines electoralistas, en vísperas de los comicios del año 2008.

La reprobación es una figura que no está recogida reglamentariamente –al contrario que la moción de censura, blindada en la Constitución– y que se vehicula a través de proposiciones no de ley o de mociones ordinarias. Su aprobación no tiene consecuencias jurídicas y supone simplemente un reproche parlamentario que equivale a solicitar formalmente al presidente del Gobierno la destitución de uno de sus ministros. Una petición desoída sistemáticamente por los jefes del Ejecutivo que la reciben.

Los más reprobados

Exministra de Justicia

Dolores Delgado

3 REPROBACIONES: una en el Senado por no defender a Llarena. Dos en el Congreso por los audios de Villarejo y por instar a la Abogacía del Estado a no acusar por rebelión en el ‘procés’.

Exministra de Transportes

Raquel Sánchez

2 REPROBACIONES: en 24 horas, el Senado y el Congreso reprobaron a la exministra de Transportes el pasado mayo por los trenes de Cercanías de Cataluña y la vivienda.

Exministro de Exteriores

Alfonso Dastis

2 REPROBACIONES: la primera, en octubre del 2017 por la política migratoria del Gobierno. La segunda, ese noviembre, por criticar la escuela catalana.

Desde la reprobación de Álvarez tuvo que pasar otra década hasta la siguiente. En mayo del 2017, el Congreso reprobó al entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá (PP), a quien la Cámara Baja acusó de nombrar de forma «directa» a fiscales y cometer «injerencias» en causas judiciales. En aquel debate se reclamó también la destitución del entonces fiscal general del Estado, el fallecido José Manuel Maza, y de Manuel Moix, fiscal Anticorrupción. La irrupción de Podemos y Ciudadanos en la vida parlamentaria en 2015 fue clave para cambiar la dinámica. Desde que abrió la veda Catalá en 2017, se han aprobado otras once reprobaciones a ministros. Es decir, una en tres décadas y, desde el 2017 y contando la de Grande-Marlaska de este miércoles, trece en siete años.

De los ministros de Mariano Rajoy, con alguna participación clave de Ciudadanos, que era su socio de legislatura, fueron reprobados, además de Catalá, Cristóbal Montoro, Alfonso Dastis (el primero en serlo dos veces), Juan Ignacio Zoido y Dolors Montserrat. Después, desde la moción de censura con la que Pedro Sánchez llegó al poder hasta el Gobierno de coalición con Unidas Podemos, el Parlamento dictó sentencia tres veces contra Dolores Delgado, en su etapa de ministra de Justicia, convirtiéndose hasta la fecha en la más reprobada de la democracia.

La alianza con Unidas Podemos permitió al PSOE un valle sin reprobaciones aprobadas hasta que en 2023 la situación se tornó insostenible. Primero fue Grande-Marlaska, censurado gracias a los votos de PP, Vox, ERC, Ciudadanos, Junts y la CUP, y después, en veinticuatro horas, la entonces ministra de Transportes, Raquel Sánchez, fue reprobada por el Senado el pasado 10 de mayo y por el Congreso el 11. La segunda reprobación al actual dirigente de Interior será la primera de la legislatura. ¿La primera de muchas?