SÁNCHEZ: SEGUNDOS FUERA
El 'procés' es sólo fruto de su imaginación
Saca pecho de que su 'cambio de criterio político' haya pacificado Cataluña mientras que la derecha vive del conflicto y otras bajezas
Si no fuera porque he visto con mis propios ojos Montjuic, el Arco del Triunfo y a Pepe García Domínguez, dudaría de si realmente he estado en Barcelona o esto era, no sé, Zaragoza. Porque el mitin de Collboni, Batet, Illa y Sánchez en el ... Palacio de Congresos -sin duda, el acto más importante de la campaña- ha discurrido como en cualquier otra ciudad, saltando de tópico en tópico y tirando de reivindicaciones sociales, promesas arcoíris y billetera keynesiana sin una sola referencia al 'conflicto'. Y entrecomillo 'conflicto' porque, en realidad, no creo que exista una controversia, pero así nos entendemos todos.
Lo que existe es una panda de cafres con serios problemas para entender que no pueden ponerse por encima de las leyes porque eso implica ponerse por encima del pueblo del que emanan. Es decir, ser un fascista. Y con serios problemas también para aceptar que no son ni más ni menos que un señor de Medina del Campo y que, por eso mismo, no hay que tratarlos de un modo especial.
Y, por supuesto, eso no es ningún conflicto, como mucho una falla profunda en la personalidad de algunas personas ya convenientemente juzgadas, condenadas y apresadas por el estado y posteriormente indultadas por el Partido Socialista Obrero Español.
Pero creo que hoy se le ha olvidado recordarlo. No hubo en Barcelona ni una referencia al 'procés', ni una referencia a los indultos, ni una referencia a que el PSOE gobierna gracias a su acuerdo con un partido golpista cuyos líderes han sido condenados por malversar caudales públicos.
Ni una sola referencia a un friqui que hay por ahí fugado inflado de mejillones, ni una sola referencia a que Sánchez haya sido obligado a eliminar el delito de sedición aunque «ho tornarem a fer» ni una sola referencia a que por aquí se protestaba tirando adoquines a la cabeza a los policías nacionales a los que el presidente se dirigió como 'piolines', ni una sola referencia a una declaración unilateral de independencia, ni a una mesa de diálogo fuera de las instituciones, ni una referencia a un referéndum ilegal, ni una referencia a los CDR, ni una referencia a que los niños que exigen estudiar en su idioma son perseguidos institucionalmente y, en definitiva, ni un sola referencia a nada que haga pensar que aquí ha pasado algo.
Y es curioso porque, en los mítines que dan en el resto de España, sí que habla del tema, aunque sea por encima. Y saca pecho de que su 'cambio de criterio político' haya pacificado Cataluña mientras que la derecha vive del conflicto y otras bajezas. Pero, qué cosas, en Barcelona no se le ha ocurrido ahondar en este tema. Si acaso alguna lejana referencia y un elefante en el centro del auditorio del tamaño de la comisaría de Vía Layetana. Y si no hablas del tema estrella precisamente el día que toca, es posible que sea porque no estás muy orgulloso de ello. O, quizá, porque todo ello solo ha sucedido en nuestra imaginación.