Feijóo alista a sus barones como antítesis de Sánchez

De este encuentro emanará la Declaración de Córdoba, que pretende recoger la hoja de ruta de acción conjunta y coordinación entre los gobiernos autonómicos y la dirección nacional. El PP ha diseñado esta jornada en uno de los momentos más propicios de los últimos meses. Desde el verano los populares trabajan en un rearme anímico y político tras el shock del 23 de julio.

A finales de año llegaron los ajustes internos para la nueva etapa y poco después el foco se ponía en unas elecciones gallegas en las que el partido se jugaba mucho. No solo Galicia sino la vigencia de un relato y de una oposición muy contundente contra Pedro Sánchez durante este periodo. Algo que ha vertebrado la acción de Génova desde que el presidente del Gobierno asumió la amnistía y el pacto con Carles Puigdemont.

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Daniel Tercero

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Las elecciones gallegas han supuesto un balón de oxígeno para el PP. Y cuando todavía disfrutaban de ese impulso han contemplado como la trama de corrupción en el seno del Ministerio de Transportes en tiempos de José Luis Ábalos, y el pulso que éste ha echado al líder, llevaban a los socialistas a uno de sus momentos más bajos en los últimos años.

La paradoja de que el pacto por la amnistía, con una nueva cesión a los independentistas y con una nuevo incumplimiento de palabra por parte de Sánchez, sea interpretado políticamente como un alivio para el presidente explica muy bien el momento político. No obstante, en el equipo más cercano a Feijóo no se llaman a engaño y dicen que su pretensión de una legislatura corta no tiene que ver con un convencimiento respecto a ello.

El diagnóstico es que la legislatura es ingobernable. Pero el PP se prepara «para un trabajo de cuatro años». Si las elecciones son antes, mejor. Pero tienen claro en la planta séptima que tratándose de Sánchez «siempre intentará hacer lo que peor le venga al PP». Nadie espera un final lleno de resignación como el que caracterizó al final de José Luis Rodríguez Zapatero.

La cita de este fin de semana pretende aterrizar y proyectar varias ideas. La primera es la de una imagen de unidad interna en torno a Feijóo. La segunda, relacionada con la anterior, es la idea de contraponer a sus gobiernos autonómicos con un Ejecutivo central en horas bajas. En el PP quieren exhibir que «pese al ruido que se generó en la campaña de las generales» sus pactos autonómicos no están generando problemas en el día a día para los ciudadanos.

El episodio más evidente de problemas en esos pactos autonómicos ha estado recientemente en Baleares. Y se trató de un problema interno de Vox. «No está habiendo tensión porque nuestros presidentes no son rehenes de sus socios», expresan desde la dirección nacional. La comparativa que quiere ofrecer el PP es la de unos Gobiernos «con poco desgaste» frente a un Sánchez asediado.

Lo que pretende Génova es que la reunión sirva para establecer puntos de encuentro a futuro. Gamarra ha coordinado con las vicesecretarías un trabajo en las últimas semanas y los gobiernos autonómicos han hecho lo propio. Se pretende un intercambio de ideas y medidas que pueden alumbrar posiciones coincidentes.

Un presidente autonómico explica el objetivo de este encuentro en cinco ejes: armonizar mensajes, compartir experiencias, visualizar el Gobierno en el territorio, reflejar el liderazgo de Feijóo y analizar la estrategia política. Pese a que no ha habido problemas relevantes en los mensajes de la dirección nacional y los territorios en los últimos meses, este mandatario considera imprescindible «tener engrasados los mecanismos de coordinación, porque este mundo va muy rápido».

Otro presidente regional se muestra enfático en la necesidad de que «el equipo funcione», y que el objetivo tiene que ser «poner en común buenas prácticas y analizar políticas de futuro». Este barón autonómico insiste en la importancia de mantener el partido activo, coordinado y siempre alerta. «No hay que dar por muerto al PSOE. Se van a desangrar pero se van a agarrar a La Moncloa porque es lo único que mantiene a flote a un partido a la deriva y descapitalizado», reflexiona.

La idea que a todos se les viene a la mente cuando se habla de armonización es la de la propuesta que hicieron hace una semanas en León Feijóo y la vicesecretaria de Sanidad y Educación, Ester Muñoz. En lo referente a armonizar la prueba de acceso a la Universidad todo lo posible dentro de las competencias educativas actuales que otorgan gran potestad a los gobiernos autonómicos. Habrá más planteamientos similares en las próximas semanas y meses. La idea es la misma que caracterizó a la propuesta respecto a la selectividad: desde las competencias autonómicas hacer más España, no menos.

En este plan de armonización aparecen dos elementos de discordia. La financiación autonómica y el agua. Donde cada territorio defiende sus particularidades. «Si no profundizamos en exceso no tiene que haber problema», plantea una presidenta autonómica.

En Génova además plantean que en estos ámbitos ni hay posición común «ni la buscamos». Conceden desde Génova que cada presidente debe primar en estos asuntos «las necesidades de cada territorio por encima de la marca». Lo que sí se consolidará es la reivindicación de que todas esas cuestiones deben abordarse en los organismos multilaterales y nunca aceptando planteamientos gregarios de las cesiones de Sánchez con el independentismo.