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José García Domínguez - Punto de fuga

No hay naciones de naciones

Aunque el voluntarioso Sánchez semeje ignorarlo, la soberanía resulta que es como las madres: solo hay una; una y nada más que una

El postulante Pedro Sánchez se ha dejado caer por Barcelona para explicarnos que, a su siempre oportunista parecer, España se le antoja nación de naciones. Quién sabe, igual el almuerzo preferido de esa nada que nadea, el ecléctico Sánchez, es el salpicón de salpicones acompañado ... de una generosa guarnición de patatas de patatas. Y tampoco procede descartar que todas las mañanas corra a embutir sus largas piernas en un pantalón de pantalones. Sea como fuere, tan solemne bobada, la nación de naciones, tendría algún contenido semántico más allá de la simple claudicación retórica ante los secesionistas si la soberanía, que es el atributo primero que va asociado de modo indisoluble a la voz nación, se pudiera dividir en décimos y participaciones, tal como suele ser costumbre hacer con los boletos de la lotería de Navidad. Pero no es el caso. Aunque el voluntarioso Sánchez semeje ignorarlo, la soberanía resulta que es como las madres: solo hay una; una y nada más que una. Y de ahí que también la nación solo pueda ser una y nada más que una.

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