El fiscal pide seis años de cárcel y la expulsión del país por una paliza homófoba en el Metro

El escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, al que ha tenido acceso ABC, relata que el 1 de mayo de 2024, sobre las 22.25 horas, los novios se encontraban en el andén de la mencionada parada cuando el procesado, «con un absoluto desprecio y movido por sus prejuicios hacia la orientación sexual» de las víctimas, les agredió.

Se percató de que ambos estaban allí en actitud cariñosa, dándose abrazos como una pareja más; «se dirigió a ellos, guiado por un ánimo de menoscabar su integridad física», y empujó por la espalda a D. E. G., uno de ellos. Le reprocharon lo que acababa de hacer, pero el cubano se fue al otro varón y le dio un fuerte puñetazo. Cayó al suelo.

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Cuando S. L. G. trataba de levantarse, lo pateó y lo tiró a las vías del metro. Se volvió hacia D. E. G y le golpeó de nuevo, dándole con el puño en la boca, lo que también hizo que se fuera al suelo. Allí, también le dio patadas y golpes de todo tipo, tanto en la cara como en el resto del cuerpo. Su novio logró salir del foso de vías e intentó que el acusado dejara de pegar a su pareja. El cubano lo volvió a empujar y salió corriendo para huir, pero los vigilantes de seguridad consiguieron detenerlo.

A raíz de la fatal agresión, S. L. G. sufrió heridas incisocontusas en la región supraciliar izquierda, un hematoma en el ojo y necesitó un tratamiento médico-quirúrgico que duró diez días antes de la cura. Como consecuencia, le ha quedado una cicatriz de 5 centímetros en paralelo a la ceja; además, padece una «reacción de incredulidad; diversas emociones desagradables, como decepción y miedo. Todo ello ha implicado »un deterioro en su bienestar psicológico y disminución en su rendimiento laboral«.

En cuanto a D. E. G., sufrió una herida incisocontusa en la mucosa del labio inferior, traumatismo craneoencefálico, hematoma en la nariz con edema, dolor en el sacro y en las cervicales, con diez días de tratamiento también. Como secuelas, tiene «síntomas conductuales asociados a un estado de shock e incredulidad, seguido de un desbordamiento emocional, con miedo e inseguridad».

El cubano tiene antecedentes y, además, está ilegal en España, por lo que, al cumplirse los dos tercios de condena, la Fiscalía pide que sea expulsado del país y no pueda regresar en seis años.