AL PUNTO
Madre soltera por elección
«Dado que me quedé de lo más sorprendido por el mérito que se le atribuye, entendí que podía ser de interés una disección de esa triple condición»
VALENCIA
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Iniciar sesiónSe celebró este sábado en el hall de la Facultad de Derecho de Valencia un encuentro organizado por el PSPV-PSOE, dentro de lo que está siendo la larga y cansina precampaña electoral del 28-M. En este caso, se trataba de arropar a ... la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez. Estuvo acompañada por Pilar Alegría, ministra de educación y formación profesional y portavoz del PSOE. He respetado las mayúsculas según aparece en el cartel. Significativo que tanto educación como formación profesional aparezcan en minúsculas. Por algo será.
Otras mujeres, y sólo mujeres, acompañaron a Sandra Gómez, entre ellas Maite Montaner, secretaria general de FeSP UGT-PV; y Manuela Ripollés e Isabel Serna, éstas últimas en su condición de madres (sic). Manuela Ripollés Orovtig aparece rotulada como «madre soltera por elección». Dado que me quedé de lo más sorprendido por el mérito que se le atribuye, entendí que podía ser de interés una disección de esa triple condición: madre/soltera/por elección.
Que una mujer sea madre siempre será excelente noticia. Y más en una nación como la nuestra —hablo de España— en que los índices de natalidad son de los más bajos de Europa. Y eso que ya contabilizamos los notables incrementos de prole proporcionados por las familias musulmanas, moras o magrebíes aquí asentadas, empadronadas, y en no pocos casos generosamente subvencionadas. Más de una de ellas habrían ganado el premio a la natalidad que Francisco Franco (con perdón por la mención, pero ahí está la historia y su memoria) otorgaba a las familias numerosas más numerosas.
Sigo. Que sea madre soltera es decisión de lo más libre y digna de respeto. La duda me surge cuando a las datos de madre y soltera, añade también el que se considera un mérito: «por elección». ¿Elección suya, no? ¿Fue descartada la erección? ¿Cuál fue el método fecundador, por medio del IVI o de un macho alfa? ¿Por semillita depositada en tiempo y forma, o almacenada en un frasco congelado para su conservación? ¿Por fecundación en tiempo de luna creciente o menguante?
Aceptaré el reproche que se me quiera hacer si por un aquel se entendiese como estúpida intromisión con estos comentarios, pero es que no veo mérito alguno que sea por elección más allá del hecho de ser madre. Todo lo demás debe quedar al modo y manera con que un tal Jorge no se qué más, hace sus 'sálvames' televisivos para destripar a todo aquel o aquella que más convenga para tratar de mantener el share televisivo.
La otra madre interviniente, ante la que me descubro, fue Isabel Serna Antón invitada por su condición de «madre cuidadora». Si a la hora de presentarla en el mitin no escuchó ningún silbido, tanto mejor. Ignoro si son hijos lactantes, o ya crecidos y/o adolescentes; padres u otros parientes los que de ella reciben cuidado, pero qué gran suerte es la de quienes la tienen por tutora, valedora, bienhechora…madre. Porque, reconociéndose ella misma en ese trabajo y dedicación, está a su vez haciendo el merecido elogio a todas las mujeres ignoradas, cuando no vituperadas, por el feminismo más radical, el que abomina del papel de la mujer como hembra que pare y cuida a los de su especie.
Homenajeando, como pretendo con estas líneas a Isabel, hago memoria y a su vez rindo recuerdo y tributo de amor filial a mi señora madre a quien en vida le cuadraban adjetivos como abnegada, sacrificada, entregada, generosa, desprendida. O sea, cuidadora. Una señora madre que parió ocho hijos. Una niña que murió a poco de nacer y siete varones, a los que nos dio pecho, nos cuidó solícitamente, nos vistió y educó al alimón con nuestro padre en los valores del respeto, la honestidad, el sacrificio, la fraternidad y la caridad como buenos cristianos que fueron.
Siendo del todo cierto que madre no hay más que una, vemos que las hay que admiten distinta catalogación, valoración y estima. Me quedo con la mía. Y, cómo no, con Isabel Serna, en su papel de cuidadora, tan poco reconocido en estos tiempos tan loquinarios.
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