La zarzuela, la hija fea de la Generalitat
LA VIDA EN SOLFA
Aveces hay decisiones políticas que dan risa, por no decir pena. El ciclo «Òpera a Catalunya» ha vuelto a confiar en uno de los géneros músico-teatrales demostradamente más queridos por los catalanes, la zarzuela, un esfuerzo que se realiza con ... delicadeza al programar obras de autores catalanes para que los encargados de repartir la tarta de las subvenciones no se dejen llevar por impulsos casposos.
Pero no hay caso. Así como el resto de los títulos de la temporada vallesana pueden irse de gira hasta por diez ciudades del interior de Cataluña, la zarzuela que se estrena esta noche en el Teatre La Faràndula de Sabadell sólo viajará a Viladecans y Sant Cugat. ¿La razón? No hay subvención para la zarzuela por ser un género español. Pero sí hay dinero para la ópera italiana... El argumento de que Amadeu Vives es el compositor del título programado, de que se trata de un músico catalán que llevó este aclamado género lírico hasta cotas de excelencia y de que es el mismo que escribió «Doña Francisquita» -la zarzuela que ha programado después de dos décadas de ausencia el Liceu para el próximo mes de julio- no convenció a los políticos. No hay dinero para la zarzuela. De risa. ¿O de pena?
El caso es que, a pesar de todo, «Maruxa» regresa a la temporada catalana, y lo hace con las entradas casi agotadas y con un reparto de lujo encabezado por Maite Alberola, Elisa Vélez, Carles Daza y Marc Sala, con la dirección musical de Daniel Martínez Gil de Tejada y en una producción que firma Carles Ortiz, contando con el Cor Amics de l´Òpera de Sabadell y con la Simfònica del Vall_s en el foso. En Sabadell se realizarán dos funciones de esta «égloga lírica» (hoy y el domingo), mientras que en enero viajará a las dos localidades antes enunciadas.
Ambientada en Galicia y estrenada en el Teatro de La Zarzuela de Madrid en mayo de 1914 consiguiendo un triunfo nunca visto, «Maruxa» se montó por primera vez en Barcelona cuatro meses después de la premi_re madrileña llegando al Teatro Novedades con la buena estrella de su nacimiento incólume, para subir al escenario del Gran Teatre del Liceu dos años más tarde. Definitivamente eran otros tiempos: los prejuicios contra la zarzuela no se habían instaurado en la «catalanidad oficialista», porque entonces la sociedad local disfrutaba con ella. De poco sirvió ese Palau de la Música lleno hasta la bandera con una versión de concierto impresionante de «Doña Francisquita». No quiero pensar en que este disparate cultural tiene una raíz política. Sería demasiado triste. Confío en que la negativa de la conselleria de Cultura de subvencionar la gira de «Maruxa» se debe a razones estrictamente económicas... ¿Cambiaría el panorama si dicha conselleria tuviera otro color político? ¿A tanto llegaría la mezquindad de un dogma que, además, atenta contra la obra de un catalán universal?
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