El volcán hace historia en Barajas

Los fenómenos naturales son los que más problemas generan en Barajas, y en general, en todos los aeropuertos. En el pódium de los días negros para el tráfico aéreo en Madrid le sigue en cifras de cancelaciones el temporal de nieve que colapsó la capital durante el 9, 10 y 11 de enero de 2009. Entre quince y veinte centímetros de nieve obligaron a paralizar las operaciones del cuarto aeródromo de Europa. Durante esos días se suspendieron 1.005 vuelos, afectando a más de 55.000 personas. El día de mayor caos fue el 9; se anularon 571 operaciones.

El accidente de Spanair ocuparía el tercer puesto en este «ranking». Aquel fatídico 20 de agosto de 2008 operaron 934 vuelos de los 1.254 previstos. En total, se suspendieron 324. Cercano a ese dato se encuentra el último temporal que sufrió Madrid el 22 de diciembre del pasado año. 314 vuelos se cancelaron por los casi 8 centímetros de espesor de nieve que cubrieron las pistas de Barajas.

Con datos inferiores aparecen las cancelaciones a consecuencia de las huelgas. La que protagonizó el mayor número de vuelos sin partida fue una de controladores en 1998. Durante dos días obligó a suspender más de 300 vuelos. Le seguiría la última huelga sufrida por personal de cabina en octubre, cuando Iberia canceló 210 vuelos desde Madrid-Barajas.

Terminal sin salida

Como siempre ocurre en este tipo de situaciones, miles de personas se quedan atrapadas en los aeropuertos sin encontrar respuesta ni salida a corto plazo. Ayer y el sábado fueron los días más problemáticos para Barajas a consecuencia del volcán islandés.

Los pasajeros afectados desoyeron las recomendaciones de Aena, las compañías aéreas y la Delegación del Gobierno de quedarse en casa si se tenía un billete hacia las zonas afectadas.

En la Terminal 4, la más perjudicada por cancelación de vuelos, un trabajador de la instalación informaba ayer de que el recinto estaba tan saturado de gente como el día anterior: «La gente no ha hecho caso». La escena se repetía por segundo día consecutivo: la zona de facturación vacía y los mostradores de atención al cliente desbordados por una kilométrica hilera humana.

Joseba llevaba 15 minutos en la fila de atención al cliente para que le dieran una solución a la partida de su hijo hacia Londres hoy. Aún le quedaban unas horas de espera en la cola. «Desde casa no se puede hacer nada. Ni por teléfono ni en las páginas webs se ofrece información al respecto», decía indignado.

Más sosegado reflexionaba sobre el hecho de que contra un volcán no se puede hacer nada, pero volvía a encenderse cuando recordaba las advertencias de las instituciones el día anterior: «Si no quieren que vengamos al aeropuerto, que hagan una mejor gestión telefónica», replicó algo alterado.

A Londres, sin solución

Lo que no sabía Joseba es que para todos los pasajeros con destino a Londres no existía alternativa. Por ejemplo, de las 2.500 personas que Iberia había alojado ayer en hoteles, 1.900 correspondían a los vuelos al Reino Unido.

La nube de ceniza volcánica provocó también que a primera hora de la mañana se cancelaran los vuelos hacia Barcelona por la cercanía de la misma a la Ciudad Condal, aunque se reanudaron por la tarde. «No sabíamos nada. Nadie informó ayer de ello», comentaba Catherin, una venezolana afectada. Hoy, la incertidumbre continúa.