Las cundas de Embajadores se extienden por nuevas calles ante la presión policial

Los vecinos están cada vez más desalentados: llevan diez años sin encontrar soluciones a la degradación de su barrio

ABC

ADRIÁN DELGADO

Glorieta de Embajadores. Muchos de los drogadictos que habitualmente cogen las cundas acaban de cobrar la paga de Inserción. Con el dinero aún fresco en los bolsillos dan comienzo a uno de los días álgidos para los «taxistas de la droga» que hacen ... su negocio con «el mono» de sus clientes. Pagan 4 o 5 euros, en función de si consiguen llenar o no al completo una cunda. No hay nada que se lo impida. Tampoco se esconden.

Esta es la realidad que desde hace 10 años ha convertido a la Glorieta de Embajadores es el centro neurálgico de la drogadicción en la capital . Para desesperación de sus vecinos, ni siquiera el incremento presencial de policías ha mejorado esta situación. Municipales y nacionales patrullan a diario la esquina de la glorieta con Alonso del Barco —más conocida entre los vecinos como «Alonso del “narco”»— algo que únicamente ha conseguido dispersar el problema por las calles aledañas.

«Lo hacen por la mañana hasta las 13 horas —advierte a ABC Dionisio, un vecino de la zona—. Después se van hasta las cuatro y llega lo peor», resopla. «El jueves, como cada semana, nos concentraremos unos cuantos a las ocho en esta esquina. Si le digo la verdad cada vez somos menos. La gente ya se ha resignado con esta situación », concluye Dionisio.

Mientras que los agentes están presentes en dicha esquina las cundas cambian su punto de partida. Los cunderos son fácilmente reconocibles porque tanto su calzado como las ruedas de sus «taxis» están salpicados del barro que hay por las sendas de la Cañada Real. Allí es donde se dirigen cada día. Es cuestión de horarios, y tanto los cunderos como sus clientes lo saben.

Cuando hay presencia policial, las cundas se reparten por las calles aledañas a la Glorieta de Embajadores

Lejos de reducirse el problema se ha extendido. Hasta la una del mediodía los «taxis de la droga» efectúan su salida desde calles próximas como Bernardino Obregón, Sebastián Elcano o en la misma calle Embajadores. Allí es, precisamente, donde los captadores —aquellos que se encargan llenar cada cunda— hacen su trabajo.

En sólo una hora ABC es testigo de cómo un mismo vehículo, un Opel corsa verde hace dos viajes completos. No es el único. Mientras se aleja cargado, uno de los captadores reserva el hueco que ha dejado para aparcar un nuevo «taxi». « El sistema está ya casi “institucionalizado” . De hecho apenas hay ya discusiones. Hay cundas para todos. Funcionan exactamente igual que una parada de taxi», explica Daniel.

«El intercambiador de la droga»

Las cundas de la droga comienzan en los transportes públicos que confluyen en la Glorieta de Embajadores. Está muy bien comunicado: dos líneas de Metro, Cercanías, EMT y autobuses interurbanos. « La línea 3 de Metro, en ambos sentidos, es una de las más utilizadas por los drogodependientes para llegar hasta las cundas. Otros llegan en Cercanías desde Aluche, Carabanchel e, incluso, Getafe», comenta uno de los guardias de seguridad del intercambiador de embajadores que prefiere mantener su anonimato.

«Lo más violento es cuando consumen la droga en los pasillos del Metro»

«La mayoría paga su billete. No suelen colarse y normalmente son bastante pacíficos. A veces preguntan por donde ir para salir “al Santander”, la esquina donde salen las cundas», explica. «Lo más violento es cuando consumen la droga en los pasillos del Metro, normalmente es heroína fumada. Lo hacen delante de los niños sin que les importe. Por aquí pasan miles de menores al mes porque hay varios centros escolares », concluye el vigilante.

Siete centros educativos en los alrededores

Concretamente hay siete centros educativos en las inmediaciones de la Glorieta de Embajadores: el IES Cervantes, el IES Juan de la Cierva, el colegio público Legado Crespo, el centro privado San Saturio, la escuela de ingenieria técnica industrial de la Universidad Politécnica y los Salesianos. Esta es una de las preocupaciones más importantes de la Asociación de Afectados por las Cundas de la Glorieta de Embajadores.

«Hace unos años quitaron un anuncio publicitario de cerveza de una fachada de la ronda de Valencia porque estaba demasiado cerca de los colegios y podría incitar al consumo de alcohol entre los menores. Pero paradójicamente a nadie le importa que nuestros hijos vean diariamente a gente pinchándose o fumando heroína, defecando en la vía pública o delirando tras el éxtasis de la dosis. ¿Y sabes qué es lo peor? Que los niños ya lo han asimilado como algo normal y habitual . Es demencial», explica Daniela, una madre, en la puerta del IES Cervantes.

Los vecinos están cada vez más desalentados. Bajo el lema «Indígnate contra las cundas» , el domingo pasado la plataforma «Recuper@ Embajadores», en su batalla para exigir a las autoridades el fin de este problema, sólo consiguió recoger 350 firmas. Con éstas suman más de 3.000 apoyos contra este problema que no deja de degradar la imagen de un barrio en el que denuncian que cada vez es más complicado «hacer una vida normal». Aun así, no se rinden. El próximo domingo volverán a concentrarse en la esquina de «Alonso del "narco"» a las 12 de la mañana.

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