PERFIL
Un tipo normal para el PSdeG
González Formoso se reivindica como un amante «de la vieja política», del PSOE de la vieja guardia, más en el centro-izquierda que en la izquierda sin apellido que propugnaba Caballero
Votación de Formoso, este sábado
En ocasiones a Valentín González Formoso cuesta sacarle un titular, por aquello de que es poco amigo de polemizar. Lo suyo, insiste, es la gestión callada, sin excesivo foco mediático. Y tampoco lo adorna una desmedida ambición política, quizás más revestida de responsabilidad. Cuando el ... PSOE iba a gobernar la Diputación de La Coruña, era reticente a asumir el cargo por lo que suponía de horas fuera de casa . Y su familia es sagrada, aunque desde que saltó a la primera línea política la vea mucho menos.
González Formoso se reivindica como un amante «de la vieja política», del PSOE de la vieja guardia , más en el centro-izquierda que en la izquierda sin apellido que propugnaba Caballero. No es sectario. Acudió a la llamada de Feijóo para sentarse y abordar la crisis industrial de su comarca, pero tampoco se negó a presentar en un desayuno informativo a Xulio Ferreiro, el anterior alcalde rupturista de La Coruña.
Casado y con dos hijos , su pasado lo situaba como trabajador de Iberdrola y con la carrera de Derecho empezada, a lo Pepe Blanco antes de hacerse ministro. Cuando llegó al PSOE de As Pontes, tenían un concejal. A la siguiente fueron dos y en 2007 alcanzó la alcaldía como lista más votada. Desde entonces encadena mayorías absolutas . Su salto fue primero a la secretaría provincial del socialismo coruñés, por petición de los alcaldes. «Tienes que estar a las duras y a las maduras», le aconsejó Pilar, su mujer. Aceptó.
En el presente toma las riendas de un PSdeG que ha perdido su sitio en Galicia por su excesiva dependencia del discurso y la gestión del Gobierno. Su victoria es para la secretaría xeral, pero se abre a partir de ahora la incógnita —que no se resolverá en los próximos meses— de si dará un paso más para ser candidato a la Xunta cuando llegue el momento o, por el contrario, se va a limitar a enderezar el partido a la espera de que llegue un nuevo rostro, de hombre o incluso de mujer, para plantarle cara a Feijóo y Ana Pontón. Pero eso es un futuro todavía por escribir.