SÁNCHEZ: SEGUNDOS FUERA
Cambio de estrategia
El presidente nos ha dicho en rueda de prensa que está totalmente 'out' de lo que se dice en España, que está enfrascado en otras cosas que nosotros, vulgares plebeyos, jamás entenderíamos
Quizá una despedida (11/07/2023)
Vilna y Moncloa están separados por 3400 kilómetros, veinticinco meridianos y un inhibidor de frecuencias. Esto último sería lo que aísla a Sánchez de todo lo que ocurre en Madrid, algo parecido a aquella capa de invisibilidad con la que Frodo se escondía de ... la araña que desprendía oscuridad, que, la verdad, es un concepto que siempre me ha dado bastante mal rollo. Aunque quizá no sea la única que desprende oscuridad, he visto esta campaña pupilas negras y midriasis que acojonan.
En cualquier caso, esa sería la única manera de entender la burbuja en la que pretende hacernos creer que vive instalado: la existencia de una especie de escudo antimisiles que elimina su conexión a Internet para que cuando llegue a la cama y eche un vistazo a los periódicos no lea todo lo que sale por estas ibéricas boquitas.
Este miércoles nos ha dicho en rueda de prensa que está totalmente 'out' de lo que se dice en España, que está enfrascado en otras cosas, en cosas de presidentes de turno de la UE que nosotros, vulgares plebeyos, jamás entenderíamos. Y que, por ese motivo, no ha leído prensa, no ha escuchado tertulias y ni siquiera se ha acercado a ningún tipo de análisis del tema. Parecía estar a punto de poner su cara de estupor y decir: «¿Cómo? ¿De-ba-qué? Disculpe, pero no sé a qué se refiere», justo antes de soltar una lagrimilla.
Si bien, también es posible que el de Sánchez sea un inhibidor mágico que solo inhibe lo que él quiere que se inhiba, qué sé yo, la prensa, los pactos, los memes. Aunque eso tampoco sería del todo cierto porque en 'Hora Ventipico' ha dicho que le hacían mucha gracia los memes que le llamaban 'Perro' Sánchez (¿?), así que confirmamos que los memes traspasan el escudo antimisiles. Pero no la prensa deportiva. Erdogan le ha dicho que quiere hacer una cumbre en España para ver jugar a Arda Güler con el Madrid, pero que él ni siquiera sabía quién era. Será por el inhibidor.
O eso o que está obsesionado con lo sucedido y esta es la forma a través de la cual pretende minimizar el apoteósico ridículo. Piensa que, si le quitamos importancia, quizá parezca que aquello no fue para tanto, que un debate es como un podcast y que a ver quién es el guapo que no ha perdido cuatro escaños en una noche. O, peor aún: quizá sea cierto y no ha leído nada, en cuyo caso debería despedir a todos sus asesores por no haber sido capaces de hacerle un 'brief' que pudiera leer en tres minutos.
Y, por supuesto, confirmó que no piensa hacer ningún cambio en su estrategia electoral porque (sic) «es un hombre de principios y convicciones», que, cuando lo escuché, casi se me cae el café de la risa. La realidad, por supuesto, es la contraria y todo lo que dice es una muestra clara de que va a cambiar la estrategia de forma radical para salir del bucle obsesivo en el que ha entrado. Empezando con un mitin hoy en Santander que no estaba previsto y una entrevista de urgencia en la radio de cabecera para poner el tapón en el desagüe.
Necesita que dejemos de hablar del tema, así que nos tendrá preparadas sorpresitas. Que, la verdad, para no estar enterado de lo que sucede, cualquiera diría que no ha hecho otra cosa.