Gabriel Le Senne, expulsado por los 'rebeldes' de Vox Baleares: «Han secuestrado al grupo parlamentario»

«Esta mañana me han entregado en mano un sobre de dimisión; y como no he dimitido, me han expulsado», confiesa sobre el momento en que los diputados Agustín Buades y Sergio Rodríguez, los dos compañeros «con quienes más trataba», le comunicaron la decisión de expulsarlo si no dejaba voluntariamente el cargo, a lo que se negó.

Le Senne había tratado sin éxito de «mediar» y reconducir la situación desde que se desató la crisis interna entre estos cinco rebeldes y la cúpula de Vox en Madrid. Una rebelión negada por el partido que se cerró en falso en octubre con la salida voluntaria del diputado menorquín Xisco Cardona y la pérdida de su escaño en el parlamento balear, donde la formación verde se quedó con siete representantes.

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Tras tres meses de calma tensa, este lunes se consumó la 'purga' y el sector rebelde expulsaba a los dos únicos diputados que se mantenían fieles a Madrid, la líder regional Patricia de las Heras y el todavía presidente del Parlamento balear, Gabriel Le Senne. Esta vez Vox nacional no negó la gravedad de la situación, atacó con dureza a los diputados díscolos -los llamó «sujetos» que actúan por «ambiciones personales»- y anunció su expulsión del partido.

«He fracasado. He intentado comprenderlos pero no he podido. No actúan racionalmente», se reprocha Le Senne, que considera que estos cinco ex compañeros «se han echado al monte completamente» y actúan motivados por intereses personales que no tienen nada que ver con el partido.

Le Senne niega que la política lingüística esté detrás del conflicto, como alegaron en su día los díscolos. «Ha habido un cambio de discurso. En octubre alegaron que querían ser más duros con el tema de la lengua y ahora dicen que no somos un partido sólo de la lengua y querían desamparar a las familias que reclaman el 25% de enseñanza de castellano en Baleares», sostiene.

Según Le Senne, el reciente comunicado de la líder de Vox Baleares, Patricia de las Heras, apoyando a estos padres fue «la gota que ha colmado el vaso», aunque hay varios episodios que han generado malestar. Uno de ellos fue la visita de Ignacio Garriga a Palma, que pasó por la capital balear sin reunirse con el grupo parlamentario y evidenciando las distancias con el sector rebelde.

Tampoco han acudido este fin de semana a la fiesta de unción de Abascal como líder de la formación, lo que evidenciaba la lejanía. «Pero son ellos los que se han autoexcluido», apunta Le Senne, que sí arropó a su presidente, junto con Patricia de las Heras.

Esta fidelidad con Madrid acabó poniéndolos en el disparadero. Porque Le Senne, juntamente con la presidenta de Vox Baleares, Patricia De las Heras, y Xisco Cardona -quien abandonó el partido en octubre después de soportar una maniobra similar-, formaban el grupo oficialista de Vox Baleares. Ahora ambos pasarán a ser diputados no adscritos pese a ser los únicos militantes de Vox, mientras los cinco díscolos, aunque serán expulsados por el partido, controlarán el grupo parlamentario de Vox Baleares. «A partir de ahora lo tendrán secuestrado», alerta Le Senne.

Frente a la línea oficial pero minoritaria se sitúa el sector rebelde –y mayoritario- compuesto por Idoia Ribas, Sergio Rodríguez, Agustín Buades, María José Verdú y Manuela Cañadas, que se independizaron de Madrid y actúan por libre desde hace meses.

«Al final, me quitan por seguir las órdenes de la dirección nacional», confirma Le Senne, que el próximo miércoles dejará de ser presidente del Parlamento balear como consecuencia de esta expulsión del partido –no autorizada por Abascal-, lo que obligará a la Cámara regional a buscar urgentemente un sustituto.

En esta ocasión, la dirección nacional de Vox ha salido al rescate de los dos expulsados dándoles su apoyo y anunciando que éstos sí representan a Vox, cosa que no hizo en la anterior crisis con el diputado Xisco Cardona cuando éste se mantuvo fiel a las directrices de Madrid. «La dirección nacional les ha llamado al orden y les ha dado la oportunidad de rectificar. Pero en vez de rectificar se han echado al monte y han echado por los aires todo», desvela Le Senne, que acusa a sus ex compañeros de tomarse la política como «un Juego de Tronos» y «moverse por el poder».

Le Senne agradece el respaldo del partido y trata de ser optimista, viendo en esta crisis una oportunidad para «crecer», en una situación semejante a la de Murcia, donde pasó algo similar y, tras las elecciones, Vox «salió reforzado».

«En cualquier caso, más vale ponerse una vez colorado que cien amarillo», rememora Le Senne, aunque opine para sus adentros que la reacción de la dirección de Vox llega tarde. «Visto lo visto... quizás tendrían que haber reaccionado... Yo he intentado poner paz y tranquilidad», concluye en sus últimas horas como segunda máxima autoridad de las Islas mientras aprovecha para firmar nóminas y hacer otros trámites.