La «república» desconecta de su president ausente

Fue difícil hallar un bar que retransmitiera la reaparición del exlíder de la Generalitat tras abandonar el país. En Cataluña no hay batzokis ni herriko tabernas y la inflamación social por el 155 no ha sido tal . En el Corte Inglés los televisores repetían la victoria del Gerona sobre el Real Madrid, la auténtica gesta en lo que va de procés. En el centro comercial de la Diagonal, la dependienta no cambiará el canal ni subirá el volumen de la única televisión que enfoca a Bélgica. Tampoco lo pedirán.

Y eso que TV3 se esforzó con un especial que avivaba la llama de Carles Puigdemont, ya despojado del cargo pero con un mapa de Europa como geolocalizador. «Gran expectación», decían los rótulos ante otro supuesto gobierno catalán en el exilio. Pero la indiferencia de obreros y repartidores en su tozuda realidad cotidiana anticipó el pinchazo informativo. «Puigdemont no es Tarradellas», retrató un taxista con ideas claras: «Yo lo que quiero es menos velas y la nevera llena».

En la plaza de la Concordia un jubilado al sol leía el periódico de papel. En portada: «Puigdemont busca amparo en Bélgica». En la terraza más concurrida las señoras tomaban café, todas de espaldas al televisor, por si acaso. Dentro, un muñeco de Halloween entre rejas será el único homenaje del día a «los jordis». Los sindicatos de funcionarios afirmaron no extrañar a nadie : «Normalidad en la administración catalana» tras el 155. 

En el debate previo de la cadena pública catalana, cuatro mujeres comentaristas hablaban del derecho de asilo y de Puigdemont y Assange;mientras, en La Sexta el exconsejero Santi Vila formulaba su candidatura para cambiar el rumbo de la vieja Convergència. TVE, a lo suyo: un programa de salud. También recetas culinarias contra la indigesta política.

Por fin un bar en Les Corts donde poder seguir al president ausente. En el «Fantastic» tres hombres alabarán entre cervezas y olivas la alocución multilingüe. El primer mensaje solidario del poble llano fue con los periodistas , hacinados: «Pobres, tienen cara de calor». La tabernera, china, abrió el debate al salir a escena Puigdemont: «¿Este es el que se ha escaspado (sic) a Bélgica?»

El president derrocado dibujó un Estado represor y en el bar se le recriminó: «¿Qué se piensa, que Europa no sabe lo que ha pasado?» . En la barra, dos preguntas::si volverá y si se presentará a las urnas. «Está diciendo que sí; no él, pero el partido», resumieron. «¿Ir allá para esto? Lo podía haber dicho aquí». Alguien reparó en el gesto emocionado de la exconsejera de Educación: «Es que me pasa lo que a ésta y no estoy ahí, me voy para Brasil y tirando para Guatemala, con el Dioni» . Otro terció: «Yo no saldría del baño».

Aún no había acabado el acto en Bruselas y llegó la hora de comer en Barcelona, a punto de las 13.30h.

–«¿Tú quieres la independencia o el fideguá?», preguntó uno. – «Yo, tortellini con jamón serrano, pero que sea serrano» .