La ola de incendios de Galicia devora casi 20.000 hectáreas y obliga a desalojar a 1.400 personas
El foco más preocupante se sitúa en Carballeda de Valdeorras, en Orense, donde han ardido 7.500 hectáreas; el presidente del Gobierno se desplaza esta tarde a la zona
El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, «ligeramente más optimista», detalla que se han visto afectadas 85 construcciones, aunque este martes ya se ha permitido regresar a vecinos
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Iniciar sesiónLa ola de incendios que, inmisericorde, devora Galicia, y más concretamente las provincias de Orense y Lugo, lleva ya arrasadas cerca de 20.000 hectáreas. Pero, al menos, parece que empieza a dar un pequeño respiro. En una comparecencia este martes desde el Centro ... de Coordinación Central de Incendios de la Xunta, en Santiago, el presidente, Alfonso Rueda, ha afirmado que es «ligeramente más optimista» que la víspera, gracias a una «pequeña mejoría de las condiciones climatológicas», una vez superada la ola de calor, que permite concentrar esfuerzos en las zonas más castigadas. Y los datos, lo refrendaron durante unas horas, sin cambios en el total de hectáreas calcinadas en el parte de las 13.30 de la Consellería de Medio Rural con respecto al de las 8.00. A cambio, se ha extinguido el fuego en Ribadavia (Orense), tras consumir 67,83 ha (más de 50, arboladas), está controlado el de Donís, en Cervantes (75 ha) y se ha podido estabilizar el de Noceda, en el mismo municipio. Por la tarde, sobre las 19.40, sí se notificaron más hectáreas calcinadas.
La jornada no dio comienzo de forma tan alentadora. La superficie arrasada era algo más de 13.500 hectáreas a las 19.15 del lunes, por lo que entre la última hora de la tarde y la noche, las llamas habían consumido unas 5.500 ha, con nueve incendios de dimensiones considerables. Al enfilar el final del domingo, el saldo era de unas 6.000. Además de los centenares de vecinos desalojados, hay dos Parques Naturales afectados.
Pese a este levísimo respiro, Galicia revive sus peores pesadillas por el fuego desde que el pasado jueves una tormenta con profusión de aparato eléctrico se alió con el calor extremo para prender la verde orografía de la Comunidad. Rueda ha detallado que, por el momento, han llegado a producirse desalojos en 50 núcleos, 30 en la zona de Folgoso-A Pobra (Lugo) y 20 en Valdeorras (Orense). Llegan a 1.400 las personas evacuadas, pues si bien Rueda avanzó el dato de 1.100, posteriormente desde Medio Rural se ha concretado que en Folgoso-A Pobra se desalojó a más de 900, de unos 60 núcleos, y en Carballeda, a casi 500, de unas 20 aldeas.
Algunos afectados, no obstante, están pudiendo regresar a sus hogares ya desde la mañana de este martes. Según Medio Rural, esta situación se da ya en casi 20 núcleos del Courel, donde los vecinos pueden regresar a sus casas con seguridad; y, en Carballeda, allí donde las condiciones lo permitieron. Hay afectadas 85 construcciones de diversos tipos (75 y 10), si bien «la mayoría no eran viviendas», ha concretado Rueda: en esa relación de inmuebles hay también casas abandonadas y 'alpendres'.
El escenario más preocupante se da en Carballeda de Valdeorras, donde el total de hectáreas calcinadas ha pasado de 4.600 a 7.500; además de su proximidad al núcleo de Candeda, ya afecta al Parque Natural da Serra da Enciña da Lastra. En la misma provincia, el fuego también ha ganado posiciones en Vilariño de Conso, en Padroalbar, dentro del Parque Natural del Invernadeiro: de 1.800 a 3.000.
En Carballeda combaten las llamas siete técnicos, 42 agentes, 77 brigadas, 37 motobombas, tres palas, 11 aviones y 10 helicópteros, más efectivos de la UME; en Vilariño, dos técnicos, 17 agentes, 48 brigadas, 19 motobombas, cuatro palas, cuatro aviones y nueve helicópteros, informa Medio Rural.
Ha aguantado mejor el otro gran foco, el de Folgoso do Courel y A Pobra do Brollón, donde el lunes se unieron dos incendios que sumaban 4.500 hectáreas y que, a media tarde de este martes, llegan a 5.500. Preocupa su cercanía a tres núcleos: Parada dos Montes y Carballal (Folgoso) y Busto (A Pobra). A esta superficie hay que sumar las 1.100 hectáreas del otro incendio que permanece activo en Folgoso do Courel, el de la parroquia de Seceda, próximo al núcleo de Gamiz. En total, más de 6.000 ha.
En el gran fuego de Folgoso-A Pobra trabajan a destajo 16 técnicos, 96 agentes, 149 brigadas, 89 motobombas, tres palas, una unidad técnica de apoyo, 18 aviones y 20 helicópteros, más efectivos de la UME.
Todos estos fuegos están activos y han obligado a implementar la denominada Situación 2 por proximidad a núcleos de población. Los siguientes incendios, por envergadura, y volviendo a la provincia orensana, son los de Oímbra: uno en Rabal, con 750 ha; y otro en San Cibrao, con 400 ha; ambos penetraron desde Portugal. En paralelo, surgen nuevos fuegos, como el de Noceda, en Cervantes (Lugo), el último en declararse y que ha calcinado 100 hectáreas; es, además, el tercero que sufre el municipio.
En total, hay nueve incendios en la provincia de Lugo y seis en la Orense, algunos estabilizados y hasta controlados, y otro en la provincia de Pontevedra (Rodeiro), controlado; 16 en toda la Comunidad.
Mejoría climatológica
Rueda, desde el Centro de Coordinación Central de Incendios, ha hablado de la «pequeña ventana de optimismo» abierta este martes con el cambio que han experimentado las condiciones climatológicas, con lluvias, incluso, en la costa o en Santiago. Esto permite, por un lado, «desplazar más medios» a Orense y Lugo sin «dejar desguarnecidas» otras zonas de la Comunidad, ante la previsión de que se puede «descargar un poco» el litoral de efectivos, dado que es «menos previsible» que se pueda «producir un fuego de intensidad». Además, también han bajado las temperaturas en las zonas en llamas, lo que «permite avanzar en las labores de extinción».
En todo caso, Rueda no ha querido que se malinterpretaran sus palabras, y ha pedido «toda la prudencia del mundo», porque «la climatología está siendo muy cambiante» y «se prevé que vuelva a haber vientos» y que «las temperaturas, en poco tiempo, puedan volver a subir». De tal forma que, lejos de relajarse, se trata de aprovechar esa «ventana» para concentrar medios y tratar de aplacar los fuegos, aprovechando las «circunstancias actuales» antes de que puedan volver a cambiar.
A esto se suma un escenario «inédito» que ha deparado «situaciones que hasta ahora no se habían vivido en Galicia», pero que también están ocurriendo en otros lugares de España, ha recordado el titular de la Xunta, quien no ha querido hablar de sorpresa, pero sí ha admitido que es «la primera vez» que toca lidiar con incendios de «esta intensidad y este origen», mayoritariamente provocados por rayos eléctricos.
Rueda ha querido además romper una lanza por los equipos de extinción de incendios, de los que ha dicho que «están respondiendo con una enorme profesionalidad», y con un «esfuerzo» que «está siendo muy importante». Los medios, ha reivindicado, con más de un millar de efectivos desplegados, son «muy numerosos, y me atrevo a decir que muy efectivos», ha apostillado. De no ser así, ha advertido, «la situación sería mucho peor». Lo que ha podido ocurrir, ha acotado, es que en algunas zonas haya cundido la «sensación» de falta de medios por estar en es instante «concentrados» en otro punto, dadas las dimensiones de los incendios.
Esto entronca con la situación de los centenares de evacuados. Rueda ha asegurado que en la Xunta comprenden «perfectamente» la «angustia y desazón» de esas personas que se preguntan qué estará ocurriendo con sus casas. No obstante, ha subrayado que «preservar la seguridad» de estos afectados «era lo fundamental». Y ha reiterado, aunque no tenía cifras exactas en el momento de comparecer, que ya se está permitiendo a «muchos vecinos», una «cantidad importante», volver a sus hogares, en función de la mejoría de la situación, un dispositivo que coordinan los cuerpos y fuerzas de seguridad y Protección Civil. En otras zonas se ha optado por esperar por «prudencia». Rueda ha expresado su confianza en que no haya que realizar nuevas evacuaciones.
Visita de Sánchez
Está previsto que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visite esta tarde, acompañado por la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, el Puesto de Mando Avanzado de Viloira, en O Barco de Valdeorras (Orense), y se desplace a la parroquia de Alixo, una de las más golpeadas, para conocer de primera mano los trabajos de extinción de los incendios. Sánchez, quien finalmente «ofrecerá una declaración ante los medios de comunicación», según reza en la convocatoria, se desplazará a Galicia tras presidir por la mañana el Consejo de Ministros. Se le unirá el presidente de la Xunta, que ha debido adaptar su agenda a la del jefe del Ejecutivo -difundida en la noche del lunes-, así como el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.
La ola de incendios dio un terrible giro de guion en la tarde del domingo, cuando el viento reavivó unas llamas que parecían bajo control y los servicios de extinción se disponían a perimetrar. El fuego se disparó y ha seguido avanzando desde entonces, a pesar de los esfuerzos combinados de los medios terrestres y aéreos de la Xunta, que tiene más de 1.000 efectivos desplegados, con 100 motobombas y 20 palas; y del Gobierno: por parte de la Unidad Militar de Emergencias, ya hay desplegados 200 efectivos, según ha remarcado este martes Miñones en declaraciones a la prensa, así como agentes de la Guardia Civil.
La gran mayoría de los incendios traen causa de las tormentas secas del jueves que provocaron más de 50 incendios instantáneos, según detallaba el lunes el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Aunque la prioridad es la extinción y que no haya daños personales, el presidente gallego no pierde de vista, como avanzó el lunes, que a continuación habrá que «evaluar» los daños, y ha avanzado que este jueves, en el Consello, se comenzará a tomar decisiones: «Daremos los primeros pasos».
No ha querido aventurar si habrá solicitud de declaraciones de zonas catastróficas -como ya está reclamando la líder del BNG, Ana Pontón, que este miércoles se ha desplazado a Valdeorras-, porque «primero necesitamos saber realmente cuáles son los daños», pero sin descartarlo. La Xunta también activará ayudas, ha subrayado, porque «no se trata simplemente de reclamar a otras administraciones» que echen una mano, aunque ha remarcado que todas tendrán que aunar esfuerzos.
Un «comportamiento nunca visto»
El conselleiro de Medio Rural, José González, ha asegurado en una entrevista en Radio Galega, recogida por Ep, que los trabajos realizados la pasada madrugada «están siendo efectivos», con contraincendios y palas, a lo que se une una bajada de las temperaturas, una vez va remitiendo la ola de calor.
González ha defendido, frente a las duras críticas que arreciaron este lunes desde la oposición -el BNG reclama que comparezca en el Parlamento autonómico- que «había muchos medios en diferentes incendios», que iban «recolocando continuamente» en función de las necesidades. Ahora mismo el gobierno gallego, ha enfatizado, cuenta con dos puestos de mando avanzado, en O Barco y en A Pobra do Brollón.
Además, ha explicado que «estos incendios tienen un comportamiento que nunca se había visto en Galicia», «sobre todo en las horas centrales», que provoca que «quede fuera de capacidad de extinción» y que «no funcionen las técnicas de extinción», en línea con lo señalado por Rueda.
También ha justificado la necesidad de diferentes desalojos en los últimos días en las provincias de Lugo y Orense por la «extraordinaria virulencia» de los fuegos y su «errático» comportamiento, con cambios de viento y elevadas temperaturas: «Lo que era la cabeza se convertía en cola».
No obstante, ha avanzado que se irá «facilitando acceso a aldeas» de los vecinos en función de cómo evolucione la situación; el pasado lunes hubo «cercanía de llamas» a una veintena de aldeas de Valdeorras y O Courel. Cuando los criterios técnicos lo permitan, se irá dejando volver a las personas.
Preguntado sobre la visita de Pedro Sánchez, ha indicado que la coordinación entre Xunta y Estado está funcionando «bien». Trabajan conjuntamente medios aéreos de ambas administraciones, aunque «en ocasiones ni siquiera pudieron trabajar en el frente del fuego por el humo», ha admitido.
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