Como si Pablo Casado no viene

Entre ambos, parece evidente, hay diferencias de criterio muy sensibles . Casado se reconoce como un heredero del aznarismo más auténtico, pura sangre liberal, con ideología definida para anteponer al sentido común y a la búsqueda del centro, ese sitio que como definió Abel Caballero en este periódico no es ideológico sino político. El centro, ese espacio que catapultó a Rajoy en 2011 y que fue igualmente clave para que Aznar repitiera once años antes. En ese centro habita Feijóo, un mirador con vistas a un galleguismo práctico que entronca con una sensibilidad territorial de la mayoría de la población.

Casado, lejos de disipar cualquier atisbo de diferencia con Feijóo y hacer suyos los éxitos del barón gallego, participa de estos juegos tontorrones de alimentar chascarrillos y habladurías para luego exhibir su autoridad como presidente nacional y zanjarlos con un titular ruidoso. Feijóo, por el contrario, opta por mantener un discurso leal y que evite dobles interpretaciones.

Pero si llegado el 7 de septiembre Pablo Casado decide romper con la tradición y no acudir al inicio del curso político a Galicia, lejos de hacerle un desdoro a Feijóo y el PPdeG, le regala al más que probable candidato a la reelección un certificado de centrista acreditado. Distanciarse de Génova y de quienes ahora la pueblan acerca a los populares gallegos a una victoria en las autonómicas , porque fortalece el discurso moderado frente a las extravagancias extremas.

Así que, llegados a este punto en el que todos han enseñado sus cartas, como si Casado no viene. Mejor .