Gallardo-Domás y Zapata debutan con «Luisa Fernanda»

Gallardo-Domás reconoce que entra en la zarzuela, «por lo más alto, en la cuna del género». La experiencia ha sido gratificante pero no exenta de dificultades a la hora de combinar las partes cantadas con las habladas. «En la ópera hay recitativos, pero siempre van acompañados por algún instrumento. Aquí resulta más complicado volver a colocar la voz». La soprano chilena que ha paseado el personaje de Cio Cio de «Madama Butterfly» por todo el mundo ha contado con un asesor de excepción, Plácido Domingo, al que durante los últimos meses ha acompañado en la presentación de la ópera «Il Postino», en Los Ángeles, Viena y próximamente lo hará en el Chatelet de París.

Embajador de la zarzuela, Gallardo-Domás no ha dudado en pedirle consejo, «cuando estabamos en Viena, se encontraba también allí el elenco que estaba protagonizando “Luisa Fernanda” y aprendí mucho viéndolos». Explica que algunos de los números ya los guardaba en la memoria, «pues mi abuela tocaba el piano y conocía muchas obras». Y es que la zarzuela es un género muy presente en su país, «aunque en los últimos años se ha ido retirando. Pasa con la ópera, imagínese con la zarzuela».

De su papel, Luisa Fernanda, afirma que no es nada agradecido, «todo se lo lleva Vidal. Le falta tener algún aria importante». A pesar de ello, asegura, que la experiencia ha sido muy positiva: «He aprendido mucho». Hasta el punto de que ya está barajando otros proyectos, como «El gato montes» de Penella, para la próxima temporada. Un año después abordará otro reto: la ópera «Pepita Jiménez» de Albéniz, en los Teatros del Canal, dirigida por Calixto Bieito.

Otro debutante es el tenor José Manuel Zapata, al que vimos hace poco en el Real en «Rosenkavalier». Su ausencia de la zarzuela la atribuye a su «vorágine rossiniana». Acostumbrado a cantar en italiano, su mayor dificultad ha sido la de interpretar en castellano a Javier, que se debate entre el amor de Luisa Fernanda y Carolina, «un papel en el que me he encontrado muy bien». Tras el éxito de su disco de tango, adelanta que está en conversaciones para otro disco de crossover , pero «de copla».

Unos llegan y otros se van. Luis Olmos se despide de la dirección de la Zarzuela con este montaje, que combina el clasicismo de las imágenes —«quería que fueran fieles a la ambientación de la historia, que transcurre en la revolución del 68»— y el vanguardismo del soporte, pues se trata de una escenografía compuesta por 500 leds. «Se ha tardado un año en la creación de las imágenes, que parecen telones pintados», explica. Esta tecnología permite «dinamizar» la escena además de suponer un coste menor que el de una producción tradicional. En cuanto al texto, de Romero y Fernández-Shaw, Olmos lo ha adaptado, «pasándolo a prosa y sintetizándolo».

Cristóbal Soler, director musical de la Zarzuela desde septiembre, se alternará en el foso con Oliver Díaz.