Lo que va de 2004 a 2023: «Merecemos un Gobierno que no nos mienta»

Hoy es el PSOE quien revive una campaña de acoso ante sus sedes similar a la que sufrió el PP tras los atentados del 11-M

Artículos escritos por Manuel Marín en ABC

Última hora de una nueva noche de protestas frente a las sedes del PSOE

La memoria es selectiva, y la memoria histórica, históricamente selectiva. La tara no es memorística, sino ideológica, y por eso arrastra consigo la idea de una pretendida superioridad moral de quien atribuye a las palabras, a los gestos o las protestas un significado u otro ... en función de quien los protagoniza. Donde había 'jarabe democrático' derivado de 'alertas antifascistas' que obligaban a 'rodear el Congreso', o a convocar caceroladas ante el PP, ahora hay intentos «reaccionarios de destruir la democracia». En los procesos de memoria sólo cambian los actores y su estrabismo. Si la derecha gobierna, todo acto de protesta, incluso virulento, es justificable, proporcional y necesario porque la democracia peligra. Si gobierna la izquierda, como ahora, se impone inexorable la ley del embudo.

Hoy es el PSOE quien revive una campaña de acoso ante sus sedes similar a la que sufrió el PP en 2004, tras los atentados del 11-M. Aquel 13 de marzo, jornada de reflexión, y con casi 200 muertos aún por identificar en una España consternada, se produjo un 'shock' colectivo. Más de 3.000 personas se congregaron ante la sede del PP en Madrid. La convocatoria partió de un colectivo, 'Cultura contra la guerra', que hizo célebre aquél 'pásalo' difundido a través de 'sms'… No había 'whatsapp'. Con cacerolas e insultos a dirigentes populares, los manifestantes gritaron consignas como «traidores», «PP, ilegalización» o «vosotros, fascistas, sois los terroristas», un lema utilizado en las manifestaciones de apoyo a ETA. Se adulteró la jornada de reflexión.

Después de que el entonces vicepresidente Mariano Rajoy compareciese para tachar de «ilegal» aquella convocatoria, quien fuera vicecoordinador electoral del PSOE, Pérez Rubalcaba, dijo la famosa frase «nos merecemos un Gobierno que no nos mienta». Ocho palabras convertidas en un revulsivo, un símbolo, una justificación de la movilización, y en definitiva el mitin final en un día prohibido. No citó nada de lo que ocurría ante la sede del PP… simplemente se limitó a afirmar que el PSOE no había convocado concentración alguna. Como el PP hoy.

Protestas ante Génova en 2004 y ante Ferraz en 2023

El PSOE vive ahora un incipiente 13-M. No hay elecciones a la vista, pero sí una investidura en el aire. Afortunadamente, no hay 200 personas descuartizadas bajo los amasijos de hierro de unos trenes. Hay, en cambio, una negociación opaca con un huido de la Justicia en busca de amnistía. En medio, toda una década de blanqueamiento del independentismo por parte del PSOE. Eduardo Zaplana, por entonces ministro, habló de «acoso ilegal y antidemocrático». Hoy, Pedro Sánchez sostiene que «atacar al PSOE es atacar a la democracia». Similitudes. Manifestarse ante la sede del PSOE, por indeseable que sea socavar a los partidos en su propia sede, sean cuales sean, no es 'atacar'. No es edificante, pero no es atacar.

Sánchez habla de acoso reaccionario y de que nadie podrá amedrentar al PSOE. Santos Cerdán culpa al PP de estar callado y de «avalar la violencia» en las calles. Violencia. De violencia habló Ábalos días atrás: los episodios de los CDR no eran violencia ni terrorismo, solo una «expresión de la soberanía popular», que no nacional. Y María Jesús Montero cree que manifestarse contra el Gobierno «sí es romper España y amenazar la democracia». Sin un escaparate roto, sin coches ni contenedores ardiendo, sin un casco de policía destrozado a golpes de adoquín, sin agentes rotos por la hemiplejia sufrida.

Los paralelismos son tan sospechosos como erróneos. Hay un problema de memoria, otro de negación de legitimidad, otro de coherencia y uno más, quizás el más surrealista, de verdad. ¿Por qué los españoles merecían en 2004 un Gobierno que no les mintiese y ahora no merecen lo mismo? ¿Por qué hoy la indignación es reaccionaria y antes era libertadora? No es un reseteo de memoria lo que hace falta. Ni girar en torno al 'y tú más' recordando los escupitajos en el pelo de Cristina Cifuentes, el acoso a Soraya Sáenz con su hijo en casa, los insultos a Cayetana Álvarez de Toledo, los escraches a Rosa Díez, los zarandeos a Begoña Villacís embarazada o los insultos a la juez Mercedes Alaya en plena calle. Bastaría con no patrimonializar la democracia, con menos revanchismo banderizo y con un Gobierno que no nos mienta. En 2004 y en 2023. Palabra de Rubalcaba.

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