Detenido el asesino del Grindr, que mató a un joven de 40 puñaladas en Carabanchel

De hecho, el rastro de sus perfiles en internet y de sus allegados también ha sido esencial para ahora echarle el guante. Pieza fundamental en la resolución ha sido su actual pareja, que no tiene relación alguna con el crimen.

Durante estos tres años, el encartado había pasado por Bolivia, para volver a su país, escondiéndose en distintas viviendas entre Tucumán y Buenos Aires. No le constaban registros bancarios ni en la Seguridad Social. Era como un fantasma.

Al criminal se le seguía la pista casi desde ese 22 de febrero de 2018, puesto que había dejado no solo su rastro de ADN, sino su perfil en Grindr e incluso se le veía en las cámaras de seguridad la noche de autos. Fue poco cuidadoso en el asesinato, al fin y al cabo. Pesaba sobre él, hasta ahora, una circular roja de Interpol con orden de detención.

El suceso, sin embargo, se conoció dos días después, cuando un amigo encontró el cadáver de Juan Manuel Díaz Santos (la víctima se había cambiado el nombre), su piso de la calle de Alejandro Sánchez, 2, en el que residía desde hacía un par de años. Estaba en la cama, desnudo y cosido a puñaladas. Las tenía repartidas por todo el cuerpo , aunque la mortal la presentaba en el cuello. Había estado manteniendo relaciones sexuales.

El finado había llegado a Madrid hacía cuatro años , después de sufrir distintos robos en su localidad natal, Yabucoa, en Puerto Rico. En España, le decía a su familia, se sentía más libre. de ahí su cambio de identidad.

Juan Manuel o Najuzaith Zahell había estudiado Ingeniería Informática y, luego, un máster de esa materia en su país. Era culto, se definía como artista y hablaba perfectamente el español y el inglés. Tenía una vasta formación en el mundo de la tecnología, con especial énfasis en la programación, arte, modelado y animación en 3D.

Su hermana, Ivonne, y su primo Julio Díaz emprendieron desde Puerto Rico una recogida de dinero a través de una cuenta «crowdfunding» para conseguir los entre 10.000 y 15.000 dólares que les costaba la repatriación . También estuvieron en contacto con el Departamento de Estado.