Welcome to Lugo

Pero ni siquiera con el atenuante de la emergencia sobrevenida se disculpa el desbarajuste al que lleva sometida la ciudad desde que su dirección cayó en estas manos. Los daños del siniestro no difieren gran cosa de los causados por la invasión musulmana en el siglo VIII. Y están a la vista.

Sin entrar en apuntes de menor cuantía —así la disolución de la banda de música— ni enumerar presunciones indecentes, como la obscenidad urbanística de O Garañón, la realidad agota cualquier nivel de resignación colectiva. El raquítico grupo gobernante mantiene a la ciudad en temeraria situación de caos. La mera seguridad civil está sometida a doble contingencia: a la endémica insuficiencia de efectivos en el cuerpo de bomberos se ha unido el moderno descabezamiento de la Policía Local. La abulia gestora permite que más de siete mil vehículos circulen sin haber satisfecho el correspondiente impuesto municipal. La actividad de los centros socioculturales dependientes del Concello está suspendida. Las que tendrían que ser decisiones de los gobernantes (pues para eso lo son y para eso se les paga) se delegan en jueguecitos ‘populistas’ en la red, frivolidad a la que se destinan 350.000 euros y que, de momento, ha alumbrado dos alucinantes iniciativas: instalación de un letrero de bienvenida a la ciudad, a estilo e imitación del de la ladera de Hollywood, y colocación de una escultura dedicada a Javier Krahe, artista canoro cuyos vínculos con Lugo están por relatar.

Esto no es Jauja. Ni siquiera la casa de Tócame Roque. Ni el camarote de los hermanos Marx. Esto son los Tonetti a pensión completa y bajo mazas.