Instan a encajar el crack demográfico con un giro hacia una economía sénior

Galicia, recordó el presidente de la Fundación Barrié, «perderá un millón de habitantes en los próximos treinta años y tendrá menos población que a comienzos del siglo XX» y ese decrecimiento plantea consecuencias importantes para la economía. En primer lugar, señaló, urge «reconocer el problema» y, a partir de ahí, «elaborar planes para fijar población al territorio, atraer inversión extranjera o mejorar la economía para crear más oportunidades» . Arias abogó por tomar ejemplo de experiencias de éxito como la de Irlanda, donde actuaciones como la moderación salarial, la reducción de impuestos, la creación de empleo, y, sobre todo, una convencida apuesta por la educación y una buena inversión de los fondos europeos en innovación y desarrollo, dijo, permitieron al país remontar el crack demográfico ocasionado por la crisis de la patata y lograr un crecimiento poblacional del «cincuenta por ciento en veinticinco años, desde los 3,5 millones de habitante a los 4,7».

Desde la Fundación Renacimiento Demográfico, Alejandro Macarrón Larumbe instó a asumir el reto demográfico como una prioridad estratégica para los poderes públicos , demandando incentivos económicos y una revitalización de valores sociales y culturales proclives a la natalidad. «Tener hijos cuesta dinero y penaliza a las mujeres en las empresas. Eso hay que compensarlo, porque es un bien para la sociedad», sostuvo el director general de la Fundación Renacimiento Demográfico. «Hay un tema de valores, cosa etérea, que es que la una sociedad quiera tener niños como primera prioridad. Ahora es totalmente prescindible. Tenemos que volver al pasado», añadió Macarrón Larumbe, incidiendo en la pertinencia de un cambio del modelo social.

En la readaptación del modelo a la nueva pirámide demográfica, el catedrático vigués de Política Económica en la Universidad de Barcelona Antón Costas Comesaña consideró necesario un giro hacia una nueva visión de la tercera edad, aprovechando las oportunidades, laborales y de consumo, asociadas a una cohorte poblacional en ascenso que ha salido del mundo del trabajo pero mantiene una vida activa. «La creencia de que las economías tienen un stock dado de empleo y de que si lo ocupan los mayores no lo pueden ocupar los jóvenes no es verdad» , sostuvo el economista, que planteó una reorganización del mundo del trabajo a través de empleos a tiempo parcial y sistemas horarios y retributivos flexibles que permitan aprovechar el talento sénior. Esta población, que consideró adecuado ubicar en una nueva etiqueta, entre la edad laboral y la vejez, representa asimismo, dijo, un importante nicho de mercado, clave para estimular el consumo . Así, detalló la ventana de oportunidad que supone la oferta de nuevos bienes enfocados a este público, también en el ámbito de las finanzas, con productos financieros atractivos que ayuden a reintroducir sus ahorros en la economía. En la misma línea, Vicente Rodríguez, investigador del CSIC, ahondó en esa nueva «economía plateada», insistiendo en la oportunidad de aprovechar este capital humano a través de medidas como la prolongación de la vida laboral o la flexibilización del sistema de pensiones.

Centrado en el problema demográfico de la Comunidad gallega, el economista y politólogo Manuel Blanco Desar reflexionó sobre la dificultad de importar modelos de incentivos a la natalidad como el aplicado en Alemania (con ayudas de hasta casi 200 euros por hijo que se extienden hasta la mayoría de edad y una eficacia moderada) y abogó por explorar medidas nuevas , a veces revolucionarias y polémicas, como el sufragio infantil articulado a través de las madres para condicionar la agenda política.