análisis
Una designación con aroma político
Que la elección de La Coruña para acoger la Aesia sea una gran noticia no implica que no haya trasfondo
Galicia
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Iniciar sesiónEn la pedrea de la deslocalización de sedes gubernamentales, el Ejecutivo sacó este lunes las bolitas de La Coruña y Sevilla para acoger las agencias de inteligencia artificial y aeroespacial, respectivamente. Los agraciados lo celebraron de manera muy justificada por lo que implica de atracción ... de empleos altamente cualificados, de significación de sus ciudades en círculos de desarrollo e innovación tecnológica, de imbricación con el tejido investigador universitario. Habrá que ver si una simple agencia es capaz de construir a su alrededor un ecosistema empresarial, como por ejemplo consiguen gigantes como Inditex o Stellantis. El tiempo dirá.
Pero más allá del relato oficial –que no está exento de razón–, la elección de una y otra ciudad deja en el aire un trasfondo claramente político. Dos ciudades con alcaldes socialistas, con mayorías no consolidadas y en comunidades gobernadas por el PP. No es casualidad. Aunque las circunstancias de Sevilla y La Coruña son ligeramente diferentes.
En el caso hispalense, el PSOE tiembla ante la posibilidad de que el 'efecto Juanma Moreno' –que arrasó a los socialistas en las autonómicas– se lleve por delante a la capital andaluza. No pintan bien las municipales para el partido del puño y la rosa, con Huelva, Jerez, Cádiz y Granada amenazadas por un giro a la derecha. Perder también Sevilla –donde el alcalde Antonio Muñoz carece del peso que sí tenía su antecesor Juan Espadas– dinamitaría la reconstrucción del PSOE andaluz a corto plazo para intentar plantar batalla y tener opciones de recuperar la Junta.
La Coruña se mueve en otras variables. La ciudad fue un feudo socialista con un alcalde que ahora reniega de su antiguo partido, Francisco Vázquez, escandalizado por la deriva a la que lo ha sometido Pedro Sánchez. Luego pasó por varias manos –políticamente hablando– a izquierda y derecha, hasta que en 2019 Inés Rey consiguió investirse con los votos de la izquierda y el nacionalismo para gobernar en solitario. Pese a ello, la ciudad ha arrojado una dualidad en función de las elecciones. Que María Pita fuera socialista no impidió que el PP ganara las autonómicas de 2020 con un incontestable 46%, casi treinta puntos más que el PSOE de Gonzalo Caballero, ese gran líder.
Esta dualidad, sin embargo, está menguando elección tras elección en el Vigo de Abel Caballero. En las municipales de 2015, el alcalde alcanzó casi el 52% frente al 20% del PP; las autonómicas de 2016 invirtieron parcialmente las tornas, con el PP en el 34% y el PSOE en el 22,5%. En las locales de 2019, Caballero creció hasta el 67,6%, y dejó seco al centro-derecha en un paupérrimo 13,7%; las gallegas de 2020 arrojaron un cuasi empate técnico al 32%, con el PP de Feijóo ganando por apenas 800 votos.
Con Vigo en un proceso claro de consolidación electoral sean cuales sean los comicios que se celebren –en las generales el PSOE ya fue primera fuerza–, los socialistas gallegos necesitan reforzar el otro extremo del Eje Atlántico, La Coruña. Todo apunta a que es una apuesta de González Formoso que siembra para recoger a medio y largo plazo. Recuperar la segunda ciudad en población de Galicia es un pilar sobre el que reconstruir el proyecto socialista en la Comunidad, que no atraviesa por sus mejores momentos.
Las encuestas están ahí, como las publicadas recientemente por Sondaxe, que pese a reconocerle viento favorable en las municipales al PSdeG sigue situándolo muy por detrás del BNG en unas hipotéticas autonómicas. La marca sigue muy castigada por la gestión y las alianzas de Pedro Sánchez, y la figura de Formoso no termina de eclosionar a ojos de la opinión pública. El segundo elemento de la ecuación es el hecho de que Moncloa haya concedido al PSdeG esta designación, cuando había otras ciudades con alcaldes socialistas levantando la mano, véase Gijón, Granada o Palma de Mallorca. En el caso asturiano y balear, ciudad y gobierno regional son del PSOE, por lo que la presión era doble. Y sin embargo, ganó Galicia.
Esto permite interpretar que ese PSdeG que no acaba de levantarse en las encuestas mantiene predicamento en Ferraz y Moncloa, que la sintonía entre Formoso (y Besteiro) con Pedro Sánchez permanece intacta, a pesar de que se intente dibujar un escenario de malestar por la manera en que el PSdeG está gestionando la crisis con los críticos de Gonzalo Caballero, que siguen sin haber digerido su derrota en las autonómicas y las posteriores primarias internas para la secretaría general.
Quizás así se pueda explicar que en el día en que la vicepresidenta Nadia Calviño vino a 'inspeccionar' la nueva sede de la futura Aesia, en la foto solo posaran políticos del Partido Socialista, como si el papel del gobierno gallego decantándose por La Coruña y no Santiago –que habría sido igual de válida para albergarla, no nos engañemos– hubiera sido menor. La Xunta se ha quedado fuera de juego en esta designación y va a tener difícil reclamar el papel que considera justo. La designación de La Coruña ha sido una buena noticia, sí, pero en realidad es una operación política.
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