Contratos-programa, el reto viene de dentro

Mediante planes de acción pensados y diseñados desde un análisis interno de posibilidades de mejora, los centros tienen la posibilidad de actuar durante cada curso escolar en hasta siete campos de trabajo referidos no sólo a la mejora de resultados académicos, sino también a avances en convivencia y clima escolar, educación en igualdad o buena gestión.

El PROA (plan de refuerzo, orientación y apoyo), como línea originaria, concentra el mayor número de programas, con un total de 403 centros educativos trabajando en el presente curso escolar para reenganchar al ritmo de trabajo del aula a estudiantes con dificultades . Si bien, expone Manuel Corredoira, director xeral de Educación, Formación Profesional e Innovación Educativa, en los últimos años también han ganado interés las acciones en materia de convivencia (334 centros tienen en marcha en estos momentos programas en este campo) o las destinadas a la organización de actividades extra para elevar el nivel de conocimiento y atender las necesidades educativas del alumnado con mayor capacidad (228 colegios e institutos con contratos suscritos han incluido esta línea en su plan de trabajo). En menor medida, son 212 los centros que están desarrollando acciones encaminadas a la mejora de la competencia matemática (en algunos casos incluyendo también la comunicación lingüística o las aptitudes científico-tecnológicas), 74 han incluido entre sus objetivos el perfeccionamiento de las formas de gestión y toma de decisiones, 60 han diseñado actuaciones para reforzar fuera del horario lectivo competencias clave en grupos de 3º y 4º de ESO o FP Básica y 41 trabajan en la prevención del abandono educativo temprano y del absentismo escolar. Muchos de los centros implicados, expone Corredoira, trabajan simultáneamente en cinco, seis o en el 100% de las siete líneas ofrecidas desde la Consellería, de modo que son un total de 572 colegios e institutos —alrededor del 50% de la red pública— los comprometidos en la mejora a través de contratos-programa. «Todos los que han empezado, repiten», afirma el director xeral.

La herramienta, indica Corredoira, ahonda en la práctica de la mejora continua y la búsqueda de la excelencia desde la autonomía de los centros. Los contratos tienen una duración de un año, se confirma cada ejercicio tras una convocatoria pública y se evalúan a su término a través de indicadores propuestos desde los propios promotores : ya sean tasas de promoción de curso, avances en las calificaciones medias, resultados en las evaluaciones de diagnóstico previstas en la ley educativa o encuestas a familias o profesorado.

Cada centro, por tanto, se compromete con la medición de sus resultados y el aprovechamiento de los recursos empleados, pero la suma de esfuerzos individuales, apunta el director xeral, está teniendo su traducción en el conjunto del sistema público de enseñanza gallego. Ahí sitúa Manuel Corredoira los avances registrados —a mayor ritmo que la media española— en cuanto a la reducción del abandono escolar , que en el último año completo analizado por el Instituto Galego de Estatística, 2018, se situó en el 14,3%, lejos del 25,8% de 2009, o los incrementos de puntuación logrados por el alumnado gallego en las pruebas PISA, mejorando en la edición 2015 sus notas en comprensión lectora y competencia matemática.

Los contratos-programa llevan aparejado un apoyo a la formación docente y, en las líneas PROA y de refuerzo de competencias clave en 3º y 4º de ESO y FP Básica, profesorado adicional, bien a través de la retribución de horas a personal del propio centro, bien a través de la asignación de docentes externos. También, en las actividades de refuerzo que se desarrollan fuera del horario ordinario, la Consellería sufraga el transporte escolar necesario. En total, Educación destina este año cerca de seis millones de euros .