El Gobierno denuncia que la decisión del TC es de una «gravedad máxima»
El ministro ha pedido tranquilidad después de que su partido y sus socios alimenten la idea de que la decisión era poco menos que un golpe de Estado
Nada más cumplirse la medianoche comparecía desde la sala de prensa de Moncloa el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que en primer término comenzaba dejando claro que «la resolución del TC debe acatarse», pero pasando rápidamente a criticar la decisión: «no compartimos el insólito ... procedimiento», dijo.
Lo ha hecho en un tono visiblemente abatido, dado que el TC ha tumbado la reforma exprés y el plan de Pedro Sánchez de modificar las mayorías parlamentarias necesarias para renovar el TC. Bolaños consideraba de «gravedad máxima» que la «decisión más grave» adoptada por el TC se haya tomado «en un tiempo breve y con una mayoría exigua». El Gobierno denuncia que «el TC ha detenido la acción legislativa de los representantes legítimos del pueblo español, algo que nunca había sucedido en 44 años y que afecta a la separación de poderes».
Bolaños ha recordado en su comparecencia que «la ley no confiere al Constitucional la posibilidad de paralizar la actuación de las Cortes Generales. Esa facultad existía y en 1985 se derogó para evitar lo que ha ocurrido hoy».
Además, el ministro de Presidencia denuncia que «el TC ha paralizado su propia renovación, que lleva pendiente 6 meses. Y lo han hecho algunos magistrados con el mandato caducado que, con su voto, han decidido su propio futuro».
El Gobierno advierte entonces que se trata de un «un conflicto» entre ellos y el PP; así lo dicho Bolaños: «Entre quienes cumplimos la Constitución y quienes la incumplen desde hace cuatro años». Y ha seguido: «El PP quiere controlar el Parlamento cuando es mayoría y cuando no lo es (...) El PP ha recurrido siempre al TC todo avance de la sociedad española, lo hizo con la ley del aborto, la de igualdad, la del matrimonio igualitario, la de eutanasia o la reforma laboral».
Bolaños también ha pedido tranquilidad después de que su partido y sus socios alimenten la idea de que la decisión era poco menos que un golpe de Estado.