Elna, el pueblo francés que recibe a Puigdemont con indiferencia

A unas horas de que Carles Puigdemont anuncie si, finalmente, da el paso y se presenta como candidato de Junts a las elecciones autonómicas de Cataluña (esa región del país de al lado), las calles de Elna son un remanso de tranquilidad. Sorprendentemente, desérticas. Y esto, a pesar del buen tiempo que hace. Visto por ojos de un barcelonés, incomprensible. Pero en Elna se come pronto. Es Europa.

Los pocos paisanos que se atreven a deambular por las calles de este pueblo de unos 8.000 habitantes desconocen que van a ser protagonistas de «un día en el que van a pasar cosas buenas», como apunta quien fuera la portavoz de Quim Torra en la Generalitat, Meritxell Budó, ahora alcaldesa de La Garriga (Barcelona) y presidenta de la Asociación Catalana de Municipios (ACM). No aspira a ir en las listas del 12M.

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Solo los periodistas y los dirigentes de Junts desentonan en Elna, que tiene la mayoría de los carteles y rótulos municipales en francés y catalán. Y hasta el nombre del pueblo se adapta a la realidad: Elna/Elne. De esto, no hablará Puigdemont, que no ha escogido Elna para lanzar su candidatura al azar sino por ser la población en la que se escondieron las urnas para el referéndum ilegal del 1-O.

Además de Budó, también se han dejado ver Lluís Puig, Ramon Tremosa y otros diputados autonómicos. Cual romería para adorar al santo. En el ayuntamiento advierten de que el 'virtuoso' no llegará hasta el mismo momento de la conferencia. Y todo apunta a que la propuesta de Puigdemont no será solo para liderar la lista de Junts. Hará una «propuesta de país». ¿Oído Junqueras?

Sin banderas catalanas, menos aún 'esteladas', y al margen de los que hoy solo aplaudirán a Puigdemont, la única pista que pueda hacer pensar que hoy pasará algo «histórico» en Elna son dos pegatinas con la cara de Puigemont cerca del edificio consistorial. «Cataluña no es España» y «Puigdemont es nuestro presidente». La prensa local, a lo suyo. En Dorres (una comuna de 250 personas) están preocupados porque unos asnos, catalanes es de suponer, no tienen un cobertizo y se acerca el verano.