Sigue la «guerra de los anuncios» entre PP y Ciudadanos para salir en la foto de presupuestos

La «guerra de los anuncios» comenzó con el mes entre ambos políticos. La formación naranja empezó a instalar las vallas para dar lustre a los acuerdos conseguidos con el PP el mismo día que se aprobaron en consejo de Gobierno, el 31 de octubre. Sus aportaciones, defienden, se han materializado en varias partidas del presupuesto regional. Y como la presidenta quiso presentarlos sola, sin contar con ellos, dicen, no les quedó más remedio que publicitar su participación en los mismos.

Pero desde el PP la opinión que tienen es muy diferente: afirman que las medidas incluidas en las cuentas tras negociar con Ciudadanos no suponen más que el 0,5 por ciento del total de las cuentas públicas. Y algunas, como las que supondrán reducción del IRPF -para familias y jóvenes- se han introducido porque están en el programa electoral del PP, y no porque Aguado lo impusiera a comienzos de septiembre como una «condición sine qua non» para darle su apoyo en la Asamblea a los presupuestos.

Un apoyo imprescindible para aprobarlos: los 17 diputados de Ciudadanos, unidos a los 48 del PP, logran sumar los 65 votos que son mayoría frente a los 64 que suman, a su vez, PSOE (37 diputados) y Podemos (27) .

La cartelería con los «hechos» de Cifuentes -este es el eslogan utilizado en la campaña- se inició apenas unos días después de la de Ciudadanos, el 3 de noviembre. Incluye medidas relacionadas con la educacíon, como la contratación de personal docente o la construcción de centros, o el fomento de la educación bilingüe. Y también hay anuncios sobre la bajada de impuestos.

Los dos políticos se han recriminado mutuamente el que consideran intencionado robo de protagonismo. Lo han hecho en ruedas de prensa y también se han referido al asunto de las campañas «gemelas» de Metro en el pleno de la Asamblea de Madrid. Casi dos semanas después de la presentación de los presupuestos, la «guerra de los anuncios» continúa. Sólo falta por ver si los dos socios de investidura son capaces de limar asperezas, o si sus cada vez más frecuentes «agarradas» terminan complicándole la Legislatura a la presidenta Cifuentes.