Aumentan los casos de enfermedades transmitidas por animales en la región
La inmigración, el turismo y el tráfico internacional de animales, productos cárnicos y lácteos, origen de este aumento en los últimos años, según Salud Pública
SARAH ALLER
MADRID. No son enfermedades contagiosas, su incidencia en la población es realmente baja -en comparación con otras patologías-, pero siempre están bajo el examen de los expertos en Salud Pública por la gravedad, muchas veces, de las infecciones, y porque son un medidor ... de nuestras condiciones higiénico-sanitarias. Son las zoonosis, enfermedades que se transmiten de los animales vertebrados al hombre y viceversa y que han experimentado un aumento progresivo en la región en los últimos años.
Según un informe realizado por el servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, las tasas que más se han incrementado corresponden, entre otras, a la brucelosis -por consumir derivados de la leche contaminados-, la hidatidosis -quistes almacenados fundamentalmente en perros sin control sanitario-, la leishmaniasis -trasmitida a los canes por un insecto- y la triquinosis -por consumir carne infectada-.
Fiebre alta y dolores musculares
El documento hace referencia, por ejemplo, a la necesidad de vigilar las tasas de brucelosis en la región, puesto que están aumentando en los últimos años «de forma progresiva». De hecho, si se echa un vistazo a los datos se puede observar que el número de casos se ha triplicado: de los 13 detectados en 2002 a los 36 de 2004. Algo similar ocurre en la leishmaniasis, que pasa de 67 a 78 infectados y la hidatidosis, con 243 casos en 2004 frente a los 219 detectados dos años antes. «La brucelosis es una enfermedad ocupacional que afecta sobre todo a ganaderos, veterinarios o personas que están en contacto con ganado enfermo». Lo dice Francisco Marqués, subdirector de Epidemiología, que pone el acento en sus efectos secundarios. «Es una enfermedad grave, con fiebre alta, dolores musculares y que puede tener secuelas si no se trata rápido». La bacteria transmisora está presente en productos derivados del ganado vacuno y ovino. «Los lácteos, la leche cruda o el queso sin tratar y que carece de garantías higiénicas son los principales focos».
En el caso de la hidatidosis y la leishmaniasis, los perros sin control veterinario son los principales transmisores. «Los quistes hidatídicos se almacenan sobre todo en perros y la leishmania está producida por un insecto. Hay más de 20 tipos de gérmenes y en España es un problema importante».
La solución pasa, según Salud Pública, por mantener unas normas básicas higiénico-sanitarias. «No se pueden consumir productos sin garantías ni controles y tampoco elaborar en casa productos derivados de la carne sin una previa certificación veterinaria. Si se tienen animales en casa, también hay que hacerse responsable de su salud y desparasitarles y vacunarles para que no sean foco de infección. Las mascotas son responsabilidad del dueño. La administración se encarga de desparasitar a los perros vagabundos y a los que están en centros de acogida». Según Marqués, el hecho de que haya un repunte de casos en la región se debe a varios motivos: al incremento del tráfico internacional de animales y derivados de éstos, al aumento del número de mascotas en los hogares, al turismo y a la inmigración. «Que Madrid tenga más casos no quiere decir que estemos peor, sino que se vigila más y se detectan más. En leishmaniasis estamos en una situación benigna, por debajo de otras regiones, y en hidatidosis nos situamos por encima de la media nacional. Además, en los tres años a los que se refiere el informe -2002, 2003 y 2004- se ha producido un cambio importante en el patrón demográfico madrileño. La llegada de personas de origen extranjero ha influido, puesto que tienden a importar productos típicos de su tierra que no siempre pasan controles».
Los chorizos de la caza
La carne procedente de la caza también da problemas. «Todos los episodios de triquinosis que hemos tenido son por consumir productos elaborados en casa. Por ejemplo, se van a cazar jabalíes y luego con él hacen chorizos. No hay controles veterinarios ni sanitarios y la carne de jabalí, gamo o caballo puede estar contaminada por triquina». En estos casos, la peor parte se la llevan niños, ancianos y personas con el sistema inmunitario deprimido -tuberculosis, sida o drogodependencias-. También los residentes en asentamientos chabolistas, principal foco de contaminación de las enfermedades transmitidas por perros. «La mitad de los fallecidos por estas causas -dice- son inmunodeprimidos».
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