Política
El PP de Vigo se conjura para resurgir de sus cenizas
Después de tocar fondo en las urnas en 2019, y desconectarse de la sociedad, aspiran a que el congreso del 18-D suponga un punto de inflexión, con el reto de que no vuelva a pasar factura la duplicidad de candidaturas
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Iniciar sesiónEn el Vigo de la Navidad precoz, el PP se conjura para dejar atrás sus horas (años, de hecho) más bajas y abrir una nueva etapa a partir del 18 de diciembre, fecha elegida para el XIII congreso local . Cuando quede menos de ... una semana para que —Covid mediante—arranquen las reuniones y comilonas festivas, la familia de los populares vigueses elegirá nuevo presidente, o presidenta, y pondrá fin a la interinidad en la que lleva inmerso el partido desde que, tras el fiasco de las elecciones municipales de 2019 —cuatro escaños de 27—, una gestora, con Corina Porro al frente, asumió las riendas. Hoy, como ha pulsado ABC hablando con sus principales protagonistas, las palabras más repetidas son «unión» e «ilusión» .
Quienes viven la política olívica en el día a día son los más capacitados para ofrecer la ‘fotografía’ del partido. Teresa Egerique, concejal desde hace una década, habla de un contexto «complicado», donde no solo se perdieron «muchos votos», sino, quizás más grave aún, «en un momento dado, conexión con la sociedad» . «En las municipales nos confundimos», resuelve. Resultado: votantes «desencantados», «afiliados de mucho tiempo que han perdido la ilusión». Ahora, dice, toca «construir desde abajo» y «recuperar el pulso». Cree que «en los últimos meses» se «ha ido recuperando» ese contacto. Alfonso Marnotes, portavoz municipal, ve igualmente al PP de Vigo en un «proceso de recuperación y conexión con la ciudad», que «tiene que culminar» en el congreso. Palpa que «la militancia se desmotiva cuando no hay resultados, pero también se motiva cuando ve que hay trabajo, que se está pisando la calle, los barrios, denunciando los problemas».
Ambos, Egerique y Marnotes, aparecieron hace un mes en otra fotografía, esta no metafórica, con la que Javier Guerra, senador y exconselleiro, anticipó que volvía a concurrir como candidato a liderar el PP vigués. Una imagen llamativa por aunar diferentes sensibilidades, y especialmente por la presencia de Elena Muñoz, también senadora y exconselleira, rival en aquel 2016 en el que salió vencedora, pero al frente de un partido desunido que se despeñó tres años después en las urnas. Este sábado, en las inmediaciones del Náutico, Guerra presentó en sociedad su candidatura, con la que viene a cerrar una suerte de círculo . Atrás quedan los escarceos con Ciudadanos que llevaron al mismísimo Alberto Núñez Feijóo a decir públicamente que sus compañeros no entenderían un salto al partido naranja, y que no le deseaba ese «final». El trasvase no se produjo y Guerra acabó volviendo cual ‘hijo pródigo’, elegido senador y número dos de la gestora.
Año y medio después
«Llevamos mucho tiempo pensando en esto», explica Guerra en charla con este diario. «Los afiliados nos piden soluciones y sobre todo unión, que presentemos un proyecto fuerte en Vigo. Tomé la iniciativa (...). Hace más de un año y medio empecé los primeros contactos con mis compañeros », resume. Se trataba de ahormar a «personas que teníamos sensibilidades diferentes y algunos objetivos personales y políticos que no eran los mismos ». «Poco a poco nos fuimos uniendo en un objetivo», incide. «Vimos que las bases sobre las que se asienta nuestro concepto del PP de Vigo son el mismo, es necesario dejar a un lado personalismos e ir todos a una, en un equipo», apunta Muñoz. En su caso, señalada en su día por el batacazo de 2019, decidió que «tenía que mirar hacia delante», y que «el fortalecimiento del partido pasaba única y exclusivamente por esa capacidad de unidad».
Ambos, Guerra y Muñoz, lograron «apartar cualquier diferencia», celebra Marnotes, quien sentencia que «de lo que se trata es de no repetir los errores del pasado». Coincide Egerique: subsanar esos errores, diagnostica, pasa por «ser más equipo» y por «menos individualismo» . La concejal y diputada autonómica pone en valor la «grandeza» de que los «cargos electos» —Congreso, Senado, Parlamento y ayuntamiento— hayan decidido ir de la mano; resalta que ella misma fue «generosa» al no postularse como cabeza de candidatura, pese a estar legitimada, como Marnotes;y en este sentido reconoce el «trabajo de mucho esfuerzo» de Guerra, de liderar abriéndose a aportaciones: «Tampoco es una candidatura tan personalista».
Marta Fernández-Tapias, delegada de la Xunta en Vigo, prefirió «respetar» los plazos y no anunciar su candidatura hasta que se hubo convocado el congreso. Hace una semana oficializó sus aspiraciones en los jardines de Montero Ríos, donde dejó varios mensajes de interés. Uno: « Hacen falta ideas nuevas y otra estrategia ». Dos: «Tenemos la obligación de ofrecer algo nuevo». Y tres: «Debemos lograr que los vigueses recuperen el orgullo de ser del PP y que el PP recupere el orgullo de ser vigués».
«Hacía falta un proyecto nuevo», insiste al otro lado del teléfono, en un hueco en su agenda. « Esta ciudad necesita un cambio. Como el partido, es lo mismo. Necesitamos que haya un relevo generacional en esta ciudad », amplía. Afirma que así se lo hizo ver la militancia, y que por eso dio el «paso». «Soy una mujer libre que tomo mis propias decisiones, es una decisión que la adopto y la tomo desde mi propia convicción y mis propios principios», subraya. «Ahora tengo la gran suerte y el privilegio» de estar «en un cargo público como el que estoy. Se lo debo al partido, a los militantes». Presentarse «es un acto de responsabilidad». La delegada de la Xunta en Vigo cuenta que recibe llamadas de «personas independientes» para unirse a su proyecto. A la hora de presumir de músculo, el pasado viernes su candidatura enfatizó que 20 de 32 presidentes de distrito acudieron a una reunión, a propuesta de la candidata.
«Unión, por favor»
La dirección regional observa el proceso tras dejar fijada la fecha del congreso. El presidente provincial, Alfonso Rueda, hablaba entonces de un «punto de inflexión» que cree que «marcará la recuperación» del partido. A nivel de toda Pontevedra, pero extrapolable a la ciudad olívica, llamó a «renovar y fortalecer las estructuras», «con gente que ya estaba y personas que se están incorporando». Egerique revela que hubo otro mensaje, este en privado, desde la cúpula regional: « Unión, por favor, en Vigo, para que todo salga bien ».
Desde la candidatura que encabeza Guerra se hace bandera de esa unión desde su propio lema, ‘Vigo nos une’. Pero salta a la vista, con dos candidaturas concurriendo —de momento— al congreso, que esa unidad no es plena. « Me gustaría realmente que hubiera habido una sola opción », admite sin rodeos Muñoz. «Mi objetivo es que fuésemos todos juntos», coincide Egerique, quien va un poco más allá: cree que Fernández-Tapias «va por libre». «Cuando varias personas llegan a un acuerdo y quedan pocas en el otro lado, no es equilibrado», agrega. La concejal del PP en el concello vigués revela, además, que ambos candidatos hablaron en un momento dado. « Javier lleva tiempo diciendo que se va a presentar. Ella lo decidió en el último momento ». A la vista está que aquel diálogo no fraguó. Ni uno ni otro entran en detalles. «Las conversaciones entre compañeros son conversaciones entre compañeros», resuelve la delegada. Guerra también elude la cuestión: «Tenemos opiniones políticas diferentes, seguramente matizadas».
Los propios contendientes rehusan cargar las tintas en la bicefalia de proyectos. « Es sano que haya diferentes puntos de vista, y esto lo que hace es que el partido está vivo, nada más, no hay que dramatizar », le quita hierro Fernández-Tapias. «No es malo si no es un tema de personas, si es un tema de proyectos», opina Guerra. «La democracia es participación y libertad de elección. No solamente que haya una opción que aúne, sino que haya varias», templa Marnotes. Desde ambas candidaturas se vienen lanzando mensajes coincidentes de puertas abiertas e integraciones que, en términos prácticos, apuntan a acabar anulándose mutuamente.
En todo momento se hace patente que nadie quiere reeditar el escenario de fractura del anterior proceso: impera la mesura y se miden las palabras. Lo garantiza Marnotes: « Aquí no se verán cuchillos, no es nuestro estilo ». Muñoz recuerda que a Fernández-Tapias le asiste la «libertad»de presentarse y le reconoce el haber dado un paso al frente igual que Guerra. Egerique recuerda que «tan importante» es la delegada de la Xunta como un cargo electo. « No quiero rencillas, no quiero tampoco problemas ni situaciones incómodas personales con nadie », subraya. «Quiero que después del congreso tengamos altura de miras para poder salir adelante».
El mayor nubarrón, por ahora, lo provoca el censo del congreso : la comisión organizadora zanjó que los afiliados deberán estar al corriente del pago de cuotas a 20 de julio;un grupo de descontentos, que según EP son próximos a la candidatura de Guerra, anunció su intención de impugnar la convocatoria. Tampoco hace gracia que Fernández-Tapias haga bandera de la «renovación». Lo tildan de «eslogan» y reivindican su «experiencia». Pero sin mucho ruido.
« Lo que sí hay que saber es que al día siguiente todos estamos a lo mismo », previene Fernández-Tapias. «Si no, no vamos a llegar a las municipales fuertes», prolonga Egerique. «Para enfrentarnos al verdadero rival político, que es el alcalde», completa Muñoz. Ambos candidatos están dispuestos a dar esa batalla. Pero no será hasta 2023.
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