El independentismo recibe a Sánchez con protestas y desprecio a los indultos

Lejos han quedado los días en que Junqueras renegaba del indulto. «Se lo pueden meter por donde les quepa», dijo el exvicepresidente del gobierno catalán en una entrevista en 2019. Pero conforme han pasado los meses en prisión, y, sobre todo, se hacía más nítida la posibilidad de que el Gobierno les obsequie con la medida de gracia, Junqueras ha ido modulando su discurso hasta considerar, en una carta del pasado 7 de junio, que los indultos «son un gesto que pueden aliviar el conflicto» .

El ánimo de concordia, sin embargo, al exvicepresidente de la Generalitat le ha durado poco más de una semana. Ayer, en una entrevista en Catalunya Ràdio, presumió de que los indultos son «un triunfo». Pero no por contribuir a apaciguar los ánimos, sino «en el sentido que demuestra algunas de las debilidades de los aparatos del Estado». Lejos de disuadirles de su empeño secesionista, Junqueras dejó claro que los líderes del 'procés' fuera de prisión serán «más útiles» para trabajar por la secesión.

El exvicepresidente del Govern, al que el Supremo impuso 13 años de cárcel por sedición, secunda el relato difundido por el soberanismo. Esto es, que si Sánchez apuesta por los indultos no es por otro motivo que el miedo a que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo acabe dando la razón a los separatistas. Un correctivo de la justicia europea al Supremo sería menos doloroso con los presos indultados. A eso se refería Junqueras cuando ayer dijo que esta medida de gracia que prepara Sánchez sirve al Estado para protegerse. «Es evidente que cuando estas decisiones que han tomado algunos aparatos del Estado se confronten de forma efectiva con la justicia europea no resistirán esta confrontación», añadió Junqueras.

Con la continuación de la lucha, en este caso callejera, amenaza también el entorno de los Comités de Defensa de la República (CDR). De hecho, lejos de agradecer a Sánchez los indultos, el secesionismo más radical planea para hoy un recibimiento que deje claro que en «Cataluña no es bienvenido». Originalmente los comités pretendían pasar la noche de ayer en la calle para preparar las protestas de hoy, aunque a primera hora de la mañana una paz blindada por la Policía reinaba en las inmediaciones del Teatre del Liceu, donde tendrá lugar el acto en que, probablemente, Sánchez anuncie los indultos.

El Govern de Aragonès, por su parte, ha declinado también asistir al acto de este lunes al considerarlo propaganda. También el expresidente Quim Torra despreció su invitación en redes sociales. Por su parte, el fugado Carles Puigdemont, después de reunirse ayer en Waterloo con el vicepresidente de la Generalitat, Joan Puigneró, alimentó la teoría independentista sobre los indultos y afirmó que la medida de gracia se trata de un «autoindulto del estado». Dijo que Sánchez se ve «casi forzado» a darlos por miedo a «la decisión de la justicia europea».

Más contundente aún si cabe fue el presidente de Òmnium. En una entrevista en 'elnacional.cat', Jordi Cuixart dijo que la resolución del «conflicto» solo puede pasar por «la autodeterminación, la amnistía y el retorno» de fugados. «España se creía capaz de acabar con la disidencia política y la causa por la liberad de Cataluña, y no ha podido», añadió. Dejó claro que, en cuanto salgan de prisión, volverán a intentarlo. «Con el indulto no acaba nada», dijo. Más bien lo contrario: «la lucha continúa y persistiremos».