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Rueda promete que la sanidad aguantará la «tensión» del verano

Asegura en la sesión de control que el Sergas está «preparado»y censura la «docilidad» ante el Gobierno de una oposición «muy brava» con la Xunta

Acuerdo con los sindicatos para pagar 12.000 euros al año por cubrir vacantes

Rueda responde a la oposición en O Hórreo, este miércoles D. CABEZÓN (XUNTA)
Pablo Pazos

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Alfonso Rueda rehusó este miércoles poner parches calientes al panorama inmediato que afronta la sanidad pública gallega. El presidente de la Xunta, de nuevo con el Grupo Socialista blandiendo el ariete favorito de la oposición, reconoció que, «por supuesto», con la llegada del «verano», habrá «momentos de tensión», inherentes a una época en la que ha de conciliarse el descanso de los profesionales con la atención a los pacientes. Concedió que este período estival, «como todos», será una «época complicada» —más de lo esperado, si cabe, porque el Covid ha recobrado fuerza, con 20 pacientes en UCI y ya 630 hospitalizados—. Pero, al tiempo de admitir que sí, que hay «problemas», señaladamente en Atención Primaria, como en todas las autonomías españolas, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad: «Estamos preparados».

«Cada área sanitaria, en este verano, tiene un plan específico frente a las contingencias», subrayó el jefe del ejecutivo gallego desde su escaño en O Hórreo. Además, tras volver a demandar al Gobierno que atienda las demandas que siguen sin satisfacerse a lo largo y ancho del país —más plazas MIR, eliminar tasas de reposición, especialidad de Urgencias, etcétera—, prometió que seguirán «arbitrando» medidas que «serán coyunturales», pero destinadas a garantizar la atención sanitaria. Precisamente, en la mañana de ayer, la Xunta llegó a un acuerdo, «unánime», en la Mesa Sectorial de Sanidade, para sacar adelante 10 medidas retributivas en Primaria, de «mejora» de un ámbito que, recordó Rueda en su careo con el portavoz socialista, Luis Álvarez, arrastra carencias desde hace lustros.

Hubo guerra de titulares, cruces de recortes de hemeroteca, en el arranque de la sesión, con Álvarez lanzando la voz de alarma y augurando «complicaciones» con la llegada del verano, y reduciendo la problemática sanitaria a una falta no de recursos ni de auxilio por parte del Gobierno, sino de «voluntad política» en San Caetano: la receta socialista para curar al enfermo (Atención Primaria) pasa por inyectar 140 millones de euros y contratar a los 241 aspirantes que quedarán fuera en la OPE con 106 plazas para especialista en AP. Rueda defendió, tirando de cifras, el esfuerzo orzamentario de la Xunta, con más inversión y más personal tras el paréntesis del gobierno PSOE-BNG. Y si bien enfatizó que «no» es «suficiente» ni permite «estar tranquilos», «desde luego» la situación es más benévola «que con ustedes», por el bipartito.

Decálogo de medidas pactadas

Mientras la refriega (dialéctica)marcaba la jornada, una vez más, en el Parlamento, fuera de los muros del Pazo de O Hórreo se llegaba a acuerdos. La directora xeral de Recursos Humanos del Sergas, Ana María Comesaña, de un lado, y representantes de CIG, CCOO, CSIF, SATSE y UGT, del otro, pactaron, sin fisuras, un decálogo de medidas para AP. Destaca la retribución anual de 12.000 euros anuales, o parte proporcional, a médicos que asuman una prestación adicional de jornada de cuatro horas y media a la semana, en el caso de plazas vacantes de facultativos. Otro profesional podrá atender a los pacientes hasta que se cubra definitivamente, acumulando un máximo de 300 cartillas.

Adicionalmente: las prolongaciones de jornada por encima del horario ordinario las realizarán médicos de familia, pediatras de AP y enfermeros. En el caso de la «intersustitución», en las categorías de médico de familia, pediatra de atención primaria, odontólogo, fisioterapeuta y enfermería, se pasará del 70% que se repartían los profesionales de las unidades, sobre las retribuciones fijas del ausente al que sustituyen; ahora se aplicará un 100%. Y se incorpora a las matronas a este concepto.

En los puestos de difícil cobertura se establece un incremento del 50% en las cuantías vigentes y se añaden nuevos centros de AP en localidades de difícil cobertura: se percibirá la modalidad F del complemento de productividad y todo el personal tendrá una valoración adicional en los baremos de los procesos selectivos y carrera profesional; así como, en licenciados sanitarios, también en concurso de traslados, igual que hasta ahora en centros aislados.

Médicos y enfermeros de los PAC tendrán un incremento del valor hora de jornada complementaria a partir de la prestación de 160 horas al mes, con mayores cuantías. Igualmente se incrementa el valor hora del personal médico de familia de atención ordinaria que realice guardias en PAC a partir de 550 horas anuales, con un 20% adicional del valor actual. La cobertura de ausencias en AP, agotadas las posibilidades de contratación, se regularán en un marco común para todas las áreas, y habrá igualmente un mismo marco para la prolongación de jornada ordinaria. Sanidade valoró el «esfuerzo negociador» de las partes implicadas.

La otra cara, en O Hórreo

Un espíritu que brilló por su ausencia en la Cámara autonómica, donde Rueda afeó al PSOE que lo que «no ayuda nada» es la «visión catastrofista» que tiene del Sergas el socialismo gallego, como tampoco su «ejercicio de amnesia» —por eso los titulares con reclamaciones de Emilio Pérez Touriño al Ejecutivo central de su mismo partido, hace más de 12 años— ni su «docilidad» ante el Gobierno central, que «ni cura enfermos ni ayuda a la sanidad pública». Rueda censuró que llenen de «reproches, deberes y obligaciones» a la Xunta, cuando «tienen miedo» de «levantar la voz» hacia su cúpula.

No salieron mejor parados los nacionalistas, de quienes criticó que se muestran «muy bravos en Galicia contra el gobierno de la Xunta», pero «muy dóciles» y «muy mansos», «por decirlo suavemente», «en Madrid». Rueda llegó a decir a Ana Pontón que el BNG es «todavía más dócil» que el PSdeG, remitiendo al pacto que permitió investir a Pedro Sánchez. Un acuerdo con el que hizo sangre, diciendo que refleja la «utilidad» del nacionalismo: «cero». A ambos les advirtió de que «no vale de nada esa docilidad» hacia el exterior y, «aquí», mostrarse «muy exigentes». Y volvió a pedir «unidad» para la demorada reunión con Sánchez, que se sigue negando a hacerle un «hueco» en su agenda.

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